A 44 años del “primer alunizaje”, este acontecimiento y los que le siguieron siguen despertando suspicacias y dando lugar a una polémica cada vez más intensa. Lo cierto es que la actuación de la NASA (fundada el 1º de octubre de 1958) y de los implicados en el viaje a la Luna deja mucho que desear. Su ocultación y negación a aportar pruebas, así como decisiones tan polémicas como la desaparición de 698 filmaciones originales de los supuestos viajes a la Luna aumentan la sensación de fraude y dan pie a los defensores de la teoría de la conspiración contra la humanidad.
En diciembre de 1972 el Proyecto Apolo llegó a su fin. Fue el fraude más grande de la historia de la Astronáutica ya que los seis supuestos alunizajes con sus respectivos astronautas fueron un hábil montaje del gobierno norteamericano para cautivar a las masas.
Insignia del Proyecto Apolo.
El programa Apolo tuvo 17 misiones en total y comenzó muy mal. La misión Apolo 1 sufrió un trágico accidente en tierra el 27 de enero de 1967, cuando los astronautas Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee mueren asfixiados dentro del módulo de comando como consecuencia de un súbito incendio.
Las Apolo 2, 3, 4, 5 y 6 fueron sin tripulación, orbitando el planeta Tierra. Las tripulaciones de las misiones Apolo estaban compuestas por militares y la primera misión tripulada fue la Apolo 7, que despegó el 11 de octubre de 1968 y simuló colocar a una tripulación de tres hombres en órbita alrededor de la Luna y su regreso a la Tierra, algo que incluso con la tecnología actual es imposible, ya que para ir a la Luna la nave tuvo que atravesar el cinturón de Van Allen cuyas radiaciones mortales los hubieran matado.
Como dato curioso, los tres astronautas del Apolo 7 estuvieron de muy mal humor durante los diez días que duró la supuesta misión y se los pasaron discutiendo y peleando con los técnicos del control de tierra todo el tiempo. Llama la atención que Walter Schirra (astronauta de los programas Mercury, Géminis y Apolo), que era el comandante de la misión, abandonó la NASA en 1969 (disconforme como se estaba llevando a cabo el proyecto), convirtiéndose en comentarista de temas espaciales para la CBS e iniciándose en la empresa privada. Su compañero de misión Walter Cuninham dejó la NASA en 1971 y el restante astronauta, Don F. Eisele abandonó la NASA en 1972.
Radiaciones mortales
Los cinturones de radiación que rodean la Tierra, constan de electrones y protones que proceden de los rayos cósmicos y del viento solar capturados en una región que se extiende alrededor del planeta Tierra y comprende unos 48.000 a 64.000 km antes de llegar al espacio exterior propiamente dicho.
El cinturón forma un fuerte campo electromagnético que aumenta cerca de los polos de la Tierra y las partículas se mueven de un lado a otro en recorridos helicoidales entre los polos norte y sur de la Tierra. La mayor parte de los protones de alta energía se encuentran en el cinturón interior a una altitud de 3.200 km; los electrones están más concentrados en un cinturón exterior que se extiende a muchos radios de la Tierra en el espacio.
Cinturón de radiación de Van Allen que
envuelve al planeta Tierra.
Para los seres vivos, la radiación tiene efectos dañinos por ejemplo, la radiación absorbida se mide en grays, y si se recibe una cantidad de radiación superior a 40 Gy produce un deterioro severo en el sistema vascular humano, que desemboca en edema cerebral, trastornos neurológicos y coma profundo. El individuo muere en las 48 horas siguientes. Cuando el organismo absorbe entre 10 y 40 Gy de radiación, los trastornos vasculares son menos serios, pero se produce la pérdida de fluidos y electrolitos que pasan a los espacios intercelulares y al tracto gastrointestinal. El individuo muere en los diez días siguientes a consecuencia del desequilibrio osmótico, del deterioro de la médula ósea y de la infección terminal. Si la cantidad absorbida oscila entre 1,5 y 10 Gy, se destruye la médula ósea provocando infección y hemorragia. La persona puede morir cuatro o cinco semanas después de la exposición. Los efectos de estas radiaciones en el tejido irradiado pueden degenerar e incluso desarrollar un cáncer. Curiosamente ninguno de todos los astronautas del proyecto Apolo murió de cáncer.
Quienes conocen algo de Astronomía y Astronáutica, saben que todas las misiones espaciales tripuladas, desde la primera soviética en 1961 con Yuri Gagarin en las Vostok, siguiendo con las Mercury, Géminis, Soyuz, Skylab, Mir, e incluso las del trasbordador espacial y la construcción de la Estación Orbital Internacional, siempre se realizaron muchos kilómetros por debajo de los cinturones de radiación de Van Allen, que son tres y protegen el planeta, envolviéndolo.
Otro esquema de los mortíferos cinturones
de radiación de Van Allen.
La única excepción, de misiones tripuladas que supuestamente atravesaron esas radiaciones mortíferas, es el proyecto Apolo. Cada misión Apolo dirigida a la Luna debió pasar dos veces por el cinturón de radiación, una a la ida y otra a la vuelta.
El 30 de agosto de 2012, la NASA lanzó dos sondas espaciales (RBSP, por su sigla en idioma inglés) directamente hacia los cinturones de radiación de Van Allen. Las sondas fuertemente protegidas dieron inicio a una misión de dos años y tienen como objetivo descubrir qué es lo que hace que el cinturón de radiación sea tan peligroso.
"Sabemos de los cinturones de Van Allen desde hace décadas y sin embargo continúan sorprendiéndonos con sus inesperadas tormentas de 'electrones asesinos' y otros fenómenos", dice el científico de la misión David Sibeck. "Las sondas para tormentas nos ayudarán a entender qué es lo que está sucediendo allí afuera", afirmó.
Así que tenemos que en 2012 la NASA habla de "electrones asesinos" pero en 1969 nos decía que era inocuo atravesar el cinturón de radiación.
Una auténtica película de Ciencia-Ficción
Comenzó cuando el 16 de julio de 1969 cuando despegó el cohete Saturno V, llevando supuestamente a los astronautas fuera de la atracción terrestre.
Gráfico de la Misión Apolo 11 para ingenuos.
A continuación, los astronautas dejarían de orbitar la Tierra para ponerse en órbita lunar el 20 de Julio de 1969, luego alunizar y que el astronauta Neil Armstrong (1930-2012), frente a varios centenares de millones de personas que siguieron el evento por televisión, pisara la superficie lunar. Unos minutos después, ayuda a Edwin Aldrin a salir del módulo lunar. Mientras Aldrin ‘juega’ en los alrededores, Armstrong inspecciona el motor.
En la misión Apolo 11 Armstrong y Aldrin solamente estuvieron 2 horas y media caminando sobre la superficie, lo que dura habitualmente una película. En tanto, Michael Collins supuestamente los esperaba en órbita lunar. Luego, se subieron al módulo Águila y despegaron de la Luna para acoplarse con la nave Apolo en órbita lunar y finalmente regresar a la Tierra y caer en el océano Pacífico el 24 de julio.
Todo es demasiado fantástico, aún con la tecnología del siglo XXI. En total, se simularon 6 alunizajes (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17) entre 1969 y 1972. El programa calificado de “exitoso” por la propia NASA, se canceló con 3 misiones más planeadas (Apolo 18, 19 y 20), es curioso que un programa “exitoso” se suspenda teniendo aún tres misiones pendientes. Respecto a las tres cápsulas restantes sin usar, una de ellas fue utilizada para el lanzamiento del Skylab en 1973 y las otras dos se pueden ver exhibidas en el John F. Kennedy Space Center cerca de Cabo Cañaveral y en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
¡En 9 meses nos hicieron creer que se podía caminar en la Luna!
Tenemos que la primera misión tripulada del Proyecto Apolo, fue la Apolo 7, lanzada el 11 de octubre de 1968 y de allí, en 9 meses, un tiempo muy pero muy corto, el gobierno de Estados Unidos le hizo creer al mundo que el 20 de julio de 1969 el primer norteamericano caminaba sobre la superficie lunar.
El Módulo de Mando (CSM) y el
Módulo Lunar (LM).
En total, la "historia oficial" dice que 12 hombres caminaron en la Luna, dos de cada una de las misiones que supuestamente alunizaron entre 1969 y 1972.
El Apolo 11 despegó de Cabo Cañaveral el 16 de Julio de 1969 a las 13:32 con (si no nos mintieron) tres tripulantes en su interior: Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Mike Collins. Después de 2 horas y 33 minutos de orbitar la Tierra, se le hizo creer al mundo que la nave se estaba acercando a la Luna, cuando en realidad orbitaba la Tierra y al mundo se retransmitía una película filmada con anterioridad en alguna base secreta norteamericana.
32 Kilobytes en la computadora de la nave
La Computadora de Guía de la Apolo (Apollo Guidance Computer, AGC), supuestamente guió a Neil Amstrong y Edwin Aldrin durante el primer descenso en la Luna. Según informaron, el AGC guió el módulo Águila hacia un gran cráter con enormes rocas a su alrededor. Sabiendo que no quería tocar suelo allí, Armstrong tomó el control manual del módulo lunar mientras Aldrin pedía los datos de radar y de ordenador para guiar al módulo lunar Eagle a un aterrizaje seguro con los 30 segundos de combustible que quedaban.
Como dice la "historia oficial", mientras las alarmas 1201 y 1202 sonaban en el módulo mientras intentaban alunizar, el ingeniero Jack Garman le dijo al oficial de guía Steve Bales del control de la misión que era seguro continuar el descenso, y esto se le transmitió a la tripulación. Garman recordó que las alarmas 1201 y 1202 habían sonado durante uno de los cientos de simulaciones realizadas por el equipo en la preparación de la misión Apolo 11, y supo que estaría bien continuar. Después de todo, para que se iban a hacer problema si todo era una gran falsificación y el objetivo era hacerle creer a la humanidad que habían viajado 356 mil kilómetros de la Tierra a la Luna.
