sábado, 23 de mayo de 2015

¿Cómo viajaremos en el futuro?

En los próximos 10 años, el imparable y constante desarrollo tecnológico permitirá que lo que ahora es un engorro desaparezca por completo a golpe de ‘metadatos’

El disfrute comenzará en el aeropuerto o incluso antes de llegar a él y “las zonas de embarque serán una experiencia vacacional”

Un “63% de los españoles dice que, si pudiera, viajaría al espacio, y la industria turística responde que, “en 2024 conocerá el entorno alienígena y la órbita terrestre baja”


Así se imaginaba el futuro en la década de los 50. Y no dista demasiado de cómo lo vemos ahora. / GRAPHICA ARTIS

Comience a imaginar: se acabó lo de revisar decenas de comparadores de vuelos, buscadores de hoteles y paquetes turísticos para asegurarse de que consigue la mejor oferta, el mejor horario de vuelo, la óptima estancia y la ciudad del momento. ¿Quién hubiera pensado, hace tres lustros, que en 2015 podríamos comunicarnos con cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, con facilidad y sin pagar de más? O que para encontrar el mejor viaje buscaríamos en la pantalla de un ordenador, y no en folletos de papel.

Pues ahora viene la vuelta de tuerca siguiente. En los próximos 10 años, el imparable y constante desarrollo tecnológico permitirá que todo aquello que, ahora, es un contratiempo -cuando lo único que se desea es disfrutar- desaparezca de un plumazo. Perdón, a golpe de metadato. Con un ligero pestañeo del ojo será posible conseguir una reserva de hotel o un billete de avión a cualquier lugar del globo, y se podrá oler, tocar y sentir cualquier destino antes de visitarlo.

“No tendremos que dedicar horas a buscar, planear y reservar viajes on line en múltiples plataformas y dispositivos. La tecnología estará perfectamente integrada en la cotidianedad de todo viajero, tanto en las economías desarrolladas como en las que estén en vías de desarrollo. Cada aspecto del viaje, desde el descubrimiento hasta la reserva y el vuelo incorporará la última tecnología digital, y los viajeros actuarán igual, de forma fluida y natural”.

Lo dice Filip Filipov, que trabaja en Skyscanner, un comparador de vuelos y hoteles a escala mundial que, durante 2014, elaboró una serie de informes sobre el futuro de los viajes. Su CEO y cofundador,Gareth Williams, sostiene por lo pronto que “buscar y reservar un viaje será tan fácil como comprar un libro en Amazon”. Tecnología inteligente, realidad virtual y webs hápticas -que aprovechan el tacto del usuario para ofrecer una respuesta también táctil- revolucionarán, según las previsiones de Skyscanner, el panorama de los viajes en fecha muy cercana: 2024.

Ángel Guirado, responsable de Marketing para España de esta compañía, asegura que “la tecnología portátil será mucho más frecuente en el futuro y, en una década, los dispositivos se seguirán desarrollando para que se puedan utilizar en algo tan discreto como una lente de contacto”. Otro estudio de Skyscanner, realizado en España, sostiene que “al 63% de los españoles viajaría al futuro si pudiera” y añade Itziar Irazabal, una de las portavoces de este buscador mundial de vuelos, que “los viajeros buscan cada vez experiencias más únicas”. “Hay empresas que ya están haciendo cola para convertir esta posibilidad en una propuesta asequible”, afirma.

Los informes de expertos que maneja Skyscanner llegan a decir que, en 2024, “los viajeros podrán descubrir la órbita terrestre baja y disfrutar de una impresionante panorámica de la curvatura terrestre desde una altitud ultra elevada y, en un futuro superior a los 10 años, los viajes a la órbita serán algo más que simplemente subir y bajar, serán suficientemente largos como para disfrutar y saborear un entorno fascinante y alienígena”.

Filipov advierte de que “los viajes al espacio serán un hito revolucionario para la humanidad en general pero que es aún más emocionante la transferencia de tecnologías que la exploración espacial puede aportar a la aviación comercial”, consiguiendo por ejemplo que un viaje entre Londres y Sidney dure sólo dos horas y media; “viajes fáciles y rápidos, capaces de romper los límites del tiempo”, añade.

De Londres a Sidney en dos horas y media

De hecho, Virgin Galatic, una empresa que forma parte de Virgin Group -propiedad de Sir Richard Branson- aspira a propiciar que cualquiera que lo desee conozca el espacio. “Sólo 547 personas lo han pisado. Nosotros queremos abrir esta posibilidad a todos”, retan. Sus herramientas para conseguirlo son dos, el WhiteKnightTwo y el SpaceShipTwo. “Creemos que, en el futuro, la vida en la Tierra será mejor gracias a la exploración espacial», advierten.

Pero lo fundamental a corto plazo, como afirma Irazabal, es que “si las naves de Virgin Galactic ya pueden orbitar la Tierra durante dos horas y media, entonces un viajero podría hacer un trayecto Londres-Sidney en dos horas y media si esa tecnología que permite salir de la atmósfera terrestre puede aplicarse con garantías a la aviación comercial”.

Aunque, reconoce, “aún no sabemos cuándo podremos disfrutar de estos avances”. Como dicen desde Virgin Galactic, “la exploración espacial tiene el poder de alimentar la imaginación, y eso es lo que nos gusta: el poder de la libertad y la imaginación”.

