miércoles, 5 de octubre de 2011

LOS HIJOS DE LAS SOMBRAS

 



 Esto que voy a relatar es algo que pasó antes de la creación del hombre, antes de la creación de las especies más evolucionadas de la galaxia, cuando la materia aun no era materia, y la creación del “Do” iniciaba su segunda y tercera octava. Sepan que este conocimiento no es público, no está en los libros, no está de forma literal en la filosofía y textos sagrados. Pero está sin embargo en forma codificada, y es conocido desde tiempos inmemoriales cuando los primeros humanos tuvieron acceso a la consciencia del ser y a la fuente. Fue resguardado de generación en generación en el lugar más seguro que existe, el Ser mismo. Grandes seres como Leonardo da Vinci (Leonardo di ser Piero da Vinci), Paracelso (Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim) y Nostradamus (Michel de Nôtre-Dame), conocían esta historia y trataban de salvaguardar su conocimiento, ocultándolo con distintos códigos, para que no sean interpretados correctamente por aquellos oscuros que pudieran utilizarlos a su favor, porque la energía se perdía en descifrar el código y no en la interpretación del conocimiento. Veremos pues, la historia misma de los ejecutores del acto del mal. Los hijos de las sombras.

Me gustaría primeramente ampliar un poco el concepto de octava. En los artículos el secreto de las octavas (I) y el secreto de las octavas (II), traté de explicar de la forma más sencilla posible, qué era una octava y cómo funcionaba. Para ello utilicé lo más común que se usa como analogía para este fin que son las notas musicales y la onda senoidal. Dije que las notas representaban energías y la onda el desplazamiento de la octava.

Ahora ampliaremos la interpretación de la misma de una forma más real y no tan gráfica. Comparé a las octavas con los fractales, objetos semigeométricos cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. Una octava es muy similar a este concepto, las siete notas (energías) que la componen pueden considerarse planos dimensionales o caras de un cuerpo, que según la ubicación espacio-temporal que adopten, forman una u otra realidad, objeto o situación. La forma en que se desplazan que describí en su momento como onda senoidal, es la interpretación tridimensional en dos planos de su desplazamiento en nuestra realidad subjetiva.

La octava siempre se desplaza en un plano o dimensión más desde la que se encuentra. O sea que en la realidad tridimensional, que sería en nuestro caso, su desplazamiento es en cuatro planos a la vez, y sería más parecido a un tirabuzón o un vórtice en espiral, en movimiento de traslación sobre su eje. El choque entre las notas (si-do) y (fa-mi) para mantener su curso serían reajustes en sus planos o caras para que mantenga su forma y no cambie su estado. Como ejemplo tomemos la fusión nuclear, donde al unirse dos átomos de hidrógeno (H) se transforma en uno de helio (He) al fusionarse entre sí. Pasando de tener un electrón, un protón y un neutrón, a tener dos electrones dos protones y dos neutrones.

Los choques evitarían que esto suceda, y que el hidrógeno se mantenga estable como hidrógeno, al disminuir la presión y desviar la trayectoria de colisión. Cada vez que la octava se aleja de su punto de inicio, se desplaza con una dimensión menor a la inicial, o sea que no es lo mismo la primera octava de creación que la cuarta, pues tiene (x) dimensiones menos por donde desplazarse. Tengan en cuenta que para entender bien el proceso tendríamos que tener cuatro dimensiones más, o sea siete como mínimo, una por cada plano o cara.

La octava nota (do) y primera de la siguiente octava, logra el enlace con (si) compartiendo un plano o cara, como la unión covalente de los átomos para formar una molécula. Si existiera una física dimensional podríamos llamar a todo esto “estudio de la física dimensional de la octava”. Tengan presente que lo que voy a relatar a continuación aunque use analogías, se basa en lo que acabo de explicar, energías, planos, espacio y movimiento dimensional de la mente del “Do”.

Cuando en la segunda octava descendente de creación los Logos comenzaron la creación de la materia, la octava que llamaré desde ahora “clave de Do” (cDo), necesitó dos choques para acomodar sus planos para que se adaptara a la pérdida de dimensiones por su alejamiento del “Do”. Estos fueron corregidos satisfactoriamente con el cuerpo de enlace (espíritu) del Logo con el “Do”, el “espíritu santo” nombrado por la religión católica, choque (do-si), y con la creación de otra vida consciente, los Demiurgos, choque (fa-mi).