Foto de la AGC, la computadora primitiva del
Apolo 11 y que se usó en el resto de las
misiones. Contaba solo con 19 teclas
y 32 Kb de memoria.
Con solo 32 Kb, el AGC hizo su trabajo para todas las misiones Apolo, teniendo bajo su control los 15.000 kg de la nave espacial, en órbita a 3.500 kilómetros por hora alrededor de la Luna, los módulos de todas las misiones tomaron suelo de forma segura a metros de una ubicación determinada, y los guió de nuevo al retornar al encuentro con la nave de mando en órbita lunar.
El módulo lunar, esa especie de insecto monstruoso que nos ha mostrado repetidas veces la NASA, con sus medidas y peso, es imposible que pudiera llevar el combustible necesario para las maniobras de alunizaje y despegue en una gravedad del 64% de la terrestre.
Eso hoy no se puede creer porque el arcaico computador solo tenía 32 Kb de memoria, lo que en pocas palabras es nada. Durante la fase de alunizaje se encargaba de integrar los datos del radar altimétrico, controlar el impulso del motor principal y de los 16 motores de estabilización, mantener las antenas continuamente orientadas hacia la Tierra y calcular la trayectoria para regresar a la nave nodriza en caso de emergencia. Todo a la vez y con sólo 32 Kilobytes. Eso permite afirmar que esa tecnología no servía para tan arriesgada maniobra, por ende, jamás bajaron en la Luna.
Detalle de la computadora guía
o AGC de la Apolo 11.
La cápsula Apolo tenía la computadora AGC que costó más de 150.000 dólares. No tenía una unidad de disco para almacenar programas y sólo contaba en total con 25 kilos de peso y 34 kilobytes de memoria que habían sido literalmente cableados, y algo así como 4 Kb de algo similar al tipo de memoria RAM. Había sido desarrollada por el Laboratorio de Instrumentación del MIT.
En síntesis, esa caja de 30 centímetros cúbicos tenía apenas 4 Kbytes de memoria RAM (no megas ni gigas) y 64 Kbytes de memoria ROM. Es más, las computadoras de las naves Apolo no tenían pantalla; tan sólo un display como el de una calculadora y un teclado de 19 teclas. Tampoco utilizaban disquetes, ni CD ni DVD (no existían) ni, menos aún, disco duro. Cada Apolo llevaba el programa para toda la misión escrito y pregrabado en núcleos de ferrita desde antes del despegue. Gracias a eso, la supuesta segunda misión a la Luna, el Apolo 12, pudo soportar el impacto de dos rayos durante el despegue sin que se borrase ni un bit de su memoria.
El sistema operativo multitarea de la AGC, al que se llamó EXEC, era capaz de ejecutar hasta 8 tareas a la vez, según informaron en su momento a los medios periodísticos. Cada misión Apolo incluyó dos ordenadores AGC, uno en el Módulo de Mando y una en el módulo lunar. Era cien mil veces menos potente que cualquier teléfono celular actual y funcionaba a la lentísima velocidad de menos de un Mhz, concretamente 0,043 Mhz. Para tener una comparación, las primeras computadoras IBM PC-XT funcionaban a una velocidad de 4,77 Mhz.
Mike Collins, nacido en 1930 al igual que sus dos compañeros dijo en una entrevista: “Nacimos en el momento justo. Sobrevivimos a carreras peligrosas y tuvimos éxito en ellas. Al menos en mi caso, hubo un 10% de planificación y un 90% de pura suerte”. Queda claro que la “hazaña más grande de la humanidad” quedó en un 90 por ciento librada a la “pura suerte”.
El Módulo Lunar que supuestamente se utilizó.
Como blindaje, la nave tenía apenas una chapa de aluminio de 1/8 de pulgada, según los expertos, si hubieran atravesado en cinturón de Van Allen, y a pesar de tener trajes espaciales, los electrones los atraviesan igual y los astronautas hubieran muerto instantáneamente.
Un astrofísico que trabajó para la NASA, el científico John Mauldin, escribió que se necesita un escudo de dos metros de grosor para protegerse contra las protuberancias solares. Ninguna de las naves Apolo tenía esa protección.
Neil Armstrong, el primer hombre que supuestamente pisó la luna, y todos los que siguieron en las sucesivas misiones, se convirtieron en cómplices de la mentira más grande que se le dijo a la humanidad.
Aquellos que dicen que los soviéticos perdieron la carrera espacial, están totalmente equivocados. Los rusos no llegaron porque se dieron cuenta que los astronautas no podían atravesar el cinturón de radiación de Van Allen y salir ilesos. Además, aterrizar un vehículo espacial en la superficie lunar implicaba serias dificultades y podía terminar en tragedia. El éxito de la mentira del alunizaje norteamericano radica en haber contado con el silencio y la complicidad por razones inimaginables, de la Unión Soviética.
El lado oscuro de la Luna
Todos los alunizajes de la NASA consistieron en un fraude montado en un estudio de filmación en algún lugar secreto de los EE.UU. más precisamente a 150 km de Las Vegas en unos estudios cinematográficos construidos en secreto en la base militar conocida como Área 51.
Módulo lunar del Apolo 11 y de todas las
misiones posteriores sin cráter bajo la tobera.
Las anomalías son tantas que sería imposible enumerarlas en este artículo. El módulo de aterrizaje pesaba 15 toneladas, aun así no deja en la Luna huellas tan profundas como las de las pisadas de los astronautas. Ni siquiera el poderoso cohete propulsor del módulo de aterrizaje deja rastros debajo de él. La tobera ni siquiera hizo un pequeño cráter en el suelo lunar, a pesar de que supuestamente debía echar gases incandescentes a muchísima presión y las patas aparecen completamente limpias y relucientes sin la menor partícula de polvo. Es evidente que se les olvidó a todos los organizadores del fraude, la creación de un cráter requemado para que fuera más creíble la historia. A pesar de que los técnicos de la NASA decían que una de las mayores preocupaciones en la Tierra era que el módulo Águila cayera dentro del hoyo generado por la tobera del vehículo al descender.
Aldrin, del Apolo 11, fotografiado por Armstrong.
Tampoco existe polvo lunar adherido a las patas del módulo, que se muestran en todas las fotos limpias y relucientes. El módulo lunar da la sensación de que fue depositado suavemente con una grúa.
También siguen siendo fuentes de controversias, cuestiones técnicas de ingeniería del proyecto y condiciones de navegación y supervivencia de los astronautas en la superficie selenita. Una de ellas es la exigua capacidad del tanque de combustible del módulo para cumplir su propósito, ya que solo tenía combustible para un intento de aterrizaje. A estas dudas se han sumado otras referidas a los peligros que han debido enfrentar los astronautas durante su viaje debido a la intensidad de la mortífera radiación cósmica, las insoportables temperaturas del día lunar y el comprobado peligro de los impactos de micro meteoritos ante la precaria protección ofrecida por sus trajes espaciales y por la nave.
Aldrin clava la bandera de Estados Unidos
en un set de filmación que simula ser la
superficie lunar.
Otra, es la de las banderas plantadas. Si en la Luna no hay aire, ¿por qué siempre flamea la bandera de los Estados Unidos? Es evidente que las luces del set de filmación colocadas a pocos metros de los astronautas generaban tal calor que era imprescindible la presencia de potentes acondicionadores de aire que hacían flamear las banderas de las sucesivas misiones.
Otro punto interesante es ver a los astronautas moviéndose lentamente en la Luna. Pasando la película al doble de velocidad se observa que estaban caminando en la superficie terrestre y los saltos son pequeños, no más de 50 centímetros y no se produjeron en la Luna sino en la tierra. El truco fue simple, pasarle a todo el mundo las filmaciones de los alunizajes en cámara lenta. La gravedad de la Luna es una sexta parte que la de la Tierra, un astronauta con todo su equipo pesa 184 kilos en la tierra y pesarían 30 kilos en la Luna, sin embargo, los astronautas dejan huellas profundas, denunciando su peso real.
El polémico Rover lunar.
Los astronautas en casi todas las escenas están iluminados desde atrás, supuestamente por el sol y sin embargo de frente se ven perfectamente. Eso revela que existía otra fuente de iluminación.
Estando en el módulo se observa que los astronautas tenían una filmadora en color de alta resolución, la Hasselblad 500, sin embargo al caminar sobre la Luna, el hecho más trascendente del hombre, usaron una filmadora en blanco y negro de mala resolución. Parece que eso es lo que querían, que no se notaran los trucos. Mejor mostrar un debut borroso y con extraños cortes, que mostrar demasiados detalles reveladores que demuestren que todo no era más que una gran mentira.
Todo fue un hábil montaje de la NASA, los
astronautas, las banderas, el módulo lunar y el
rover del Apolo 15 en esta foto. Observe que
justo debajo del módulo se ve pegada la
bandera de Estados Unidos, que debería
estar en total oscuridad.
En la misión Apolo 15, los astronautas Scott e Irwin emplearon por primera vez un LRV (Vehículo Explorador Lunar o "Lunar Roving Vehicle", que recorrió una distancia total de 27, 9 kilómetros. Un Rover, que, por sus dimensiones, no entra dentro del módulo de las Apolo (era dos metros más largo que su propio hábitat) el gran misterio resulta ¿cómo apareció en la superficie del satélite? Si los astronautas utilizaban las famosas escalerillas que apenas les servían para pasar ellos… ¿por cuál compuerta bajaron el vehículo que vuelvo a repetir, no cabía en el módulo?
