miércoles, 6 de julio de 2011

LA VISIÓN DE EZEQUIEL



Nada mejor que dar una mirada más profunda al tema. No es suficiente ni intelectualmente válido el sólo reírse en la cara de las personas que toman las escrituras religiosas como relatos de contactos con extraterrestres. Comencemos con un texto sacado directamente del Antiguo Testamento de la Biblia, Ezequiel. Si tiene usted un ejemplar del libro con mayores impresiones en la historia de la Humanidad, la puede cotejar por sí mismo, y no se sorprenda si su versión es un poco diferente de la que presentaré (1).

Pues bien, volvamos a Ezequiel, y regresemos aproximadamente dos mil 600 años, cuando los hebreos habían sido subyugados por el rey babilónico Nabucodonosor. Probablemente en el exilio, el profeta Ezequiel tuvo una impresionante visión de Dios, aún más impresionante que lo normal para las visiones religiosas, porque como vemos muchos la entienden como un avistamiento OVNI antes de Cristo, incluyendo una descripción de un vehículo avanzado y un contacto con su(s) tripulante(s):  “Yo (Ezequiel) vi lo siguiente: Del lado norte soplaba un fuerte viento. Fue entonces que vi una gran nube y un torbellino de fuego. Había claridad en torno a la nube y, en el centro, un brillo fulgurante, a la manera de un fuego. De en medio de la nube surgió algo parecido a cuatro animales, y cada uno semejaba también una forma humana. Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas. Sus piernas eran rectas y sus cascos parecían cascos de buey, sólo que eran brillantes como el bronce pulido.

(…) En medio de los animales había una cosa parecida a brasas encendidas, quemándose como antorchas. Ese fuego se movía entre los cuatro animales, era brillante, y de él salían relámpagos (…). Observando, vi una rueda en el suelo, al lado de cada uno de los cuatro animales. En su aspecto y estructura, las ruedas tenían el brillo del topacio. La forma de una era la forma de las cuatro; el aspecto y estructura de ellas era como si una rueda estuviese en medio de la otra. Rodaban para los cuatro lados sin necesidad de girar. El aro de ellas era muy grande y estaba lleno de ojos a todo su derredor. Y así, las cuatro ruedas. Por encima de la cabeza de los animales había una cosa parecida a una cúpula de cristal brillante, extendida por encima de la cabeza de los animales. Bajo la cúpula, sus alas daban vueltas una sobre la otra, y cada animal tenía sus alas cubriéndole el cuerpo. El barullo de sus alas, que yo escuché, parecía el estruendo de las aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso.

“(…) Se escuchó un estruendo. Por encima de la cúpula que estaba en la cabeza de los animales había algo parecido a una piedra de zafiro, en forma de trono; y en ella, bien en lo alto, algo parecido a un ser humano. Vi detrás de él una cosa como un brillo chispeante, parecido al fuego, muy junto a él. De eso que parecía ser la cintura de la tapa, y también por debajo, había algo brillante como el fuego, en toda la vuelta. Ese brillo en torno a él parecía un arcoiris, que aparece en las nubes en días de lluvia. Era la apariencia visible de la gloria de Yahvé. Cuando la vi, caí de inmediato con el rostro hacia el suelo, y oí la voz de alguien que hablaba conmigo”. Ezequiel, (1:4-28)

Después de haber sido introducida la idea de que este párrafo describe un contacto con una nave espacial, y como algunos pasajes más extraños fueron convenientemente omitidos (aunque nada fue modificado), es realmente tentador imaginar que Ezequiel vio una nave espacial descendiendo a la Tierra y que él intentó, con sus palabras y conceptos, describirla de la mejor forma que podía.  No sorprende que el mayor divulgador de tal interpretación fuera Erich von Däniken, en su best-seller mundial “Recuerdos del futuro” (“Chariots of the Gods”, 1968). Después de leer el libro, un diseñador de la NASA, Josef Blumrich, le dio una segunda ojeada al Antiguo Testamento y, según él, si bien inicialmente pretendía hacer una revisión escéptica, terminó por ver descripciones técnicas en detalle de una nave espacial avanzada.

Luego, Blumrich publicó en 1973 el libro “The spaceships of Ezequiel (editado en castellano como “Ezequiel vio una nave extraterrestre”), en donde da forma a las descripciones de Ezequiel como sería de esperar que hiciera un ex diseñador de la NASA (2). Las “piernas rectas” serían amortiguadores hidráulicos. La “rueda en medio de otra” que vienen mistificando muchos a lo largo de los siglos serían ruedas compuestas de segmentos independientes que permitirían movimientos en todas direcciones, inclusive en ángulo recto (algo que ayudaría a mucha gente a estacionar el coche). Las alas de los “cuatro animales” serían rotores, que controlarían y al mismo tiempo se aprovecharían para descender, y así sucesivamente. Ezequiel habría visto una nave espacial que combinaba tanto elementos para un viaje a reacción en el espacio vacío como rotores para viajar en la atmósfera del planeta y ruedas especiales para la locomoción en tierra


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