Para que un abrazo tenga un impacto químico en el cerebro tiene que durar al menos seis segundos. Los primeros dos segundos puede haber incluso una cierta resistencia o rechazo; durante el cuarto o quinto también, pero al llegar al sexto suele darse una especie de rendición amorosa que conecta, eleva los niveles de serotonina y produce un efecto calmante que disipa rencores, siempre que haya amor y éste venza al desprecio y al resentimiento.
Porque podemos poner todos un poquito de nuestra parte, comencemos por abrazar a nuestra pareja seis veces al día, pero que el abrazo dure al menos seis segundos, porque sólo así fundiremos nuestras emociones y nos libraremos de esos malos momentos que nos hace sentir la distancia física. Esa distancia física que huye del contacto, del acercamiento, y que tan mal nos sienta.
Dar un abrazo puede ser algo forzado, hasta que nos liberamos y dejamos fluir nuestros sentimientos. Un abrazo de verdad ayuda a mejorar la salud física y mental. Ahora más que nunca necesitamos querer y sentirnos queridos, pues andamos por un mundo que se me antoja desordenado emocionalmente, vivimos muy acelerados, y dejamos pasar momentos importantes sin apenas darnos cuenta.
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