El astronauta Eugene Cernan, del Apolo 17,
conduciendo su rover, supuestamente
por la superficie lunar.
Con el Rover, recorrieron supuestamente, cerca de 35 kilómetros. Por otro lado, el acarreo de 382 kilogramos de rocas lunares, por parte de los astronautas resulta inverosímil por múltiples motivos.
Además, la NASA le pidió a Hollywood que la carrera espacial se convirtiera en un espectáculo y 700 técnicos del mundo del cine invadieron Cabo Cañaveral, postergando todas sus filmaciones para re decorar la base de lanzamiento con enormes reflectores, mucho colorido y efectos especiales.
Pero un grupo muy reducido de esta gente fue portador de un gran secreto, se los apartó y recluyó en una base secreta donde se filmó toda la farsa de los sucesivos alunizajes. Desde el 20 de julio de 1969 hasta la actualidad no ha dejado de crecer el número de escépticos que aseguran que los norteamericanos jamás pisaron la Luna.
Los pioneros en investigar el fraude lunar
A fines de 1974 en Estados Unidos, el escritor William Charles Kaysing (1922-2005), comenzó a investigar un discreto rumor de que no se había pisado la Luna.
Bill Kaysing, en su libro de 1976,
fue el primero en denunciar el fraude lunar.
Kaysing era un escritor de libros y artículos que abarcan desde temas relacionados con las motocicletas, hasta la alimentación natural. Su posición filosófica lo ubica como un defensor de las personas ante el poder de las corporaciones y los gobiernos. Sus libros denuncian los impuestos; la contaminación de los alimentos con conservantes, colorantes, etc.; y la vigilancia del gobierno sobre los ciudadanos.
Como ex-empleado de un proveedor de la NASA, la empresa Rocketdyne, Kaysing tuvo autorización para leer documentos calificados como secreto (Q Clearance). Consideró que ya era hora de denunciar el fraude lunar, denunció por primera vez lo que ya era vox populi en un círculo restringido de especialistas.
Nunca fuimos a la Luna, el
revelador libro de Kaysing.
Su sorprendente libro, auto editado en junio de 1976, generó un impacto entre los norteamericanos y lo tituló: We never went to the moon (o Nunca fuimos a la Luna). En él, sostiene que los astronautas jamás pusieron un pie en la superficie selenita. Por ejemplo, afirma que Neil Armstrong estaba en un estudio secreto en pleno corazón del desierto de Nevada, bajo las órdenes de un equipo televisivo de la NASA.
En 1978, el director Peter Hyams en su filme “Capricornio Uno” recrea una historia similar en donde la primera misión tripulada a Marte esconde un fraude que lleva a que la nave parta sin tripulantes y a que estos sean llevados a un lugar secreto en donde simularán ante las cámaras de TV el logro de su exitosa misión. Al trascender las sospechas sobre el plan, el gobierno llega a extorsionar a los tres astronautas hasta con la muerte de sus familias para llevarlo adelante.
Una letra C aparece en una roca lunar,
en una foto entregada por la NASA.
Para mediados de los años ‘80 las cuestiones relacionadas con el espacio, entre otras, han continuado enrareciéndose, al menos para un cierto número de observadores. Pero es durante los años ‘90 cuando esta explicación, hasta entonces deliberadamente ignorada en forma oficial comienza a propagarse por el mundo, lo cual obliga a las autoridades a intentar contrarrestarla sin éxito. Es así que la teoría conspirativa comienza a propagarse por el mundo.
El investigador Ralph René (1933-2008), escritor de Nueva Jersey, sustenta también que el hombre nunca pisó la Luna y en 1992 publicó un libro titulado La NASA enlunó a América (NASA mooned America) donde detalla los argumentos de su tesis que demuestran que los astronautas no habrían podido sobrevivir la radiación si hubieran pasado a través de los cinturones de Van Allen, entre otras irregularidades. René denunció también la foto lunar donde aparece la letra “C” visible en una roca de una foto oficial de la NASA, que indica que fue una elaboración de una escenografía. En su libro afirma que todo fue trucado en un estudio gubernamental de filmación cerca de la ciudad de Mercury, en Nevada.
El cineasta británico David S. Percy cuestionó
todas las fotos de los alunizajes de las Apolo.
¿Qué sucedió en la Luna? (What happened on the Moon?), es un documental del año 2000 sobre las misiones del Programa Apolo en el que su director, el británico David S. Percy intenta demostrar que el hombre nunca llegó a la Luna, enfatizando sus críticas en las fotografías que la NASA tomó sobre la superficie de la Luna y que él asegura serían un montaje.
Algo extraño sucedió en el viaje a la luna (en inglés: A Funny Thing Happened on the Way to the Moon) es un documental escrito, producido y dirigido por el director cinematográfico y periodista investigativo Bart Winfield Sibrel, un reconocido crítico del programa espacial de los Estados Unidos y proponente de la teoría de que los alunizajes del programa Apolo entre 1969 y 1972 fueron montajes llevados a cabo por la NASA.
Algo extraño sucedió en el viaje
a la Luna, documental de Bart
Sibrel, cuestionando la
"historia oficial".
Según Sibrel, hubo numerosos problemas técnicos y científicos insuperables para llevar un hombre a la Luna y traerlo de regreso a la Tierra de manera segura y que ciertas anomalías e inconsistencias en los registros de la NASA apuntan hacia una farsa. El documental de 47 minutos se centra principalmente en los cinturones de Van Allen, que son áreas de intensa radiación que rodean el planeta, como razón principal para decir que fue imposible enviar una misión tripulada a la Luna.
Sibrel además presenta tomas de vídeo que, según él, son filmaciones de la NASA que se debían mantener secretas, en las que se muestra a la tripulación del Apolo 11 (Neil Armstrong, Michael Collins, y Edwin E. Aldrin) elaborando un montaje con una transparencia de la Tierra contra una ventana en la cápsula de comando.
También examinó las famosas fotografías lunares. Sibrel señala lo que a su modo de ver son anomalías tales como las sombras que no son paralelas en las fotos, para probar que varias luces artificiales se usaron en las tomas; para examinar las tomas de vídeo Sibrel aumenta su velocidad para mostrar que la caminata sobre la Luna y las maniobras de los rovers lunares fueron filmadas en la Tierra y que su velocidad fue después reducida para simular la baja gravedad lunar.
Edwin Aldrin no estuvo en
la Luna sino en un secreto
set de filmación.
Bart Sibrel recibió el 9 de septiembre de 2002 un puñetazo en la mandíbula de Edwin Aldrin. Sucedió a las puertas del hotel Luxe de Beverly Hills, hasta donde el ex astronauta había ido para que le entrevistara un equipo de televisión japonés. Biblia en mano, Sibrel le abordó a la entrada. "¡Jure por la Biblia que caminó sobre la Luna!", exigió al segundo hombre que supuestamente puso un pie en otro mundo. Aldrin profundamente cristiano no podía mentir jurando sobre la Biblia y luego de golpear a Sibrel el ex astronauta despegó como un cohete y la cámara que iba con Sibrel grabó la escena.
La teoría de Kaysing cuyas convicciones lo acompañaran hasta su muerte el 21 de abril de 2005, logró durante estos años un número significativo de decenas de miles de seguidores, algunos de los cuales engrosan sus sospechas destacando nuevas inconsistencias en las misiones lunares.
Las patas del módulo lunar lucen brillantes y
sin polvo, algo que no es lógico. Tampoco
hay un pozo debajo de la tobera.
En febrero de 2001 la cadena televisiva FOX emite un programa especial en los Estados Unidos en horario de alta audiencia titulado "Teoría de la Conspiración: ¿Realmente fuimos a la Luna?" confrontando posiciones de escépticos y creyentes. La cuestión escala entonces hasta su punto más alto poniendo seriamente en ridículo a la NASA que llega incluso a evaluar la conveniencia de intentar escribir un libro en octubre de 2002, para desmitificar el asunto. Por supuesto, ese libro nunca se escribió y los autores a los que se les propuso la idea, el ingeniero aeronáuticoJames Oberg y Roger Launius, ex-director de la oficina de historia de la agencia espacial, rechazaron hacerse cargo.
El lado oscuro de la Luna, un
documental de William Karel que
reúne entrevistas a importantes
miembros del Club Bilderberg.
Entretanto en los meses y años siguientes, grupos de escépticos algunos de cuyos miembros exhiben credenciales científicas rebaten en profundidad las supuestas evidencias del alunizaje, no obstante lo cual la controversia aún perdura.
En el año 2002 el cineasta William Karel produce en Francia un documental titulado: “El lado Oscuro de la Luna” donde analiza la posibilidad del fraude lunar durante el gobierno del corrupto presidente Richard Nixon, entrevistando a Lawrence Eagleburger ex consejero de Nixon; Donald Rumsfeld, que también había sido su consejero, y ex-secretario de Defensa de George W. Bush; Henry Kissinger, ex-secretario de Estado de EE.UU.; Richard Helms, ex-director de la CIA; Alexander Haig ex Jefe de Personal de Nixon; el Gral. Vernon Walters, ex director adjunto de la CIA; la viuda de Stanley Kubrick, el famoso director de “2001, Odisea del Espacio”, realizada en 1968, quién presuntamente habría rodado las falsas tomas lunares; el astronauta Edwin Aldrin, su mujer y otros participantes de la conspiración.
Los astronautas del Apolo 11: A la izq.
Neil Armstrong, en el centro Michael
Collins y a la derecha Edwin Aldrin.
