martes, 21 de abril de 2015

El Antiguo Testamento. Dos religiones: Del politeísmo al monoteísmo

Ya no resulta inusitado que un avezado lector de los escritos del Antiguo Testamento pueda llegar a la conclusión que en el relato bíblico existen, posiblemente, dos religiones diferenciadas. Una que, en la vulgaridad, podríamos denominar politeísta y que vendría definida por los libros pertenecientes a la tradición hebrea y a la posterior ordenación sacerdotal del Templo – tal vez mas dispersos y recogidos en los primeros cuatro libros de Moisés -, y una segunda , que quedaría plasmada en los textos y pasajes que se adscriben a la redacción deuteronómica, con una tipología monoteísta.


Tablilla neobabilónica donde se refiere la cautividad del rey hebreo Jeconías y sus hijos por el rey babilónico Nabu-kudurru-usur II. Siglo VI a.c. Pergamonmuseum. Berlín

Presentado en algunas entradas anteriores, las premisas politeístas del Antiguo Testamento vienen atestiguadas por un dios supremo que difícilmente se diferencia del prototipo general de los panteones sirio-canaanitas y mesopotámicos del II milenio a.c. - así lo atestigua el hecho que buena parte de su estructura principal esté basada en una mitología clásica babilónica adaptada a las creencias semíticas hebreas - De ésta guisa, disponemos de una deidad creadora del mundo y de los hombres, fertilizador de cosechas y ganados, dominador de los elementos y el que...determina el destino de los hombres como juez e imputador de penas hacia su personal desagravio y cuyas señas se fructificarán tras su evolución desde sus anteriores posiciones panteístas, como componente de una jerarquía divina, a la de figura principal de un henoteísmo de carácter nacionalista.

« …Ninurta es el Marduk del azadón; Nergal es el Marduk de la batalla; Zababa es el Marduk de la contienda; Enlil es el Marduk de la majestad y del consejo; Nabu es el Marduk auditor; Sin es el Marduk que ilumina la noche; Shamash es el Marduk de la Justicia; Adad es el Marduk de las lluvias… » Pasaje de himno a Marduk, (CT 24, 50, BM 47406, obverse) Periodo Neo-Babilónico. 1156-539 a.c.

Ésta tendencia al henoteísmo nacionalista, y del que se tiene constancia en otros religiones del antiguo Oriente Próximo, es consecuencia de una evolución política, y por tanto religiosa, que es constatable a partir del II milenio a.c. - debemos considerar que partimos de temporalidades históricas donde la organización social estaba íntimamente relacionada con la estructura productiva templaria y sus los dioses patronales - , desembocando en una religión que exalta la inclusión del hombre en un hecho político unitario y exclusivista definitorio. Así, en el caso israelita, - es a partir de siglo VIII a.c.es cuando ya podemos hablar con propiedad de ese concepto etnológico - ésta religión “monoteísta” se situaría radicalmente en contra del resto de las religiones de su entorno, a la vez que exige una veneración a un “dios verdadero” vinculado, biunivocamente, a la pertenencia de una determinada realidad socio-política que pudiera ser mas grande, mas pequeña ó incluso inexistente, como Estado, pero estrictamente hebrea.

« (93) el que pisoteó sobre la sangre (ofrenda) (94) (y) usó la misma (ofrenda) cuando ya estaba ofrecida, (95) el que comió lo que era impuro en su ciudad, (96) el que reveló (al extranjero) los asuntos de su ciudad, (97) el que dió mala reputación a su ciudad. » “Extracto de los pecados contra los dioses” Series Shurpu babilónico-kassitas. Tablilla II, 1571-1156 a.c.

Otro hecho diferenciador entre las posibles religiones primarias y secundarias adscritas al Antiguo Testamento, entendiendo por primarias las religiones politeístas, es el “hecho interpretativo” de las lecturas sagradas.. Así J. Assmann, nos refiere que los textos templarios, los rituales, no son hermenéuticos , mientras que en las lecturas secundarias ó monoteístas si lo son. En entradas anteriores definimos tal bibliografía sacerdotal como “organizativa“, es decir manuales que sirven como base del culto al Templo - considerando como “culto” tanto las labores afectas a su liturgia templaria, según las entendemos actualmente, como las dirigidas a coordinar sus antiguas fuertes facetas económicas - y por ende como explicación de la ubicuidad del hombre dentro del orden divino que era la Naturaleza - integración que consistía en la obligación de un servicio sin solución y sin defecto a los dioses, ante su castigo en el incumplimiento- , mientras que las secundarias están dirigidas a ser interpretadas y estudiadas a fin de cumplir una función de guía vital que invita a la liberación de las obligaciones hacia este mundo, donde la voluntad y la verdad de dios, como compromiso aceptado libremente, están reflejadas en sus leyes divinas. Dicho esto, existe todavía un matiz más primordial en las diferencias entre ambas formas religiosas y que estriba en su faceta excluyente e intolerante. De este modo, las religiones secundarias hablarían de “religión verdadera” y “religión falsa” por lo que pudieran ser definidas como religiones que repudian otras teologías por “paganas” y resultan intransigentes hacia quienes planteen alternativas ó pongan en tela de juicio sus creencias - Hablando de una “autoexclusión”, incluso podríamos añadir el adjetivo “segregacionista”, en el contexto original de la religión hebrea – mientras que las religiones primarias por su misma estructura de creencias difícilmente pudieron serlo. Éstos epítetos hacia las religiones “monoteístas”, que pudieran resultar repudiables por determinados creyentes, son en definitiva el núcleo fundamental de su estructura de creencias y que se basa en dos conceptos básicos derivados uno de otro: “La Verdad Única” y la “Fe”, la primera como palabra divina revelada a los hombres y la segunda como fidelidad del creyente a esa palabra recibida.

