viernes, 26 de agosto de 2011

EN 3D ES DIFICIL DETECTAR A LOS EXTRATERRESTRES



¿Son los extraterrestres invisibles para nosotros? Samuel Nussinov de la Universidad de Tel Aviv en Israel, se hizo la misma pregunta y realmente ha hecho la búsqueda de inteligencia extraterrestre un poco más fácil. Con la suposición de que una raza alienígena lo suficientemente avanzada esté estudiando los cielos, también observando exoplanetas que orbitan otras estrellas, pueden estar usando el mismo método de tránsito que nosotros usamos para detectar exoplanetas. Por tanto, parece razonable que ET sólo será capaz de detectar la Tierra si ésta pasa por delante del Sol, atenuando de esta forma la luz ligeramente de forma que nuestros vecinos puedan vernos.

Si este es el caso, parece altamente probable que ninguna raza alienígena nos detecte salvo que estén situados en un estrecho ángulo a lo largo del plano de la eclíptica de nuestro Sistema Solar. Por lo que, si queremos contactar con una raza alienígena, tal vez deberíamos enviar señales a exoplanetas similares a la Tierra que estén situados a lo largo de la eclíptica.

Aunque la Tierra sólo pasa frente al disco solar 13 horas aproximadamente cada año (visto por un observador lejano), nuestra estrella parecerá atenuarse ligeramente, permitiendo a ET vernos. También hay que tener en cuenta los distintos tránsitos de los planetas del Sistema Solar interior, y nuestros observadores verán que hay algunos posibles “exoplanetas” rocosos habitables a los que transmitir. Si nosotros ya estamos transmitiendo, podemos intercambiar información.

Según apunta Martin Rees, uno de los mejores cosmólogos del mundo, Astrónomo de la Reina de Inglaterra y presidente de la prestigiosa Royal Society británica, la vida alienígena (de estar presente entre nosotros) no podríamos detectarla. «Podríamos tenerlos ante nuestras propias narices y no reconocerlos -dijo Rees durante una conferencia en la Academia Nacional de Ciencias (NAS) norteamericana-.

El problema es que nosotros buscamos algo que se nos parezca mucho, y asuminos que por lo menos manejarán unas matemáticas y una tecnología similares a las nuestras».
Sin embargo, las cosas podrían no ser así en absoluto. Rees, que cree firmemente en la posibilidad de que haya vida fuera de la Tierra, dijo que «sospecho que podría existir vida e inteligencia ahí fuera bajo formas que nosotros no podemos concebir, del mismo modo en que los chimpancés no pueden entender la Física Cuántica, ellos podrían tener y manejar aspectos de la realidad que estén más allá de la capacidad de nuestros cerebros».

Ahí queda eso. Para el eminente científico británico, tampoco queda nada claro si el eventual descubrimiento de seres extraterrestres deambulando a sus anchas por la nuestro planeta causaría una oleada general de pánico o si, por el contrario, sería un motivo de alegría para los terrícolas. Podríamos tenerlos ante nuestras propias narices y no reconocerlos.

Un escudo de radiaciones: Recordemos que, en una reciente conferencia, Frank Drake, otro de los nombres más conocidos de la astronomía y fundador del programa SETI para la búsqueda de inteligencia extraterrestre, lanzó la idea de que la «revolución digital» en que vive la Humanidad nos habría vuelto prácticamente indetectables para hipotéticas inteligencias alienígenas que estuvieran escrutando nuestro Sistema Solar. ¿El motivo? Llevamos más de medio siglo lanzando ondas de TV y de radio al espacio y la Tierra, hoy, está rodeada por completo de un «escudo» de 50 años luz de diámetro, hecho de radiaciones procedentes de la TV analógica, la radio y los radares.

Pero la tecnología digital es harina de otro costal y sus emisiones, mucho más débiles, no son capaces de transmitirse a esas distancias. Motivo por el cual, ante los ojos de un observador externo que buscara señales de radio, seríamos prácticamente invisibles. Nuestra presencia sería indetectable para cualquier inteligencia que se parara a estudiar nuestro mundo.

Así, pues, están las cosas con respecto a los extraterrestres. O bien somos invisibles para ellos y sus sofisticados instrumentos (como sostiene Drake), o bien (como sospecha Rees), los tenemos ya paseándose entre nosotros bajo formas que ni siquiera somos capaces de imaginar.

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