En febrero de 2004 con motivo de aproximarse el 35º aniversario del “primer alunizaje”, la NASA reconoce el extravío de los videos originales de tres horas de grabación correspondientes al alunizaje de Apolo 11, filme de exhibición restringida dentro de la NASA en su momento. Esto pone al organismo espacial en una situación muy embarazosa. La exhibición de este material que se suponía archivado, prometía convertirse por la calidad de sus imágenes, superiores a todo lo conocido hasta el momento sobre la misión, en un tributo adecuado con motivo de la celebración del 35º aniversario de la “proeza espacial”. Los creyentes en la conspiración sospechan que las cintas también podrían haberse convertido en una nueva fuente de polémicas; de allí su desaparición.
Una inquietud del científico John Sarkissian (en
la foto en agosto de 2006), permitió descubrir
que habían desaparecido de la NASA 698
videos originales de los viajes de las Apolo.
Y por si estas sospechas no fueran poco, la NASA no encuentra el resto de las grabaciones originales del Programa Apolo. En 2006, un científico de la Organización para la investigación científica e industrial de la Comunidad Británica de Naciones CSIRO, John Sarkissian, radicado en Australia desde hace unos diez años, intentó encontrar todas las filmaciones del programa Apolo. Sarkissian inició un estudio sobre la participación de la Estación australiana de Parkes en las transmisiones desde la Luna para la misión Apolo y tenía planes de digitalizarlas, para lo cual solicitó las cintas a la NASA y se enteró de que éstas se habían perdido. Las cintas perdidas contienen grabaciones originales de los seis alunizajes.
Así se descubrió que 698 de las 700 cajas que guardaban las cintas de vídeo originales (captadas por el Observatorio Honeysuckle Creek australiano el 21 de julio de 1969) del viaje del hombre a la Luna se encontrarían en paradero desconocido.
Interesante foto del rover del Apolo 17, tomada
por el astronauta Young, tras una reparación,
donde no se ven huellas de la rueda, ni
hacia adelante ni hacia atrás.
A raíz de esta denuncia, la NASA afirma no encontrar las 13.000 cintas originales de las misiones Apolo. Estas cintas contienen no sólo imágenes no vistas antes, sino una excelente calidad ya que hubo que convertir a formato televisivo (a 60 frames mientras las cintas estaban a 10) lo que se pudo ver a finales de los ‘60. "No están perdidas, sólo que no sabemos dónde están", afirman fuentes de la NASA.¡¡Increíble!!
La desaparición de 698 filmaciones originales de los supuestos viajes a la Luna, indica que era mejor que desaparezcan a que se descubra el gran fraude. Richard Nafzger, quien trabajó durante las misiones Apolo para desarrollar la tecnología para convertir las imágenes para ser transmitidas por televisión, admitió que tal vez se hayan borrado o sobregrabado los videos de ese momento, informó la agencia de noticias DPA. ¿Cómo vamos a creernos que la supuesta hazaña más grande del hombre no fue guardada en algún lugar especial y que se usó para regrabar encima? Esto es un insulto a la inteligencia. O sea, la hazaña más grande del hombre, no tuvo ningún valor para los propios científicos y técnicos que regrabaron encima.
Los 12 hombres que supuestamente caminaron
sobre la Luna. En esta foto tomada por la NASA,
si se hubieran puesto el casco nos hubiéramos
creído que estaban en la superficie lunar.
El día que se transmitió el fraude, la señal fue convertida a formato de televisión estándar, esto con el fin de que pudiese ser recibida por televisores convencionales alrededor del mundo. Como consecuencia de la conversión, la transmisión que la gente vio por TV aquél histórico 20 de Julio de 1969, fue una degradación de la señal original, con resolución, brillo y contraste reducidos, como se observa en la foto de la izquierda. La NASA anunció la búsqueda oficial de los videos en Agosto de 2006 y hasta hoy los videos siguen perdidos. La única grabación original del Apolo 11 que se conoce es un video de 15 minutos descubierto en 2005.
La NASA, por su parte, dice que las cintas de video podrían estar en el laboratorio Goddard Space Flight Center o en algún otro sitio dentro de su sistema de archivos. Ya buscaron allí y nadie encontró nada. Hay algunos fanáticos como Richard C. Hoagland, quien dice que todo es parte de una conspiración del gobierno de los Estados Unidos. Y tal como dice el Nuevo Testamento en Mateo Cap. 10 Versículo 26: “Nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse”.
Foto tomada por Charles Conrad, del Apolo 12,
al astronauta Alan Bean sosteniendo un
contenedor de muestras. Arriba a la izquierda,
se alcanza a ver un foco de un
estudio cinematográfico.
Porque si algo faltaba para demoler a los defensores de la NASA, fue la sonda de la Agencia Espacial Europea, SMART-1 que llegó a la órbita lunar con la idea de crear mapas topográficos de localizaciones reales lunares. Esta sonda equipada con una cámara de alta resolución lo suficientemente potente como para fotografiar los restos de las misiones Apolo dejados sobre la superficie lunar, buscó en las coordenadas de los sitios “históricos” donde caminó el hombre. La SMART-1 finalizó su misión en agosto de 2006. Por supuesto, no pudo encontrar nada de los seis aterrizajes efectuados por la NASA.
No aparecen las piedras
Respecto a las supuestas “piedras lunares” traídas por los módulos Apolo, no aparecen. "La NASA le entregó las piedras al Departamento de Estado para que las distribuyese", explicó Jennifer Ross-Nazzal, historiadora de la NASA, en un correo electrónico."No tenemos documentado cuándo ni a quién fueron entregadas".
"La Oficina de Historia no le siguió la pista a las piedras lunares y, hasta donde yo sé, nadie lo ha hecho", expresó en un correo electrónico Tiffany Hamelin, historiadora del Departamento de Estado.
Joseph Gutheinz Jr., abogado y ex agente de la NASA afirmó que "184 rocas lunares están perdidas". Pero el inspector general de la NASA, Paul K. Martin anunció que faltaban 517 rocas y otras muestras registradas entre 1970 y 2010, de acuerdo al diario The Independent.
Ciento treinta y seis naciones y diez estados de los Estados Unidos denunciaron que las rocas lunares que poseían han desaparecido.
Falsa piedra lunar del Rijksmuseum de
Ámsterdam, obsequiada por el gobierno de
Nixon en 1969, era madera petrificada.
La "piedra lunar" que se exhibía en el Rijksmuseum de Ámsterdam, resultó ser un trozo de madera inobjetable, aunque petrificado. Fue un regalo del presidente Richard Nixon al primer ministro holandés en octubre de 1969, Willem Drees, un aliado modélico de Washington. Se la entregó el embajador norteamericano en Holanda, William Middendorf, durante la primera gira mundial de los tres astronautas del Apolo 11, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, que acababan supuestamente de regresar de la Luna. El descubrimiento del fraude fue el 27 de agosto de 2009 y la madera pertenece a una variedad probablemente de Arizona. La piedra en cuestión estaba asegurada en 50 mil euros, ahora no vale más de 50 euros.
El profesor de geología John L. Parker examinó y analizó las piedras de la Luna en la Universidad de Maine. En ese instituto también la científica Nelly Wason estuvo trabajando. Durante sus trabajos de exploraciones en el desierto de Atacama en el Norte de Chile descubrieron que las piedras lunares de las Apolo eran del desierto de Atacama, porque contenían exactamente los mismos minerales.
Andrew Steele, un astrobiólogo de la universidad de Portsmouth en Inglaterra, hizo investigaciones microscópicas y detecta que hay vida terrestre en las "piedras lunares". Encuentra restos de cepillos, plásticos, nilón, teflón y animales microscópicos. La respuesta de la NASA fue que no habían limpiado correctamente el depósito donde estaban las piedras.
Llama la atención que 270 rocas lunares fueran regaladas apenas regresaron con ellas los astronautas. ¿Las regalarían porque sabían secretamente que no eran procedentes de nuestro satélite?
Encuesta de la NASA para elegir el mayor logro de su historia
En abril de 2009, la agencia espacial propuso que se podía votar por Internet entre los 10 avances logrados por la agencia norteamericana hasta el 21 de abril.
En el casco de Alan Bean, astronauta del Apolo
12, se refleja su compañero Charles Conrad
y una hilera completa de reflectores.
La encuesta online para elegir los mayores logros de la Agencia espacial en sus 50 años de vida, permitía opinar vía Internet y elegir entre diez investigaciones diferentes consideradas por la NASA como los mayores éxitos desde su creación hace 50 años.
Los logros que puso online la NASA incluyen el diagnóstico del adelgazamiento de la capa de ozono, las vistas desde el espacio de la contaminación aérea; y las imágenes satelitales del derretimiento de los hielos y glaciares, entre otros. La medición de la profundidad de los océanos desde el espacio y vía satélites, y de su temperatura son otras de las opciones por las que se podía votar. Los instrumentos con los que la NASA puede medir la clorofila de las plantas desde el cielo y obtener un mapa verde desde el espacio fue otra de las opciones.
La NASA no incluyó en la
encuesta por su 50º
aniversario a ninguno de
sus supuestos alunizajes.
Llama poderosamente la atención que los científicos de la NASA omitieran deliberadamente incluir en la encuesta algo tan “maravilloso” como la llegada del hombre a la Luna. El alunizaje del Apolo 11 en julio de 1969, no figura en la encuesta de la propia NASA, ni ninguno de los otros supuestos alunizajes que terminaron con el Apolo 17.
Otro de los logros de la Agencia espacial y que figuraba en la encuesta es su sistema de predicción del tiempo. La NASA ayudó a construir y lanzar una flota de censores orbitales que detectan una cada vez mayor cantidad de factores que influyen en el tiempo.
