Una serie de chocantes artículos olvidados durante décadas, revelan detalles de como en la década de 1960 grandes compañías como Halliburton & Co. ya usaban técnicas de fracking para eliminar residuos radiactivos.
Actualmente el fracking o fracturación hidráulica, es una técnica ampliamente empleada para posibilitar la extracción de gas y petróleo del subsuelo y ha permitido el desarrollo del petróleo de esquisto en EEUU.
(Wikipedia) El procedimiento consiste en la perforación de un pozo vertical en el cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, a más de 2500 metros de profundidad, se gira el taladro 90° en sentido horizontal y se continúa perforando entre 1000 y 3000 m de longitud; a continuación se inyecta en el terreno agua a presión mezclada con algún material apuntalante y químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores a 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, lo cual favorece la creación de canales para que fluyan los hidrocarburos.
Esta técnica industrial se ha convertido en una práctica extremadamente controvertida, pues implica la inyección de compuestos tóxicos y potencialmente cancerígenos en el subsuelo, que pueden contaminar los acuíferos y la tierra y provocar seísmos.
Pero parece que esta contaminación química es un juego de niños si la comparamos con el uso que se le ha llegado a dar en otras ocasiones (y quizás también actualmente).
La web Truthstream ha descubierto varios informes periodísticos publicados desde la primavera de 1964, en periódicos como el Great Bend Tribune, Warren Times-Mirror, Lubbock Avalanche Journal, San Antonio Express News, Denton Record Chronicle, Dixon Evening Telegraph y San Bernardino County Sun.
En ellos se revelaban las técnicas aplicadas para deshacerse de los residuos radiactivos de la central nuclear de Oak Ridge, prácticas aprobadas por la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos.
Los reportajes revelan que los residuos nucleares se enterraban en las cavidades generadas mediante fracking, utilizando una técnica que mezclaba los residuos atómicos con lechada de cemento; la técnica fue desarrollada por Halliburton & Co, en colaboración con la empresa Dow Chemical y la Union Carbide Corporation, (gestora de varias centrales nucleares y causante del desastre en una de sus plantas químicas en Bophal, India, que provocó la muerte por intoxicación de 20.000 personas y que afectó a más de 600.000 personas, 150.000 de las cuales sufrieron graves secuelas).
Curiosamente, la utilización de fracking para enterrar residuos nucleares era vendido en los anteriormente mencionados medios de comunicación como “una técnica innovadora y cuya plena seguridad y fiabilidad estaba garantizada científicamente” (¿cuántas veces habremos escuchado o leído estos mismos argumentos?)
Uno de los artículos de 1969, publicado en el San Bernardino County Sun, llega a afirmar que: “los residuos radiactivos de bajo nivel son un material que puede verterse en los ríos y en los lagos o liberarse a la atmósfera debido a que su nivel de radiactividad es tan bajo, que no presenta peligro alguno ni para el entorno ni para el ser humano”
La frecuencia con la que se usó este procedimiento en otras instalaciones de EEUU desde entonces, no está del todo clara, aunque varios informes parecerían indicar que la práctica continuó y que no existen indicios de que se haya dejado de aplicar.
Se sabe que muchos de esos pozos, fueron olvidados, abandonados y se perdió su pista (más de 100.000 según algunas estimaciones), pues no ha quedado constancia de ellos en los registros de los reguladores, de lo que se puede concluir que se ha perdido la pista de centenares de toneladas de residuos radiactivos en el subsuelo.
Otro ejemplo de ello, lo ofreció una investigación de The Associated Press, que descubrió en 2011 que 48 de 65 plantas nucleares en Estados Unidos tenían fugas de tritio, una forma radiactiva del hidrógeno, que se filtraba en los suministros de agua subterránea a través de tuberías corroídas y túneles.
El ingeniero Mario Salazar, que trabajó como experto técnico durante 25 años en el programa de inyección subterránea de la Agencia de Protección Ambiental en Washington, ha declarado algo muy significativo sobre cómo los residuos nucleares y los contaminantes industriales en general están siendo manipulados sin conocimiento del público:
“Entre 10 a 100 años vamos a descubrir que la mayor parte de nuestra agua subterránea está contaminada. Mucha gente va a enfermar y mucha gente puede morir”
Si esto sucede en EEUU, es muy posible que también suceda en otros lugares del planeta, pues la desvergüenza y la inconciencia de las grandes industrias a la hora de defender sus beneficios por encima de la salud de los ciudadanos o de la seguridad del medio ambiente, no conoce fronteras.
Este artículo también representa una advertencia para todos aquellos pueblos, comarcas, regiones o naciones a las cuales se las haya intentado engañar sobre los beneficios y la inocuidad de la fracturación hidráulica o Fracking.
¿Quién asegurará que no se repetirán estas técnicas de nuevo en nuestros países, azotados como estamos por la corrupción y la desvergüenza de nuestros mandatarios y por su connivencia con los grandes poderes económicos?
Este es el premio que hemos obtenido por permitir que los codiciosos y los criminales destruyan nuestro planeta sin tan solo mover ni un dedo…
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