viernes, 13 de mayo de 2011

¿PORQUE NO COMER PERROS?

Los perros son maravillosos, y en ciertos sentidos únicos. Pero son notablemente vulgares en sus capacidades intelectuales y experimentales. Los cerdos son igual de inteligentes y sensibles, sea cual sea la definición que demos a ambas palabras. No pueden saltar a la parte trasera de un Volvo, pero son capaces de ir a por algo, de correr y jugar, de ser traviesos y proporcionar afecto. En ese caso, ¿por qué no los dejamos que se aovillen frente al fuego? ¿Por qué no los salvamos, como mínimo, de arder en él?

Hay muchos y buenos libros sobre alimentación y animales como “Somos lo que comemos” del influyente filósofo Peter Singer, “Jaulas Vacías” de Tom Regan, “Otra manera de vivir. Cuando la comida importa” de Jane Goodall, pero a pesar de que es algo totalmente legal en cuarenta y cuatro estados de Norteamérica, comerse al «mejor amigo del hombre» es tan tabú como comerse al mejor algo humano de uno.

Ni siquiera los carnívoros más recalcitrantes comen perros. El libro “Comer animales” es el último en llegar, es fresco, muy ameno, impactante, basado en los nuevos descubrimientos de una persona ajena a este mundo y no deja en absoluto indiferente. En la entrevista que se cuelga, descucharemos parte del argumento eslabonado que enarbola el autor del libro, para entender las razones por las que se deberia evitar la elaboracion de suculentos manjares a base de cocinar carnes en la dieta diaria especificamente.

“No podemos justificar la ignorancia, sí la indiferencia. Soportamos la carga, pero también la suerte de vivir una época en la que la crítica contra la ganadería industrial va calando en la conciencia popular. Con el paso del tiempo, y con todo el derecho, se nos podrá proponer la siguiente pregunta: y vosotros, ¿qué hicisteis cuando supisteis la verdad sobre el hecho de comer animales?”
Jonathan Safran Foer

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