También se podía votar por las investigaciones sobre la energía de la Tierra. "Registrar los flujos de energía desde y hacia el sistema terrestre" permite "medir los cambios en la energía solar" y determinar "el rol que juegan los humanos en alterar el clima". Los usuarios también podían inclinarse por los trabajos que permitieron desarrollar la tecnología GPS y montar la red de satélites para detectar los movimientos de personas y vehículos y hasta de la misma Tierra. Gracias a los sistemas de posicionamiento global se pueden hasta registrar "los movimientos de las placas tectónicas, medir el crecimiento de los mares y lograr que los viajes aéreos y espaciales sean seguros".
La sombra de Aldrin es mucho más larga que la
de Armstrong, señal de que en ese momento
había dos fuentes de iluminación.
Finalmente, el aparato que permite ubicar con precisión un punto en cualquier lugar del planeta fue elegido como el avance más importante de la agencia entre 10 posibilidades, donde los propios científicos no incluyeron la llegada del hombre a la luna como el mayor logro de la NASA.
Esta omisión de la propia NASA da pie a los que venimos sosteniendo en el programa radial Contacto con la Creación desde octubre de 2005, que los norteamericanos no llegaron a la luna y todos los supuestos alunizajes tripulados fueron un total fraude mundial. La votación del GPS consiguió 3.280 sufragios contra los 2.408 que recibió el sistema para diagnosticar la reducción de la capa de ozono.
A la izquierda de Aldrin se ven dos luces,
algunos dicen que son ovnis, pero otros
afirman que son reflectores de
un estudio de filmación.
El tercer lugar, con 2.313 votos, fue ocupado por los avances en los pronósticos meteorológicos logrados con la información de los satélites que ahora permiten determinar el estado del tiempo en un lugar del mundo con una semana de anticipación. Los otros avances de la Nasa que ocuparon las primeras posiciones fueron: El calentamiento y aumento de los niveles marinos (4), el alcance mundial de la contaminación aérea (5) y el desplazamiento de las capas de hielo (6). Además, la verde ecología del planeta (7), los pronósticos de abundancia y hambre (8), el mundo del agua (9) y la ubicación de las fuentes de energía en el mundo (10).
Sin embargo, el pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad, fue intencionalmente omitido por los propios científicos de la NASA, una prueba más de algo que ellos mismos consideran como un no-logro, de lo contrario, el o los supuestos alunizajes hubieran figurado en esta encuesta.
Por lo menos, los científicos de la NASA tuvieron vergüenza de seguir mintiéndole al mundo sobre un logro que no fue real.
En diciembre de 1972 el Proyecto Apolo llegó a su fin. Fue el fraude más grande de la historia de la Astronáutica ya que los seis supuestos alunizajes con sus respectivos astronautas fueron un hábil montaje del gobierno norteamericano para cautivar a las masas.
Insignia del Proyecto Apolo.
El programa Apolo tuvo 17 misiones en total y comenzó muy mal. La misión Apolo 1 sufrió un trágico accidente en tierra el 27 de enero de 1967, cuando los astronautas Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee mueren asfixiados dentro del módulo de comando como consecuencia de un súbito incendio.
Las Apolo 2, 3, 4, 5 y 6 fueron sin tripulación, orbitando el planeta Tierra. Las tripulaciones de las misiones Apolo estaban compuestas por militares y la primera misión tripulada fue la Apolo 7, que despegó el 11 de octubre de 1968 y simuló colocar a una tripulación de tres hombres en órbita alrededor de la Luna y su regreso a la Tierra, algo que incluso con la tecnología actual es imposible, ya que para ir a la Luna la nave tuvo que atravesar el cinturón de Van Allen cuyas radiaciones mortales los hubieran matado.
Como dato curioso, los tres astronautas del Apolo 7 estuvieron de muy mal humor durante los diez días que duró la supuesta misión y se los pasaron discutiendo y peleando con los técnicos del control de tierra todo el tiempo. Llama la atención que Walter Schirra (astronauta de los programas Mercury, Géminis y Apolo), que era el comandante de la misión, abandonó la NASA en 1969 (disconforme como se estaba llevando a cabo el proyecto), convirtiéndose en comentarista de temas espaciales para la CBS e iniciándose en la empresa privada. Su compañero de misión Walter Cuninham dejó la NASA en 1971 y el restante astronauta, Don F. Eisele abandonó la NASA en 1972.
Radiaciones mortales
Los cinturones de radiación que rodean la Tierra, constan de electrones y protones que proceden de los rayos cósmicos y del viento solar capturados en una región que se extiende alrededor del planeta Tierra y comprende unos 48.000 a 64.000 km antes de llegar al espacio exterior propiamente dicho.
El cinturón forma un fuerte campo electromagnético que aumenta cerca de los polos de la Tierra y las partículas se mueven de un lado a otro en recorridos helicoidales entre los polos norte y sur de la Tierra. La mayor parte de los protones de alta energía se encuentran en el cinturón interior a una altitud de 3.200 km; los electrones están más concentrados en un cinturón exterior que se extiende a muchos radios de la Tierra en el espacio.
Cinturón de radiación de Van Allen que
envuelve al planeta Tierra.
Para los seres vivos, la radiación tiene efectos dañinos por ejemplo, la radiación absorbida se mide en grays, y si se recibe una cantidad de radiación superior a 40 Gy produce un deterioro severo en el sistema vascular humano, que desemboca en edema cerebral, trastornos neurológicos y coma profundo. El individuo muere en las 48 horas siguientes. Cuando el organismo absorbe entre 10 y 40 Gy de radiación, los trastornos vasculares son menos serios, pero se produce la pérdida de fluidos y electrolitos que pasan a los espacios intercelulares y al tracto gastrointestinal. El individuo muere en los diez días siguientes a consecuencia del desequilibrio osmótico, del deterioro de la médula ósea y de la infección terminal. Si la cantidad absorbida oscila entre 1,5 y 10 Gy, se destruye la médula ósea provocando infección y hemorragia. La persona puede morir cuatro o cinco semanas después de la exposición. Los efectos de estas radiaciones en el tejido irradiado pueden degenerar e incluso desarrollar un cáncer. Curiosamente ninguno de todos los astronautas del proyecto Apolo murió de cáncer.
Quienes conocen algo de Astronomía y Astronáutica, saben que todas las misiones espaciales tripuladas, desde la primera soviética en 1961 con Yuri Gagarin en las Vostok, siguiendo con las Mercury, Géminis, Soyuz, Skylab, Mir, e incluso las del trasbordador espacial y la construcción de la Estación Orbital Internacional, siempre se realizaron muchos kilómetros por debajo de los cinturones de radiación de Van Allen, que son tres y protegen el planeta, envolviéndolo.
Otro esquema de los mortíferos cinturones
de radiación de Van Allen.
La única excepción, de misiones tripuladas que supuestamente atravesaron esas radiaciones mortíferas, es el proyecto Apolo. Cada misión Apolo dirigida a la Luna debió pasar dos veces por el cinturón de radiación, una a la ida y otra a la vuelta.
El 30 de agosto de 2012, la NASA lanzó dos sondas espaciales (RBSP, por su sigla en idioma inglés) directamente hacia los cinturones de radiación de Van Allen. Las sondas fuertemente protegidas dieron inicio a una misión de dos años y tienen como objetivo descubrir qué es lo que hace que el cinturón de radiación sea tan peligroso.
"Sabemos de los cinturones de Van Allen desde hace décadas y sin embargo continúan sorprendiéndonos con sus inesperadas tormentas de 'electrones asesinos' y otros fenómenos", dice el científico de la misión David Sibeck. "Las sondas para tormentas nos ayudarán a entender qué es lo que está sucediendo allí afuera", afirmó.
Así que tenemos que en 2012 la NASA habla de "electrones asesinos" pero en 1969 nos decía que era inocuo atravesar el cinturón de radiación.
Una auténtica película de Ciencia-Ficción
Comenzó cuando el 16 de julio de 1969 cuando despegó el cohete Saturno V, llevando supuestamente a los astronautas fuera de la atracción terrestre.
Gráfico de la Misión Apolo 11 para ingenuos.
A continuación, los astronautas dejarían de orbitar la Tierra para ponerse en órbita lunar el 20 de Julio de 1969, luego alunizar y que el astronauta Neil Armstrong (1930-2012), frente a varios centenares de millones de personas que siguieron el evento por televisión, pisara la superficie lunar. Unos minutos después, ayuda a Edwin Aldrin a salir del módulo lunar. Mientras Aldrin ‘juega’ en los alrededores, Armstrong inspecciona el motor.
En la misión Apolo 11 Armstrong y Aldrin solamente estuvieron 2 horas y media caminando sobre la superficie, lo que dura habitualmente una película. En tanto, Michael Collins supuestamente los esperaba en órbita lunar. Luego, se subieron al módulo Águila y despegaron de la Luna para acoplarse con la nave Apolo en órbita lunar y finalmente regresar a la Tierra y caer en el océano Pacífico el 24 de julio.
Todo es demasiado fantástico, aún con la tecnología del siglo XXI. En total, se simularon 6 alunizajes (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17) entre 1969 y 1972. El programa calificado de “exitoso” por la propia NASA, se canceló con 3 misiones más planeadas (Apolo 18, 19 y 20), es curioso que un programa “exitoso” se suspenda teniendo aún tres misiones pendientes. Respecto a las tres cápsulas restantes sin usar, una de ellas fue utilizada para el lanzamiento del Skylab en 1973 y las otras dos se pueden ver exhibidas en el John F. Kennedy Space Center cerca de Cabo Cañaveral y en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
¡En 9 meses nos hicieron creer que se podía caminar en la Luna!