La era del compañero digital

Pues sigamos su consejo. Imagine ahora que puede delegar, quetiene un asistente a quien pedir que haga las gestiones necesariaspara poder viajar. Pues lo tendrá, sólo que virtual. Es lo que los expertos en el futuro del turismo llaman “compañero de viaje digital, un nuevo amigo que le hará más llevadero el descubrimiento, la búsqueda y reserva de sus viajes”.

Es lo que Daniel Burrus, analista de tendencias y autor del volumen ‘Technotrends’, describe como “un dispositivo de inteligencia artificial, conectado permanentemente a la web, que habrá aprendido cuáles son nuestras preferencias individuales”. Se podrá activar con una orden verbal (como el actual Siri que tienen los dispositivos de Apple) y aparecer ante el usuario como un holograma en tres dimensiones, o bien “tener la cara, la voz y la personalidad de nuestro actor cómico favorito”. Tan loco como posible.

Una vez que el amigo digital ha seleccionado el plan, de acuerdo a nuestros intereses (los conoce todos), y haya llegado la fecha del vuelo, es el momento de ir al aeropuerto. Y también aquí se acabaron las largas esperas antes y después del control de seguridad, quitarse las botas, acumular pertenencias en una caja junto a filas y filas de personas. Asegura Filipov que “un aeropuerto sin esperas es posible”.

“De hecho, hay elementos que anuncian la llegada de esta tecnología que ya se están usando, la aerolínea japonesa All Nippon Airways ya está utilizando tabletas inteligentes en su programa Fast Travel y, en Heathrow y Frankfurt se ha instalado iQueue, un producto que funciona mediante Bluetooth y es capaz de entender el comportamiento del pasajero y reducir las colas, porque las controla”

Viscoelástica y dispositivos holográficos

Cuando llegue el momento de volar, el ‘alucine’ será monumental. Porque “el vuelo se convertirá en una experiencia más placentera y cómoda en la próxima década, la cabina y los asientos no tendrán nada que ver con los actuales, hasta el punto de resultar irreconocibles, el asiento se podrá moldear como si fuera viscoelástico, para adaptarse a la forma del cuerpo del viajero, y llevará incorporado un control de temperatura individual, así como un dispositivo holográfico de comunicación y entretenimiento que permitirá hablar en tres dimensiones con amigos y familia o ver películas o escuchar música”.

Las películas y la música que, meses atrás, colocó en sus listas públicas en internet, o aquellas filmes cuya información compartió en Twitter o Facebook diciendo que le gustaría ver. Cuentan desde Skyscanner que “con el crecimiento de las redes sociales, que no muestran señales de disminuir, presumir se está convirtiendo en un importante motivo para viajar”. Por eso, “los viajeros buscan cada vez más experiencias únicas y viajar a destinos que sus amigos o compañeros no han visitado, y ser los primeros en visitarlos”.

La industria turística atiende también esta necesidad de presunción y “en 2020, países hasta ahora inaccesibles, como Afganistán, Corea del Norte e Irán, se convertirán en polos de atracción turística para viajeros que quieren ser los primeros en visitar un lugar en el que sus amigos no han estado nunca”.

Así se imagina el (fu)turista -o turista del futuro- José Luis Rodríguez, ‘digital strategist’ de la compañía Territorio Creativo, especialista en transformación digital: “El turista del año 2030 comienza su aventura antes de saber a dónde y cómo viajará. Se inicia en el momento justo en el que que actualiza sus gustos e intereses en las plataformas sociales del momento. Empieza 10 años antes, cinco años antes, un mes antes… arranca una y otra vez, cada segundo de su vida, a partir de la huella que deja en internet desde su identificador personal (un dispositivo que recibe y emite datos en tiempo real -incluido audio, imágenes y olores- y desde el que comparte sus ideas y opiniones en la red)”.

Y la dinámica de un día de viaje para este futuro viajero sería la que sigue: “Un vehículo compartido espera puntual en la puerta de su casa -es lo que tiene poder calcular tiempos y rutas, según distancias, tráfico y vehículo, en una población conectada-. En la estación, toma una bebida cuyo precio se carga en su identificador personal (funciona, también, como monedero electrónico). Cruza el arco de seguridad sin más trámites y, ya en el transporte, localiza su asiento gracias a la luz que se ha encendido en el suelo y en el techo. Son dos horas de viaje, que aprovecha para ver la película clásica que la compañía le ha ofrecido en su catálogo, personalizado a partir de la lista de películas que quiero ver de nuestro turista del año 2030 en su plataforma audiovisual favorita.
“Las tecnologías conseguirán que sea más barato”

Si lo que este viajero quiere es sensación de libertad e independencia, podría optar por hacer suya la caravana de abajo, un diseño del arquitecto belga Tom Vershueren, quien sostiene que pese a que pueda parecer que en el futuro viajara será más caro “las tecnologías conseguirán que sea más barato”. Su diseño, que se llama Blob vB3 y pertenece al conjunto de adelantos que lleva a cabo el estudio dmvA Architecten, es una unidad móvil con forma de huevo que contiene todos los elementos necesarios para vivir dentro: baño, cocina, iluminación, una cama y espacio para guardar cosas. Además, permite tener un porche en cualquier lugar del mundo; se abre la puertecilla y listo.


En mucho se parece este reciente diseño a lo que, en la década de los 50, se imaginaba en relación a los medios de transporte en el futuro, y se acerca también a esta visión el diseño superior, que pertenece a la firma Mercedes y se llama Luxury in Motion. Puede que por fin el futuro vaya en serio.

Fuente: El Mundo

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