jueves, 12 de febrero de 2015

Swissleak: Pozo negro de corrupción mundial en la que nos encontramos

Por Tony fernandez  / Conjugando adjetivos
El domingo, los medios de noticias internacionales The Guardian y Le Monde, en colaboración con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), publicaron artículos analizando los archivos filtrados que muestran que el HSBC, el mayor banco de Europa, funcionó durante años como una firma de la evasión fiscal y lavado de dinero.
Estos hechos llevan años estando en posesión de los reguladores financieros internacionales y los gobiernos de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos. Ni el banco, ni sus ejecutivos, ni ninguno de los clientes que utilizan sus servicios para esquivar los impuestos han sido perseguidos penalmente.
Nadie debe creer que HSBC es la única aberración; no hay duda de que prácticas similares se llevan a cabo por las principales instituciones financieras internacionales. Los archivos del HSBC han descubierto un pozo negro de corrupción, delincuencia y una colusión que impregna todo el sistema capitalista y a los gobiernos que lo defienden.
Las revelaciones sobre el HSBC son sólo el último de una serie de escándalos que involucran a prácticamente todas las grandes instituciones financieras. Estos han incluido la venta fraudulenta de valores respaldados por hipotecas subprime, embargos ilegales, fraude en las materias primas y la manipulación de la tasa LIBOR y los puntos de referencia internacionales de divisas.
HSBC es una de las instituciones cuya codicia y caos sumió al mundo en una crisis en 2008 de la que nunca se ha recuperado, costó millones de puestos de trabajo y lanzó una ola de austeridad en todo el mundo que implicó la radical reducción de los salarios de los trabajadores.
La lista de personas que utilizan los servicios del HSBC incluye ejecutivos de grandes corporaciones, recaudadores de fondos y de los principales donantes a los partidos políticos estadounidenses, británicos y australianos y políticos de al menos 17 países.
El rastro del dinero sucio llega tan alto como el ex presidente estadounidense Bill Clinton. El magnate británico Richard Caring, que llegó a sacar más de cinco millones de francos suizos en efectivo del banco, donó un millón de dólares a la fundación de Clinton de su cuenta bancaria en Suiza.
El informe de la ICIJ señala que un mes antes de realizar su donación, Caring “financió un  espectáculo en el Palacio de Invierno Catalina la Grande en San Petersburgo con champán y caviar,  donde asistieron 450 personas, entretenidas por Sir Elton John y Tina Turner donde Bill Clinton fue el anfitrión”.
Asimismo, señala que Charles Barrington Goode, un importante recaudador de fondos para el Partido Liberal y presidente del banco ANZ, una de las mayores instituciones financieras de Australia, tuvo una cuenta en el banco con un nombre falso durante tres décadas.
Además de los hombres de negocios “legítimos” y los políticos de alto rango, los servicios de HSBC fueron utilizados por los narcotraficantes, contrabandistas de armas y traficantes de “diamantes de sangre”. Con la revisión de los informes, es imposible determinar dónde el mundo del hampa termina y la clase dominante de banqueros y ejecutivos de las corporaciones y los testaferros de los millonarios políticos comienza.
Si bien no hay ejecutivos bancarios o clientes ricos que hayan sido procesados, la única persona fuera de este marasmo de criminalidad que se enfrenta a graves consecuencias legales es el informante que los expuso.
En 2009, un empleado técnico del HSBC llamado Hervé Falciani dio cuenta de que el banco privado HSBC estaba realizando una operación de evasión fiscal enorme y comenzó a recoger información para proporcionársela a las autoridades suizas, que no mostraron interés.
Posteriormente envió los archivos apuntando a fraude fiscal por unas 130.000 personas a la policía francesa, que los compartieron con otros gobiernos, incluido el de Gran Bretaña y España. Falciani ya ha sido acusado de violar las leyes de secreto bancario de Suiza y de espionaje industrial.
En 2010, la entonces ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, proporcionó una lista de 2.000 supuestos evasores de impuestos en el gobierno griego, y la lista posteriormente pasó a manos de los editores de revistas griegos que la publicó. Posteriormente fueron acusados, y declarados no culpables, de violar las leyes de privacidad.
Una parte de los archivos acumulados por Falciani se encuentra en poder de Le Monde y que compartida con el ICIJ y otros periódicos. Los archivos cubren unas 30.000 cuentas de haberes de cerca de  120 mil millones de dólares en activos. Recientemente, el Confidencial publicó la lista de los integrantes españoles. En el Reino Unido, más de 3.000 personas se han investigado en base a los archivos de Falciani, pero el gobierno no ha presentado cargos contra ninguno de ellos.
Tal vez sea el mayor encubrimiento que se ha llevado a cabo en Estados Unidos, donde en 2012 el Departamento de Justicia acordó el pago de 1200 millones de dólares “por enjuiciamiento diferido” con el HSBC por cargos de lavado de dinero de los cárteles mexicanos de la droga, sin mencionar el hecho de que el gobierno de los EE.UU. tenía pruebas de que el banco ayudó a sus clientes a evadir impuestos.
Uno de los principales arquitectos del acuerdo con el HSBC, Loretta Lynch, en ese momento fiscal federal para el Distrito Este de Nueva York, es ahora la candidata del gobierno de Obama para sustituir a Eric Holder como Fiscal General. El Reverendo Señor Stephen Green, presidente ejecutivo del HSBC durante el periodo cubierto por los archivos, fue posteriormente nombrado ministro de Estado del Reino Unido para el comercio y la inversión.
El Partido Laborista británico, que estaba en el poder en el momento en que miles de miembros de la clase dominante británica utilizaban el HSBC para esquivar sus impuestos, declaró: “Lo que es realmente sorprendente es que [los funcionarios de UK] han sido plenamente conscientes de estas prácticas desde 2010, pero desde entonces muy poco se ha hecho”.
Las revelaciones son especialmente llamativas en la bajeza y la criminalidad que representan. Gran parte de estas personas, que se han hecho millonarias no se sabe bien como, son los que se han dedicado a reducir los salarios de trabajadores, las pensiones de los ancianos y privatizar los activos públicos. ¿Realmente necesitan hacer trampa en sus impuestos también? ¿Es realmente necesario, como la documentación detalla, el contrabando de “ladrillos” de dinero en efectivo en algunos casos por valor de millones de dólares?
Para la élite financiera mundial, la línea de “legitimidad” en la actividad empresarial y las donaciones políticas, por un lado, y el fraude, el robo y el soborno en el otro, no existe. La sociedad capitalista está dirigida por ladrones y criminales, que ven la ley como un inconveniente menor. En las palabras inmortales de Leona Helmsley, “Sólo la gente pequeña paga impuestos”.

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