El científico Michael Thomas de la Universidad de Idaho (EE. UU.) realizó un experimento y reveló que los inhibidores selectivos de la recaptura de la serotonina (ISRS) que se usan para tratar la depresión y que se han encontrado en el agua pueden provocar autismo. Los resultados del estudio los ha publicado la revista ´PLoS ONE´.
“Estábamos sorprendidos de que lo mismo puede ocurrir si la dosis es bastante pequeña, como las que contienen las conducciones de agua”, comenta el investigador.
Según el científico, los antidepresivos pueden fácilmente penetrar en el agua potable, dado que un 80% de estos medicamentos pasan por el organismo humano no se absorben y terminan en la red de alcantarillado, en las plantas de depuradoras no son filtrados totalmente, así esas sustancias pasan a los acuíferos y luego vuelven a las conducciones de agua en las potabilizadoras donde tampoco se eliminan.
Además, los resultados de su estudio están reforzados con los estudios previos que demuestran un alto riesgo del autismo entre los niños nacidos de mujeres que tomaban ISRS durante el embarazo.
Thomas subraya que antes de hacer sacar las conclusiones es necesario realizar unos experimentos en mamíferos. Los investigadores planean dar agua con estos medicamentos a ratas embarazadas y observar el efecto.
El autismo es un trastorno psíquico caracterizado por graves déficits del desarrollo que afecta la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional. De acuerdo con los datos de Centers for Disease Control and Prevention en Atlanta (EE. UU.), el número de los niños con autismo en EE. UU. se está incrementando. En el año 2008 un 23% más tenían esa enfermedad que en 2006.
Thomas durante tres semanas ejerció una influencia en peces con medicinas que contenían ISRS en el límite superior aceptable y desveló que desarrollaron los mismos genes que las personas que sufren autismo.
“Estábamos sorprendidos de que lo mismo puede ocurrir si la dosis es bastante pequeña, como las que contienen las conducciones de agua”, comenta el investigador.
Según el científico, los antidepresivos pueden fácilmente penetrar en el agua potable, dado que un 80% de estos medicamentos pasan por el organismo humano no se absorben y terminan en la red de alcantarillado, en las plantas de depuradoras no son filtrados totalmente, así esas sustancias pasan a los acuíferos y luego vuelven a las conducciones de agua en las potabilizadoras donde tampoco se eliminan.
Además, los resultados de su estudio están reforzados con los estudios previos que demuestran un alto riesgo del autismo entre los niños nacidos de mujeres que tomaban ISRS durante el embarazo.
Thomas subraya que antes de hacer sacar las conclusiones es necesario realizar unos experimentos en mamíferos. Los investigadores planean dar agua con estos medicamentos a ratas embarazadas y observar el efecto.
El autismo es un trastorno psíquico caracterizado por graves déficits del desarrollo que afecta la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional. De acuerdo con los datos de Centers for Disease Control and Prevention en Atlanta (EE. UU.), el número de los niños con autismo en EE. UU. se está incrementando. En el año 2008 un 23% más tenían esa enfermedad que en 2006.
Corbis / RT
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