Los síntomas emocionales y conductuales que pueden acompañar a un exceso de estrés incluyen nerviosismo, ansiedad, cambios en los hábitos alimenticios incluyendo comer en exceso, pérdida de entusiasmo o energía, y cambios de humor. Por supuesto, ninguno de estos signos o síntomas significa con certeza que existe un nivel de estrés elevado, ya que todos estos síntomas pueden ser causados por otros síntomas médicos y / o trastornos psicológicos.


También se sabe que las personas bajo estrés tienen una mayor tendencia a involucrarse en conductas no saludables, como el uso excesivo o abuso de alcohol, y drogas, consumo de cigarrillos, y haciendo elecciones alimenticias pobres, que sus contrapartes menos. Estos comportamientos no saludables pueden incrementar aún más la gravedad de los síntomas relacionados con el estrés, a menudo conduce a un círculo vicioso “de los síntomas y conductas no saludables.

La experiencia del estrés está muy individualizada. Lo que constituye un estrés abrumador para una persona no puede ser percibido como  estrés para otra. Del mismo modo, los síntomas y signos de estrés mal manejado serán diferentes para cada persona.

¿Quién es más vulnerable al estrés?

El estrés viene de muchas formas y afecta a personas de todas las edades y todos los ámbitos de la vida. No existen normas externas que se pueden aplicar para predecir los niveles de estrés en cada personas – unos necesitan tener un trabajo estresante a padecer el estrés por un trabajo más relajado, al igual que el padre de un niño puede experimentar el estrés parental más que un padre de varios hijos.

El grado de estrés en nuestra vida depende en gran medida de los factores individuales tales como nuestra salud física, la calidad de nuestras relaciones interpersonales, el número de compromisos y responsabilidades que llevamos, el grado de “dependencia de los demás sobre nosotros, las expectativas de nosotros, la cantidad de apoyo que recibimos de los demás, y el número de cambios o acontecimientos traumáticos que han ocurrido recientemente en nuestras vidas.

Algunas generalizaciones, sin embargo, se pueden hacer. Las personas con suficientes redes de apoyo social reportan menos estrés y una mejora general de la salud mental en comparación con aquellos sin los adecuados contactos sociales. Las personas que están mal alimentados, que reciben un sueño inadecuado o que son físicamente enfermas también tienen una menor capacidad para manejar las presiones y tensiones de la vida cotidiana y puede reportar mayores niveles de estrés.

Algunos factores del estrés se asocian particularmente a ciertos grupos de edad o etapas de la vida. Niños, adolescentes, padres que trabajan, y personas de edad avanzada son ejemplos de los grupos que se enfrentan a menudo los factores estresantes comunes relacionados con transiciones de la vida.

El mejor consejo para combatir el estrés es ser cociente de que está ahí, conforme empieces a ser consciente de ello podrás tomar medidas. Por ejemplo la meditación o simples técnicas de relajación son suficientes para quitar el estrés acumulado del día a día.