Alejandro de los Ríos, un documentalista que trabajaba para Universal Geographic y Discovery Chanel, arruinó su carrera cuando se encontró con lo desconocido y además lo registró con su cámara.
Fue durante la realización de un documental en aguas del océano Atlántico al sureste de las Bermudas. La filmación fue inmediatamente rechazada por la comunidad científica y calificada de fraude pero, ¿Qué necesidad tiene un documentalista consolidado de divulgar esto si es un fraude?
Para la comunidad científica es mucho más fácil dar carpetazo a un asunto como este, incluso si tiene como consecuencia la condena de este prestigioso documentalista, que admitir que en los océanos existen objetos que se escapan a sus conocimientos.
Juzguen ustedes.
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