“Antes de despegar,escuchamos a través de la radio los terremotos de Islandia, Chile y San Francisco, y ya que pasábamos por algunos volcanes en la ruta, decidimos por seguridad preguntar cambiar la ruta pero no había ninguna anomalía para ello.
Ya en pleno vuelo, vimos muy lejos delante del avión, un intenso rayo de luz saliendo disparado desde el suelo. Se veía como un rayo normal, pero de forma más intensa y dirigido verticalmente hacia arriba.Nunca he visto nada como esto, y no hubo flashes antes o después de esta única explosión de luz.Puesto que no había tormentas eléctricas en nuestra ruta confirmado por el clima-radar, mantuvimos una vigilancia más intensa por si había tormentas que podrían estar escondiéndose de nuestro radar y poder causar problemas en el vuelo.
Decidí probar y hacer algunas fotos del cielo nocturno y del extraño resplandor verde que estaba por todo el hemisferio norte. Creo que fue una especie de aurora boreal pero era mucho más dispersa.Nunca había visto nada como esto antes tampoco.Unos 20 minutos más tarde me di cuenta de un profundo resplandor entre rojo y naranja que apareció delante de nosotros, y esto fue bastante extraño, ya que se suponía que no había nada más que océano debajo de nosotros durante cientos de kilómetros que quedaban para llegar al destino.Una ciudad o un grupo de barcos de pesca asiáticos no tendrían sentido en esta zona, aparte de que las luces que vimos eran mucho más grandes en tamaño y brillaban entre rojo y naranja, en lugar del blanco o amarillo que las ciudades o barcos producirían.
Cuanto más nos acercábamos, más intenso el resplandor se convirtió, iluminando las nubes y el cielo por debajo de nosotros en un tono naranja que daba auténtico miedo. En una parte del mundo donde no se suponía que podía haber nada más que agua.La única causa de este resplandor que se nos ocurría, fue la explosión de un enorme volcán justo debajo del océano, a unos 30 minutos antes de que pasásemos por la posición exacta.
El aeropuerto más cercano posible estaba al menos a 2 horas de vuelo de distancia, y la idea de volar sobre un cielo de cenizas altamente peligroso e invisible en el medio de la noche sobre el vasto Océano Pacífico no nos hacía precisamente feliz. Afortunadamente no nos encontramos con nada como esto, pero junto con el espeluznante e inexplicable fuerte resplandor rojo-naranja de la superficie del océano, nos creó a todo el equipo una desagradable sensación de miedo e incomodidad. Tampoco hubo otro tipo de tráfico cerca de nuestra posición o en la misma ruta para confirmar que lo que vimos fuesen nubes de cenizas.
Informamos de nuestras observaciones al Centro de Control del Tráfico Aéreo y se va a intentar hacer una investigación sobre lo sucedido en esta remota región del océano.Dejo dos fotos, apenas editadas a excepción de la marca de agua y cambiarles el tamaño.Tened en cuenta que las fotos fueron tomadas con muy alta sensibilidad ISO (sensibilidad del sensor) lo que la calidad puede ser un poco pobre.También incluyo una visión general de la ruta más el marcado de la ubicación está incluido”.
Gracias al piloto de avión JPC Van Heijst
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