Por Adan Salazar / Infowars
Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
“Todo el mundo es culpable hasta que demuestre lo contrario”
El cuerpo de policía de una ciudad canadiense se prepara para solicitar muestras de sangre a todos los residentes, en un esfuerzo para acabar una novela de misterio que va para dos meses sin resolver.
Funcionarios de la policía de Windsor, Ontario, están llamando a las puertas de sus vecinos, en un barrido casa por casa que busca la extracción voluntaria de ADN de los residentes, tras el asesinato de Cassandra Kaake; una madre embarazada de 31 años, cuyo cadáver fue encontrado el 11 de diciembre entre las cenizas de una casa totalmente destruída por el fuego.
Luego de semanas de investigación que no produjeron resultados, los investigadores ahora dependen de una técnica conocida como “blooding”, a partir de la cual pretenden armar una lista de sospechosos potenciales. “Por ejemplo, preguntan por el vehículo que tienen, de dónde es su matrícula, si la casa es propia o alquilada y cuánto tiempo han vivido allí”, informa The National Post; agregando que la pregunta final es si estarían dispuestos a proporcionar una muestra de sangre.
La policía afirma que ya 500 residentes han aceptado que investiguen su ADN. “La respuesta ha sido tremenda. Sabemos que la comunidad es muy colaboradora y estimamos su cooperación”, afirma el sargento Mateo D’Asti, agregando que “toda la comunidad se muestra solidaria con la familia de la víctima”.
Sin embargo, algunos activistas de los derechos civiles consideran que la justificación de “culpable hasta que se demuestre lo contrario” es una grave violación de la privacidad. “La extracción de una muestra de ADN sin una orden judicial es preocupante. Es totalmente coercitiva “, expresó el director ejecutivo y consejero general de la Asociación Canadiense de Libertades Civiles, Sukanya Pillay. “No hay garantía de que, por medio de barridos de ADN, se vaya a descubrir al asesino; tampoco hay garantías de que no sea una potencial violación de la privacidad y la legalidad”, agregó Pillay.
El informe del Post detalla otros dos casos en los cuales el “blooding” ayudó a encontrar al asesino de una persona, y uno en el que falló; delineando un patrón de abuso flagrante de los derechos civiles que se remonta hasta un caso de asesinato en 2003. En los últimos años, las policías canadienses han rebasado frecuentemente los límites de la privacidad, de acuerdo con el Post:
En el 2011, taxistas de Prince George, Columbia Británica, protestaron porque más de 100 conductores fueron presionados por la Real Policía Montada para que aportaran muestras de ADN en una investigación sobre mujeres desaparecidas y asesinadas a lo largo de una carretera.
El año pasado, la policía provincial de Ontario recibió fuertes críticas por perfil racial de un barrido de ADN para resolver un caso de asalto sexual. A decenas de trabajadores inmigrantes se les pidió muestras de ADN, a pesar de que su color de piel no coincidía con la descripción del sospechoso.
En el caso actual, la policía asegura que el barrido es absolutamente “imparcial” y necesario. “No estamos tratando de pasar por alto la legislación, ni nada por el estilo. Simplemente somos policías que realizamos una investigación para dar con un asesino”, sostiene el sargento D’Asti.
Pero considerar delincuentes a todos, es admitir deficiencias en el trabajo de los investigadores. Además, cualquier persona que se niegue a dar una muestra sobre la base de defender sus derechos civiles y se convierte instantáneamente en sospechosa y, en consecuencia, tendrá de demostrar su inocencia.
La violación de la intimidad personal encaja con un escandaloso incidente que tuvo lugar en Michigan el año pasado, cuando todo el pueblo de Armada se convirtió en un punto de control, y cada conductor fue detenido, interrogado y marcado con una “X” antes de que pudiera continuar su camino.
El barrido de puerta a puerta planificado en Windsor recuerda acciones anticonstitucionales ocurridas en EEUU tras el atentado del maratón de Boston, cuando la policía tomó por asalto el suburbio de Watertown, y a punta de pistola desalojó a los residentes de sus casas, ocasionando destrozos en sus propiedades mientras buscaban evidencias que les condujeran hasta algún sospechoso.
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