El enigma de un árbol de cerezo cuya semilla viajó al cosmos, permaneció allí durante nueve meses y al final creció en la Tierra y floreció con flores inusuales años antes de lo previsto dejó perplejos a científicos y monjes en Japón.
El pequeño árbol de cerezo de tan solo cuatro años de edad, que creció de un hueso que viajó a la Estación Espacial Internacional floreció este uno de abril, seis años antes de lo que se esperaba siguiendo su ciclo normal.
Su temprana floración desconcertó a los budistas de un antiguo templo en el centro de Japón, donde crece el árbol. “Es sorprendente ver qué rápido crece. Hasta el momento los huesos de nuestro árbol que es de 1.250 años no dio ni un cerezo. Estamos todos muy contentos por el hecho de que nuestra antigua Sakura finalmente obtuvo descendencia”, dijo a AFP Masahiro Kajita, monje principal del templo Ganjoji en Gifu.
Este hueso “milagroso” fue uno de los muchos recogidos en 14 diferentes regiones de Japón para viajar al espacio. Las semillas de Sakura fueron a la Estación Espacial Internacional en noviembre de 2008 y regresaron a la Tierra en julio de 2009, tras haber dado más de 4.000 vueltas alrededor del planeta.
Tras su retorno algunas de las semillas fueron enviadas directamente al laboratorio, pero la mayoría fueron plantadas en sus lugares nativos, también cerca del templo Ganjoji.
En abril de este año el sakura espacial, que alcanza cuatro metros, floreció inesperadamente. Cada flor tenía solo cinco pétalos, frente a los 30 que suele tener la flor habitual. Además, normalmente el árbol de cerezo no comienza a florecer antes de cumplir los 10 años.
El secreto del florecimiento temprano dejó perplejos a muchos científicos, que dicen que se trata de un “fenómeno extraterrestre”. De acuerdo con una de las hipótesis, es probable que durante los ocho meses que pasó bajo los rayos cósmicos mutara algún gen del hueso de cereza. Sin embargo, de momento no se saben las razones exactas de este fenómeno.
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