Las multinacionales extranjeras que dependen de las ventas en China probablemente vean una disminución en sus ventas.
Un hombre frente a una casa de cambio de Hong Kong. (Philippe Lopez/AFP/Getty Images)
El banco central de China permitió temporalmente una mayor flotación para su moneda, estrellando al yuan la semana pasada, hasta su estabilización el viernes 14 de agosto.
La decisión de Beijing de aflojar las riendas de su moneda, el renminbi (yuan), frente al dólar la semana pasada sacudió los mercados financieros, especialmente en el sur y el este de Asia. Los mercados de Estados Unidos y de Europa también cayeron debido a la incertidumbre sobre el manejo de China de su economía, que generó un panorama pesimista para los commodities.
Los economistas prevén que nuevas devaluaciones del yuan podrían ocurrir. Aquí examinamos cómo un yuan más débil impacta en los bolsillos de la economía global.
Los commodities continuarán desplomándose
Ya tambaleándose con la desaceleración de la economía china, los precios mundiales de los commodities probablemente sigan disminuyendo con un yuan más deprimido.
El índice de commodities Bloomberg, que sigue el valor de una canasta de commodities como el oro, el petróleo y el gas natural, cayó el 28 por ciento en los últimos 12 meses.
Desde el 10 de agosto, el índice cayó un 2,4 por ciento.
China es el principal importador de materias primas como el mineral de hierro, cobre y petróleo.
Un yuan más débil aumenta el costo de tales importaciones, obligando a las empresas chinas manufactureras y de la construcción a reducir el gasto.
Otro factor que ejerce presión a la baja sobre los precios de los commodities es el dólar. Como moneda de reserva más importante del mundo y – probablemente – siendo la que más impacta el yuan, cualquier devaluación del yuan impulsará aún más el dólar. Como la mayoría de los commodities como el oro y el petróleo cotizan en dólares, un dólar fuerte va a arrastrar hacia abajo los precios de los commodities.
Y esta podría ser una mala noticia para las economías dependientes de commodities, tales como Australia, Brasil, Rusia y Medio Oriente.
Complica la decisión de la Fed
Durante todo el verano, Wall Street esperó que por primera vez en casi una década que la Reserva Federal elevara las tasas de interés el próximo mes. El Presidente de la Fed, Janet Yellen, sentó las bases el mes pasado de que las condiciones están maduras para una subida en las tasas – citando un fortalecimiento de la economía de Estados Unidos, un gasto del consumidor sólido y niveles de empleo estables.
La semana pasada, Beijing le puso un cerrojo a estos planes.
China es uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos. Un yuan débil abarata las importaciones chinas y sobrevalora las exportaciones estadounidenses, provocando nuevamente temores de deflación y aumentando las preocupaciones sobre ganancias en las corporaciones multinacionales de Estados Unidos.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años cayó 10 puntos básicos entre el 10 y el 12 de agosto, antes de repuntar a 2,20 por ciento el viernes, lo que indica que los inversores esperan que el yuan sea un factor en el proceso de toma de decisiones de la Reserva Federal.
Finalmente, la moneda china puede no cambiar las convicciones de la Fed si se cree que los fundamentos económicos estadounidenses son lo suficientemente fuertes como para justificar un alza de tasas. Mientras que los analistas de JP Morgan creen que un movimiento en la tasa sigue siendo una opción de la Fed para septiembre, el economista jefe en Goldman Sachs, Jan Hatzius, cree que hay “más razones fundamentales por las que la Fed podría querer esperar que pase septiembre” para un alza en las tasas.
Ventas minoristas y artículos de lujo
Las multinacionales extranjeras que dependen de las ventas en China probablemente vean una disminución en sus ventas.
Varios factores contribuyen a esto. Primero los productos extranjeros serán más caros para consumidores chinos, ejerciendo presión sobre el volumen de ventas. En segundo lugar, cualquier ganancia generada en China tendrá un valor menor para las compañías que reportan ganancias en dólares, debido a la conversión de la moneda extranjera.
Los fabricantes de bienes de lujo serán especialmente perjudicados por un yuan más débil. Ya presionados por las campañas contra el soborno y la corrupción de Xi Jinping, las marcas de lujo extranjeras tendrán aún más presión sobre las ventas dentro de China, así como de las ventas a turistas chinos en el extranjero.
Los inversores liquidaron sus acciones de fabricantes de artículos de lujo la semana pasada. Las acciones de LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton cayeron un 8 por ciento en la Bolsa Euronext, BMW AG disminuyó un 6,4 por ciento en Frankfurt y las acciones de Richemont SA cayeron el 7,4 por ciento en Zurich la semana pasada.
Pero las empresas que tercerizan su producción en China podrían ver el efecto contrario, ya que los productos terminados fabricados en China, los cuales serán facturados en yuanes, serán menos costosos.
“Lo minoristas de rubros generales y la industria del juguete serán claros ganadores”, dijo la agencia Fitch Ratings en un informe la semana pasada.
¿Qué pasa con Asia?
El impacto más negativo de un yuan débil será en los países que tienen un perfil de exportaciones similar al de China y que también exporta sus productos a consumidores chinos.
“En Asia los países que se destacan por esto son Corea, Taiwán y Malasia, y en menor medida también Tailandia, desde una perspectiva de similitud en las exportaciones”, dijo Ray Farris, Jefe de Estrategia de Mercados Emergentes de Renta Fija en Credit Suisse, a CNBC India. “Por lo tanto, se trata de países en los que si el yuan chino continúa depreciándose, las presiones de competitividad y el incremento de costos en el mercado chino es lo que más afectará”.
Algunos analistas esperan que otras economías asiáticas devalúen sus respectivas monedas para mantener la competitividad con China, elevando especulaciones sobre una guerra monetaria asiática. La semana pasada ganó el coreano, el ringgit de Malasia y la rupia de Indonesia cayeron frente al dólar.
La realidad es un poco más matizada que eso. Tome Japón, por ejemplo, donde el impacto de un yuan devaluado genera tanto oportunidades como amenazas.
Se podría argumentar que los las pequeñas empresas y tiendas minoristas japonesas, en la superficie, podrían sufrir por un menor número de visitas de turistas chinos. Pero dada la fuerte clase media de China y la cercanía entre Japón y China, un yuan más débil podría aumentar la afluencia de turistas a Japón ya que los consumidores reducirían más sus ambiciosos y costosos viajes a Europa o a Norte América.
Para los fabricantes japoneses de manufacturas y de automóviles, la desaceleración económica general de China les duele más que unos puntos de devaluación de la moneda. Y si una moneda más débil puede afianzar a los fabricantes de China y a su economía como Beijing espera, lo cual es discutible, el consiguiente aumento de ventas a China será más que compensatorio del impacto en la moneda.
Las empresas japonesas que venden productos nacionales son las que más tienen que preocuparse, ya que una mayor afluencia de mercancías más baratas de China ofrece nuevos retos a las empresas locales. “Existe la preocupación de que un yuan más débil podría afectar el mercado japonés en cuanto a las importaciones procedentes de China”, Tatsuro Kanno de Kobe Steel dijo a AP.
Y para el primer ministro, Shinzo Abe, el movimiento de China simplemente le da más poder para flexibilizar aún más la moneda.
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