Tenemos que la primera misión tripulada del Proyecto Apolo, fue la Apolo 7, lanzada el 11 de octubre de 1968 y de allí, en 9 meses, un tiempo muy pero muy corto, el gobierno de Estados Unidos le hizo creer al mundo que el 20 de julio de 1969 el primer norteamericano caminaba sobre la superficie lunar.
El Módulo de Mando (CSM) y el
Módulo Lunar (LM).
En total, la "historia oficial" dice que 12 hombres caminaron en la Luna, dos de cada una de las misiones que supuestamente alunizaron entre 1969 y 1972.
El Apolo 11 despegó de Cabo Cañaveral el 16 de Julio de 1969 a las 13:32 con (si no nos mintieron) tres tripulantes en su interior: Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Mike Collins. Después de 2 horas y 33 minutos de orbitar la Tierra, se le hizo creer al mundo que la nave se estaba acercando a la Luna, cuando en realidad orbitaba la Tierra y al mundo se retransmitía una película filmada con anterioridad en alguna base secreta norteamericana.
32 Kilobytes en la computadora de la nave
La Computadora de Guía de la Apolo (Apollo Guidance Computer, AGC), supuestamente guió a Neil Amstrong y Edwin Aldrin durante el primer descenso en la Luna. Según informaron, el AGC guió el módulo Águila hacia un gran cráter con enormes rocas a su alrededor. Sabiendo que no quería tocar suelo allí, Armstrong tomó el control manual del módulo lunar mientras Aldrin pedía los datos de radar y de ordenador para guiar al módulo lunar Eagle a un aterrizaje seguro con los 30 segundos de combustible que quedaban.
Como dice la "historia oficial", mientras las alarmas 1201 y 1202 sonaban en el módulo mientras intentaban alunizar, el ingeniero Jack Garman le dijo al oficial de guía Steve Bales del control de la misión que era seguro continuar el descenso, y esto se le transmitió a la tripulación. Garman recordó que las alarmas 1201 y 1202 habían sonado durante uno de los cientos de simulaciones realizadas por el equipo en la preparación de la misión Apolo 11, y supo que estaría bien continuar. Después de todo, para que se iban a hacer problema si todo era una gran falsificación y el objetivo era hacerle creer a la humanidad que habían viajado 356 mil kilómetros de la Tierra a la Luna.
Foto de la AGC, la computadora primitiva del
Apolo 11 y que se usó en el resto de las
misiones. Contaba solo con 19 teclas
y 32 Kb de memoria.
Con solo 32 Kb, el AGC hizo su trabajo para todas las misiones Apolo, teniendo bajo su control los 15.000 kg de la nave espacial, en órbita a 3.500 kilómetros por hora alrededor de la Luna, los módulos de todas las misiones tomaron suelo de forma segura a metros de una ubicación determinada, y los guió de nuevo al retornar al encuentro con la nave de mando en órbita lunar.
El módulo lunar, esa especie de insecto monstruoso que nos ha mostrado repetidas veces la NASA, con sus medidas y peso, es imposible que pudiera llevar el combustible necesario para las maniobras de alunizaje y despegue en una gravedad del 64% de la terrestre.
Eso hoy no se puede creer porque el arcaico computador solo tenía 32 Kb de memoria, lo que en pocas palabras es nada. Durante la fase de alunizaje se encargaba de integrar los datos del radar altimétrico, controlar el impulso del motor principal y de los 16 motores de estabilización, mantener las antenas continuamente orientadas hacia la Tierra y calcular la trayectoria para regresar a la nave nodriza en caso de emergencia. Todo a la vez y con sólo 32 Kilobytes. Eso permite afirmar que esa tecnología no servía para tan arriesgada maniobra, por ende, jamás bajaron en la Luna.
Detalle de la computadora guía
o AGC de la Apolo 11.
La cápsula Apolo tenía la computadora AGC que costó más de 150.000 dólares. No tenía una unidad de disco para almacenar programas y sólo contaba en total con 25 kilos de peso y 34 kilobytes de memoria que habían sido literalmente cableados, y algo así como 4 Kb de algo similar al tipo de memoria RAM. Había sido desarrollada por el Laboratorio de Instrumentación del MIT.
En síntesis, esa caja de 30 centímetros cúbicos tenía apenas 4 Kbytes de memoria RAM (no megas ni gigas) y 64 Kbytes de memoria ROM. Es más, las computadoras de las naves Apolo no tenían pantalla; tan sólo un display como el de una calculadora y un teclado de 19 teclas. Tampoco utilizaban disquetes, ni CD ni DVD (no existían) ni, menos aún, disco duro. Cada Apolo llevaba el programa para toda la misión escrito y pregrabado en núcleos de ferrita desde antes del despegue. Gracias a eso, la supuesta segunda misión a la Luna, el Apolo 12, pudo soportar el impacto de dos rayos durante el despegue sin que se borrase ni un bit de su memoria.
El sistema operativo multitarea de la AGC, al que se llamó EXEC, era capaz de ejecutar hasta 8 tareas a la vez, según informaron en su momento a los medios periodísticos. Cada misión Apolo incluyó dos ordenadores AGC, uno en el Módulo de Mando y una en el módulo lunar. Era cien mil veces menos potente que cualquier teléfono celular actual y funcionaba a la lentísima velocidad de menos de un Mhz, concretamente 0,043 Mhz. Para tener una comparación, las primeras computadoras IBM PC-XT funcionaban a una velocidad de 4,77 Mhz.
Mike Collins, nacido en 1930 al igual que sus dos compañeros dijo en una entrevista: “Nacimos en el momento justo. Sobrevivimos a carreras peligrosas y tuvimos éxito en ellas. Al menos en mi caso, hubo un 10% de planificación y un 90% de pura suerte”. Queda claro que la “hazaña más grande de la humanidad” quedó en un 90 por ciento librada a la “pura suerte”.
El Módulo Lunar que supuestamente se utilizó.
Como blindaje, la nave tenía apenas una chapa de aluminio de 1/8 de pulgada, según los expertos, si hubieran atravesado en cinturón de Van Allen, y a pesar de tener trajes espaciales, los electrones los atraviesan igual y los astronautas hubieran muerto instantáneamente.
Un astrofísico que trabajó para la NASA, el científico John Mauldin, escribió que se necesita un escudo de dos metros de grosor para protegerse contra las protuberancias solares. Ninguna de las naves Apolo tenía esa protección.
Neil Armstrong, el primer hombre que supuestamente pisó la luna, y todos los que siguieron en las sucesivas misiones, se convirtieron en cómplices de la mentira más grande que se le dijo a la humanidad.
Aquellos que dicen que los soviéticos perdieron la carrera espacial, están totalmente equivocados. Los rusos no llegaron porque se dieron cuenta que los astronautas no podían atravesar el cinturón de radiación de Van Allen y salir ilesos. Además, aterrizar un vehículo espacial en la superficie lunar implicaba serias dificultades y podía terminar en tragedia. El éxito de la mentira del alunizaje norteamericano radica en haber contado con el silencio y la complicidad por razones inimaginables, de la Unión Soviética.
El lado oscuro de la Luna
Todos los alunizajes de la NASA consistieron en un fraude montado en un estudio de filmación en algún lugar secreto de los EE.UU. más precisamente a 150 km de Las Vegas en unos estudios cinematográficos construidos en secreto en la base militar conocida como Área 51.
Módulo lunar del Apolo 11 y de todas las
misiones posteriores sin cráter bajo la tobera.
Las anomalías son tantas que sería imposible enumerarlas en este artículo. El módulo de aterrizaje pesaba 15 toneladas, aun así no deja en la Luna huellas tan profundas como las de las pisadas de los astronautas. Ni siquiera el poderoso cohete propulsor del módulo de aterrizaje deja rastros debajo de él. La tobera ni siquiera hizo un pequeño cráter en el suelo lunar, a pesar de que supuestamente debía echar gases incandescentes a muchísima presión y las patas aparecen completamente limpias y relucientes sin la menor partícula de polvo. Es evidente que se les olvidó a todos los organizadores del fraude, la creación de un cráter requemado para que fuera más creíble la historia. A pesar de que los técnicos de la NASA decían que una de las mayores preocupaciones en la Tierra era que el módulo Águila cayera dentro del hoyo generado por la tobera del vehículo al descender.
Aldrin, del Apolo 11, fotografiado por Armstrong.
Tampoco existe polvo lunar adherido a las patas del módulo, que se muestran en todas las fotos limpias y relucientes. El módulo lunar da la sensación de que fue depositado suavemente con una grúa.
También siguen siendo fuentes de controversias, cuestiones técnicas de ingeniería del proyecto y condiciones de navegación y supervivencia de los astronautas en la superficie selenita. Una de ellas es la exigua capacidad del tanque de combustible del módulo para cumplir su propósito, ya que solo tenía combustible para un intento de aterrizaje. A estas dudas se han sumado otras referidas a los peligros que han debido enfrentar los astronautas durante su viaje debido a la intensidad de la mortífera radiación cósmica, las insoportables temperaturas del día lunar y el comprobado peligro de los impactos de micro meteoritos ante la precaria protección ofrecida por sus trajes espaciales y por la nave.
Aldrin clava la bandera de Estados Unidos
en un set de filmación que simula ser la
superficie lunar.
Otra, es la de las banderas plantadas. Si en la Luna no hay aire, ¿por qué siempre flamea la bandera de los Estados Unidos? Es evidente que las luces del set de filmación colocadas a pocos metros de los astronautas generaban tal calor que era imprescindible la presencia de potentes acondicionadores de aire que hacían flamear las banderas de las sucesivas misiones.