« El (Ezequías, rey de Judá) quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y corto los símbolos de Aserah, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel…» 2 Reyes 18:4. Biblia Reina-Valera 1960.

Estas aseveraciones, en el caso de los cultos primarios, tiene una base histórica que se fundamentaban en la “asimilación” de unos panteones con otros - De los extensos ejemplos pudiéramos entresacar la reorganización del panteón sumerio-acadio en las dinastías amorrita y kassita babilónicas - o se basaban en “tratamientos de paridad” .- situación representada en diversos tratados y convenios donde los dioses de las entidades firmantes figuraban como garantes, Caso del Tratado de Kadesh entre egipcios e hittitas - . Por el contrario el “monoteísmo” hebreo, si bien no ejerció un proselitismo religioso como tal, si nos habla que aunque el resto de los pueblos tenían como opción adorar a los dioses que desearan, ésta posibilidad no era aceptable para los considerados como propiamente hebreos, formando parte de ese principio de autoexclusión antes nombrado. Éste requisito - apreciándose de forma reiterada en pasajes, incluso, de los evangelios de los apostoles -avalado por su titularidad como “pueblo elegido” por dios y que se verá acompañado de un “sentimieno de pureza” hacia sus modos y costumbres, se constituirá como la premisa fundamental en la creación de un formato social de carácter ultranacionalista - sentimiento que queda reflejado en los textos proféticos bíblicos -,afianzado, a su vez, sobre la prohibición de considerar, al respecto, cual quier otra fuente idearia que no fuera la propia ó que pudiera ser considerada como de origen extranjero - tema éste tal vez inexacto ante la evidencia de la incorporación de preceptos mazdeístas durante los episodios Macabeos, 164-63 a.c, si bien estos fueron cismáticos -. Estos preceptos teológicos, como antes hemos intentado señalar, tienen un origen social y cuya explicación posiblemente se pueda entender tras la valoración de los avatares del pueblo judío desde su unificación, intento de consolidación y posterior diáspora.

« No vayáis á (por) camino de gentiles, ni entréis en las ciudades de los samaritanos: Más id antes á (por) ovejas que perecieron de la casa de Israel » Mateo 10, 5-6. Biblia Vulgata Latina.

Tal vez, si bien Assmann lo niega, el Antiguo Testamento y parte de los Evangelios, y su consideración como “religión del libro” se como consecuencia de esos mismo hechos tortuosos de la historia hebrea. Assmann, como creyente, aduce una “revolución” dentro del Antiguo Testamento y por ende del pensamiento teológico hebreo. Yo hablo de diferentes pasos desde una teología henoteísta y nacionalista, de general en el Antiguo Oriente Próximo, en el I milenio a.c., a un protomonoteísmo bíblico como consecuencia de la imposibilidad de mantener en el tiempo unas mínimas condiciones que sostuvieran una organización social templaria, a derivar, en similitud a los mismos provocadores de esas vicisitudes - Y aquí podríamos nombrar a babilonios, asirios y seleúcidas, sus conquistadores orientales, y su demolición ó intento de sometimiento sobre el Templo de Jerusalem - y que no en pocos caso fue consecuencia de esos mismo rasgos intolerantes en que se basó su ideario nacionalista. Así pues, el mismo formato bíblico es una respuesta a estos mismos acontecimientos de lucha contínua por la nacionalidad político-religiosa. Existen dos pasajes bíblicos que pudieran ser alegóricos para estas circunstancias:: Uno, el supuesto descubrimiento de una “Seper Hattorah” ó “Libro de la Ley”, escondida, durante la reconstrucción del Templo de Jerusalem por Josiah, 640-609 a.c. y dos, los castigos por la posesión de la Torah durante la época seleúcida, 175-163 a.c.; incluso el hecho préclaro de la permanencia de diversas traducciones de la Torah durante la Antigüedad - y que son fruto de la diáspora, caso de la Septuaginta griego-egipcia ó la babilónica - siendo éste un medio, el escrito, de mantener esa cohesión nacional, así como las exigencias tanto de la Verdad Revelada como de la Ley, y que por obligación tendrían ese componente interpretativo ante la ausencia, ó la intermitencia, de un referente templario y cuya resolución organizativa conduciría al judaísmo rabínico.

Lo que parece evidente es que en el Antiguo Testamento no tiene ningún componente de universalidad, dado al monoteísmo cristiano por Pablo de Tarso, aunque sea participe fundamental de sus lecturas y prédicas - si bien es de notar que el judaísmo monoteísta tiene su propia “vertiente global” con la llegada de una era final mesiánica y de cuyos preceptos, hasta su advenimiento, serán ellos los “guardianes” y protectores - así como que tampoco sustenta ese principio de “intolerancia hacia lo pagano” que tienen las otras religiones monoteístas del libro.

Referencias:

“La distinción mosaica o el precio del monoteísmo” Jan Assmann (2006, para la edición hispana)

Imágenes:

www.livius.org
Fuente:
Lampuzo


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