Cuando el Demiurgo correspondiente a nuestra realidad tenía nuevamente que acomodar la (cDo) a los nuevos parámetros dimensionales para que prosiguiera su curso, repitiendo el esquema de creación con los dos choques correspondientes, el de voluntad (espíritu) cuerpo de enlace con el Logo, y el del amor (vida consciente), comete el error en el segundo choque (fa-mi) atrapando al ser en la materia en vez de crear una nueva vida consciente, el homosapien, que luego fue creado por los demiurgos que desde ahora llamaré “dioses” para identificarlos.

Como el Demiurgo no se perdonó el error cometido, que es el primer acto consciente de todo Ser, intenta solucionarlo creando otra vida consciente, los “daimon” (inspiración espiritual o pensamiento creador) pero ya era demasiado tarde porque la (cDo) se había interrumpido dando comienzo a una nueva “clave de Do” llamada “clave de Fa” porque comenzó en el intervalo (fa-mi). Esta octava paralela se inició con (x) dimensiones menos que la inicial por consiguiente su vida consciente, digamos, que no tiene la misma “genética” que la (cDo) inicial.

La genética de la (cFa) es significativamente inferior. Los seres creados por el Demiurgo son sombras de los seres creados por el “Do” porque no provienen de la energía inicial creadora, la luz del “Do”, sino de su reflejo o sombra. Su evolución es diferente, su composición es diferente, sus intereses son diferentes, su energía es diferente. La forma de enlace con la materia en el momento de la concepción es igual a la descripta en la unidad de carbono, con la diferencia que el “ser” enlazado es hijo del Demiurgo. Todos los hijos concebidos por estos seres darán como resultado por lo general enlaces del mismo tipo, con determinadas y específicas excepciones para uno y otro lado que no veremos ahora.

Estos hijos de las sombras no tienen el cuerpo de enlace espíritu ni tienen la posibilidad de formarlo en esta existencia. Solo tienen el cuerpo de enlace alma enlazando un incipiente centro emocional con el ego. Son naturalmente oscuros, malvados, siniestros, entidades sin sentimientos. Se alimentan con las emociones violentas porque tienen un protocentro emocional en formación que solo reacciona a los bajos instintos. No tienen centro espiritual y tienen un muy limitado y atrofiado centro intelectual, sin embargo tienen muy desarrollado el centro instintivo y procesan casi todo con el centro motor. Su ego es tan grande que ocupa toda la esfera de “inconsciencia”, porque en su interior no hay nada que se pueda enlazar.

Nosotros los vemos como humanos pero no lo son, son los hijos de las sombras y no hay manera de cambiar su naturaleza. Son asesinos, violadores, pedófilos, psicópatas violentos sin escrúpulos que disfrutan de sus actos de maldad porque se alimentan de ellos, son “demonios” encarnados y los oscuros (amos) los utilizan como ejecutores para conseguir la energía del miedo. Su existencia se condiciona a la existencia de esta realidad, por eso dije en el artículo la luz del Do que “Los demiurgos y los oscuros sin embargo, hacen todo lo posible para que esto no se lleve a cabo, pues está en juego su existencia misma, por algo que no explicaré ahora en detalle pero digamos que hay “seres” cuyo nacimiento fue consecuencia del error del “perdón” del Demiurgo y le pertenecen a él.”

Dentro de este panorama caótico y desolador, el Demiurgo intenta equilibrar el desorden hasta la próxima inflexión, dando paso a seres de luz que guíen y protejan al Ser atrapado en la materia, estos “ángeles de la guarda” o “protectores” tienen la misión de acompañar al “ser” asociado a la unidad de carbono mientras se encuentre en la materia de esta realidad subjetiva, para resguardarlo de determinadas “retroalimentaciones” de su ego y el de los demás que puedan perjudicar su estado.

La unidad de carbono no está exenta de los actos del mal de los hijos de las sombras, pero puede tratar de evitarlos tratando de no entrar en su universo. La forma de ingresar a su mundo es a través del miedo que ellos mismos provocan. Si usted no teme y no se “engancha” con la energía producida por ellos, tiene una posibilidad de evitarlos. Uno vive en el universo que genera por proyección holocuántica.

Mantenga su (cDo) particular en línea con el “Do” para no entrar en la (cFa) de los hijos de las sombras, e invoque a los protectores, y estará relativamente protegido de su influencia, por lo menos hasta que llegue la cosecha y entremos en nuestra correspondiente y particular clave de Fa. O mejor dicho la octava del quinto Sol, la quinta octava descendente de creación, la “clave de sol”…(mi → inflexión=creación del nuevo hombre → fa → cosecha=separación de (cFa) → sol=do nueva octava (cSol). La tercera energía manifestada. ¿Cuándo sucederá? Cuando se alcance la masa crítica necesaria para la inflexión, y nosotros somos los responsables de lograrlo porque somos los hijos de la luz.

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