Otro punto interesante es ver a los astronautas moviéndose lentamente en la Luna. Pasando la película al doble de velocidad se observa que estaban caminando en la superficie terrestre y los saltos son pequeños, no más de 50 centímetros y no se produjeron en la Luna sino en la tierra. El truco fue simple, pasarle a todo el mundo las filmaciones de los alunizajes en cámara lenta. La gravedad de la Luna es una sexta parte que la de la Tierra, un astronauta con todo su equipo pesa 184 kilos en la tierra y pesarían 30 kilos en la Luna, sin embargo, los astronautas dejan huellas profundas, denunciando su peso real.
El polémico Rover lunar.
Los astronautas en casi todas las escenas están iluminados desde atrás, supuestamente por el sol y sin embargo de frente se ven perfectamente. Eso revela que existía otra fuente de iluminación.
Estando en el módulo se observa que los astronautas tenían una filmadora en color de alta resolución, la Hasselblad 500, sin embargo al caminar sobre la Luna, el hecho más trascendente del hombre, usaron una filmadora en blanco y negro de mala resolución. Parece que eso es lo que querían, que no se notaran los trucos. Mejor mostrar un debut borroso y con extraños cortes, que mostrar demasiados detalles reveladores que demuestren que todo no era más que una gran mentira.
Todo fue un hábil montaje de la NASA, los
astronautas, las banderas, el módulo lunar y el
rover del Apolo 15 en esta foto. Observe que
justo debajo del módulo se ve pegada la
bandera de Estados Unidos, que debería
estar en total oscuridad.
En la misión Apolo 15, los astronautas Scott e Irwin emplearon por primera vez un LRV (Vehículo Explorador Lunar o "Lunar Roving Vehicle", que recorrió una distancia total de 27, 9 kilómetros. Un Rover, que, por sus dimensiones, no entra dentro del módulo de las Apolo (era dos metros más largo que su propio hábitat) el gran misterio resulta ¿cómo apareció en la superficie del satélite? Si los astronautas utilizaban las famosas escalerillas que apenas les servían para pasar ellos… ¿por cuál compuerta bajaron el vehículo que vuelvo a repetir, no cabía en el módulo?
El astronauta Eugene Cernan, del Apolo 17,
conduciendo su rover, supuestamente
por la superficie lunar.
Con el Rover, recorrieron supuestamente, cerca de 35 kilómetros. Por otro lado, el acarreo de 382 kilogramos de rocas lunares, por parte de los astronautas resulta inverosímil por múltiples motivos.
Además, la NASA le pidió a Hollywood que la carrera espacial se convirtiera en un espectáculo y 700 técnicos del mundo del cine invadieron Cabo Cañaveral, postergando todas sus filmaciones para re decorar la base de lanzamiento con enormes reflectores, mucho colorido y efectos especiales.
Pero un grupo muy reducido de esta gente fue portador de un gran secreto, se los apartó y recluyó en una base secreta donde se filmó toda la farsa de los sucesivos alunizajes. Desde el 20 de julio de 1969 hasta la actualidad no ha dejado de crecer el número de escépticos que aseguran que los norteamericanos jamás pisaron la Luna.
Los pioneros en investigar el fraude lunar
A fines de 1974 en Estados Unidos, el escritor William Charles Kaysing (1922-2005), comenzó a investigar un discreto rumor de que no se había pisado la Luna.
Bill Kaysing, en su libro de 1976,
fue el primero en denunciar el fraude lunar.
Kaysing era un escritor de libros y artículos que abarcan desde temas relacionados con las motocicletas, hasta la alimentación natural. Su posición filosófica lo ubica como un defensor de las personas ante el poder de las corporaciones y los gobiernos. Sus libros denuncian los impuestos; la contaminación de los alimentos con conservantes, colorantes, etc.; y la vigilancia del gobierno sobre los ciudadanos.
Como ex-empleado de un proveedor de la NASA, la empresa Rocketdyne, Kaysing tuvo autorización para leer documentos calificados como secreto (Q Clearance). Consideró que ya era hora de denunciar el fraude lunar, denunció por primera vez lo que ya era vox populi en un círculo restringido de especialistas.
Nunca fuimos a la Luna, el
revelador libro de Kaysing.
Su sorprendente libro, auto editado en junio de 1976, generó un impacto entre los norteamericanos y lo tituló: We never went to the moon (o Nunca fuimos a la Luna). En él, sostiene que los astronautas jamás pusieron un pie en la superficie selenita. Por ejemplo, afirma que Neil Armstrong estaba en un estudio secreto en pleno corazón del desierto de Nevada, bajo las órdenes de un equipo televisivo de la NASA.
En 1978, el director Peter Hyams en su filme “Capricornio Uno” recrea una historia similar en donde la primera misión tripulada a Marte esconde un fraude que lleva a que la nave parta sin tripulantes y a que estos sean llevados a un lugar secreto en donde simularán ante las cámaras de TV el logro de su exitosa misión. Al trascender las sospechas sobre el plan, el gobierno llega a extorsionar a los tres astronautas hasta con la muerte de sus familias para llevarlo adelante.
Una letra C aparece en una roca lunar,
en una foto entregada por la NASA.
Para mediados de los años ‘80 las cuestiones relacionadas con el espacio, entre otras, han continuado enrareciéndose, al menos para un cierto número de observadores. Pero es durante los años ‘90 cuando esta explicación, hasta entonces deliberadamente ignorada en forma oficial comienza a propagarse por el mundo, lo cual obliga a las autoridades a intentar contrarrestarla sin éxito. Es así que la teoría conspirativa comienza a propagarse por el mundo.
El investigador Ralph René (1933-2008), escritor de Nueva Jersey, sustenta también que el hombre nunca pisó la Luna y en 1992 publicó un libro titulado La NASA enlunó a América (NASA mooned America) donde detalla los argumentos de su tesis que demuestran que los astronautas no habrían podido sobrevivir la radiación si hubieran pasado a través de los cinturones de Van Allen, entre otras irregularidades. René denunció también la foto lunar donde aparece la letra “C” visible en una roca de una foto oficial de la NASA, que indica que fue una elaboración de una escenografía. En su libro afirma que todo fue trucado en un estudio gubernamental de filmación cerca de la ciudad de Mercury, en Nevada.
El cineasta británico David S. Percy cuestionó
todas las fotos de los alunizajes de las Apolo.
¿Qué sucedió en la Luna? (What happened on the Moon?), es un documental del año 2000 sobre las misiones del Programa Apolo en el que su director, el británico David S. Percy intenta demostrar que el hombre nunca llegó a la Luna, enfatizando sus críticas en las fotografías que la NASA tomó sobre la superficie de la Luna y que él asegura serían un montaje.
Algo extraño sucedió en el viaje a la luna (en inglés: A Funny Thing Happened on the Way to the Moon) es un documental escrito, producido y dirigido por el director cinematográfico y periodista investigativo Bart Winfield Sibrel, un reconocido crítico del programa espacial de los Estados Unidos y proponente de la teoría de que los alunizajes del programa Apolo entre 1969 y 1972 fueron montajes llevados a cabo por la NASA.
Algo extraño sucedió en el viaje
a la Luna, documental de Bart
Sibrel, cuestionando la
"historia oficial".
Según Sibrel, hubo numerosos problemas técnicos y científicos insuperables para llevar un hombre a la Luna y traerlo de regreso a la Tierra de manera segura y que ciertas anomalías e inconsistencias en los registros de la NASA apuntan hacia una farsa. El documental de 47 minutos se centra principalmente en los cinturones de Van Allen, que son áreas de intensa radiación que rodean el planeta, como razón principal para decir que fue imposible enviar una misión tripulada a la Luna.
Sibrel además presenta tomas de vídeo que, según él, son filmaciones de la NASA que se debían mantener secretas, en las que se muestra a la tripulación del Apolo 11 (Neil Armstrong, Michael Collins, y Edwin E. Aldrin) elaborando un montaje con una transparencia de la Tierra contra una ventana en la cápsula de comando.
También examinó las famosas fotografías lunares. Sibrel señala lo que a su modo de ver son anomalías tales como las sombras que no son paralelas en las fotos, para probar que varias luces artificiales se usaron en las tomas; para examinar las tomas de vídeo Sibrel aumenta su velocidad para mostrar que la caminata sobre la Luna y las maniobras de los rovers lunares fueron filmadas en la Tierra y que su velocidad fue después reducida para simular la baja gravedad lunar.
Edwin Aldrin no estuvo en
la Luna sino en un secreto
set de filmación.
Bart Sibrel recibió el 9 de septiembre de 2002 un puñetazo en la mandíbula de Edwin Aldrin. Sucedió a las puertas del hotel Luxe de Beverly Hills, hasta donde el ex astronauta había ido para que le entrevistara un equipo de televisión japonés. Biblia en mano, Sibrel le abordó a la entrada. "¡Jure por la Biblia que caminó sobre la Luna!", exigió al segundo hombre que supuestamente puso un pie en otro mundo. Aldrin profundamente cristiano no podía mentir jurando sobre la Biblia y luego de golpear a Sibrel el ex astronauta despegó como un cohete y la cámara que iba con Sibrel grabó la escena.
La teoría de Kaysing cuyas convicciones lo acompañaran hasta su muerte el 21 de abril de 2005, logró durante estos años un número significativo de decenas de miles de seguidores, algunos de los cuales engrosan sus sospechas destacando nuevas inconsistencias en las misiones lunares.
Las patas del módulo lunar lucen brillantes y
sin polvo, algo que no es lógico. Tampoco
hay un pozo debajo de la tobera.
En febrero de 2001 la cadena televisiva FOX emite un programa especial en los Estados Unidos en horario de alta audiencia titulado "Teoría de la Conspiración: ¿Realmente fuimos a la Luna?" confrontando posiciones de escépticos y creyentes. La cuestión escala entonces hasta su punto más alto poniendo seriamente en ridículo a la NASA que llega incluso a evaluar la conveniencia de intentar escribir un libro en octubre de 2002, para desmitificar el asunto. Por supuesto, ese libro nunca se escribió y los autores a los que se les propuso la idea, el ingeniero aeronáuticoJames Oberg y Roger Launius, ex-director de la oficina de historia de la agencia espacial, rechazaron hacerse cargo.
El lado oscuro de la Luna, un
documental de William Karel que
reúne entrevistas a importantes
miembros del Club Bilderberg.
Entretanto en los meses y años siguientes, grupos de escépticos algunos de cuyos miembros exhiben credenciales científicas rebaten en profundidad las supuestas evidencias del alunizaje, no obstante lo cual la controversia aún perdura.
En el año 2002 el cineasta William Karel produce en Francia un documental titulado: “El lado Oscuro de la Luna” donde analiza la posibilidad del fraude lunar durante el gobierno del corrupto presidente Richard Nixon, entrevistando a Lawrence Eagleburger ex consejero de Nixon; Donald Rumsfeld, que también había sido su consejero, y ex-secretario de Defensa de George W. Bush; Henry Kissinger, ex-secretario de Estado de EE.UU.; Richard Helms, ex-director de la CIA; Alexander Haig ex Jefe de Personal de Nixon; el Gral. Vernon Walters, ex director adjunto de la CIA; la viuda de Stanley Kubrick, el famoso director de “2001, Odisea del Espacio”, realizada en 1968, quién presuntamente habría rodado las falsas tomas lunares; el astronauta Edwin Aldrin, su mujer y otros participantes de la conspiración.
Los astronautas del Apolo 11: A la izq.
Neil Armstrong, en el centro Michael
Collins y a la derecha Edwin Aldrin.
En febrero de 2004 con motivo de aproximarse el 35º aniversario del “primer alunizaje”, la NASA reconoce el extravío de los videos originales de tres horas de grabación correspondientes al alunizaje de Apolo 11, filme de exhibición restringida dentro de la NASA en su momento. Esto pone al organismo espacial en una situación muy embarazosa. La exhibición de este material que se suponía archivado, prometía convertirse por la calidad de sus imágenes, superiores a todo lo conocido hasta el momento sobre la misión, en un tributo adecuado con motivo de la celebración del 35º aniversario de la “proeza espacial”. Los creyentes en la conspiración sospechan que las cintas también podrían haberse convertido en una nueva fuente de polémicas; de allí su desaparición.
Una inquietud del científico John Sarkissian (en
la foto en agosto de 2006), permitió descubrir
que habían desaparecido de la NASA 698
videos originales de los viajes de las Apolo.
Y por si estas sospechas no fueran poco, la NASA no encuentra el resto de las grabaciones originales del Programa Apolo. En 2006, un científico de la Organización para la investigación científica e industrial de la Comunidad Británica de Naciones CSIRO, John Sarkissian, radicado en Australia desde hace unos diez años, intentó encontrar todas las filmaciones del programa Apolo. Sarkissian inició un estudio sobre la participación de la Estación australiana de Parkes en las transmisiones desde la Luna para la misión Apolo y tenía planes de digitalizarlas, para lo cual solicitó las cintas a la NASA y se enteró de que éstas se habían perdido. Las cintas perdidas contienen grabaciones originales de los seis alunizajes.
Así se descubrió que 698 de las 700 cajas que guardaban las cintas de vídeo originales (captadas por el Observatorio Honeysuckle Creek australiano el 21 de julio de 1969) del viaje del hombre a la Luna se encontrarían en paradero desconocido.
Interesante foto del rover del Apolo 17, tomada
por el astronauta Young, tras una reparación,
donde no se ven huellas de la rueda, ni
hacia adelante ni hacia atrás.
A raíz de esta denuncia, la NASA afirma no encontrar las 13.000 cintas originales de las misiones Apolo. Estas cintas contienen no sólo imágenes no vistas antes, sino una excelente calidad ya que hubo que convertir a formato televisivo (a 60 frames mientras las cintas estaban a 10) lo que se pudo ver a finales de los ‘60. "No están perdidas, sólo que no sabemos dónde están", afirman fuentes de la NASA.¡¡Increíble!!
La desaparición de 698 filmaciones originales de los supuestos viajes a la Luna, indica que era mejor que desaparezcan a que se descubra el gran fraude. Richard Nafzger, quien trabajó durante las misiones Apolo para desarrollar la tecnología para convertir las imágenes para ser transmitidas por televisión, admitió que tal vez se hayan borrado o sobregrabado los videos de ese momento, informó la agencia de noticias DPA. ¿Cómo vamos a creernos que la supuesta hazaña más grande del hombre no fue guardada en algún lugar especial y que se usó para regrabar encima? Esto es un insulto a la inteligencia. O sea, la hazaña más grande del hombre, no tuvo ningún valor para los propios científicos y técnicos que regrabaron encima.
Los 12 hombres que supuestamente caminaron
sobre la Luna. En esta foto tomada por la NASA,
si se hubieran puesto el casco nos hubiéramos
creído que estaban en la superficie lunar.
El día que se transmitió el fraude, la señal fue convertida a formato de televisión estándar, esto con el fin de que pudiese ser recibida por televisores convencionales alrededor del mundo. Como consecuencia de la conversión, la transmisión que la gente vio por TV aquél histórico 20 de Julio de 1969, fue una degradación de la señal original, con resolución, brillo y contraste reducidos, como se observa en la foto de la izquierda. La NASA anunció la búsqueda oficial de los videos en Agosto de 2006 y hasta hoy los videos siguen perdidos. La única grabación original del Apolo 11 que se conoce es un video de 15 minutos descubierto en 2005.
La NASA, por su parte, dice que las cintas de video podrían estar en el laboratorio Goddard Space Flight Center o en algún otro sitio dentro de su sistema de archivos. Ya buscaron allí y nadie encontró nada. Hay algunos fanáticos como Richard C. Hoagland, quien dice que todo es parte de una conspiración del gobierno de los Estados Unidos. Y tal como dice el Nuevo Testamento en Mateo Cap. 10 Versículo 26: “Nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse”.
Foto tomada por Charles Conrad, del Apolo 12,
al astronauta Alan Bean sosteniendo un
contenedor de muestras. Arriba a la izquierda,
se alcanza a ver un foco de un
estudio cinematográfico.
Porque si algo faltaba para demoler a los defensores de la NASA, fue la sonda de la Agencia Espacial Europea, SMART-1 que llegó a la órbita lunar con la idea de crear mapas topográficos de localizaciones reales lunares. Esta sonda equipada con una cámara de alta resolución lo suficientemente potente como para fotografiar los restos de las misiones Apolo dejados sobre la superficie lunar, buscó en las coordenadas de los sitios “históricos” donde caminó el hombre. La SMART-1 finalizó su misión en agosto de 2006. Por supuesto, no pudo encontrar nada de los seis aterrizajes efectuados por la NASA.
No aparecen las piedras
Respecto a las supuestas “piedras lunares” traídas por los módulos Apolo, no aparecen. "La NASA le entregó las piedras al Departamento de Estado para que las distribuyese", explicó Jennifer Ross-Nazzal, historiadora de la NASA, en un correo electrónico."No tenemos documentado cuándo ni a quién fueron entregadas".
"La Oficina de Historia no le siguió la pista a las piedras lunares y, hasta donde yo sé, nadie lo ha hecho", expresó en un correo electrónico Tiffany Hamelin, historiadora del Departamento de Estado.
Joseph Gutheinz Jr., abogado y ex agente de la NASA afirmó que "184 rocas lunares están perdidas". Pero el inspector general de la NASA, Paul K. Martin anunció que faltaban 517 rocas y otras muestras registradas entre 1970 y 2010, de acuerdo al diario The Independent.
Ciento treinta y seis naciones y diez estados de los Estados Unidos denunciaron que las rocas lunares que poseían han desaparecido.
Falsa piedra lunar del Rijksmuseum de
Ámsterdam, obsequiada por el gobierno de
Nixon en 1969, era madera petrificada.
La "piedra lunar" que se exhibía en el Rijksmuseum de Ámsterdam, resultó ser un trozo de madera inobjetable, aunque petrificado. Fue un regalo del presidente Richard Nixon al primer ministro holandés en octubre de 1969, Willem Drees, un aliado modélico de Washington. Se la entregó el embajador norteamericano en Holanda, William Middendorf, durante la primera gira mundial de los tres astronautas del Apolo 11, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, que acababan supuestamente de regresar de la Luna. El descubrimiento del fraude fue el 27 de agosto de 2009 y la madera pertenece a una variedad probablemente de Arizona. La piedra en cuestión estaba asegurada en 50 mil euros, ahora no vale más de 50 euros.
El profesor de geología John L. Parker examinó y analizó las piedras de la Luna en la Universidad de Maine. En ese instituto también la científica Nelly Wason estuvo trabajando. Durante sus trabajos de exploraciones en el desierto de Atacama en el Norte de Chile descubrieron que las piedras lunares de las Apolo eran del desierto de Atacama, porque contenían exactamente los mismos minerales.
Andrew Steele, un astrobiólogo de la universidad de Portsmouth en Inglaterra, hizo investigaciones microscópicas y detecta que hay vida terrestre en las "piedras lunares". Encuentra restos de cepillos, plásticos, nilón, teflón y animales microscópicos. La respuesta de la NASA fue que no habían limpiado correctamente el depósito donde estaban las piedras.
Llama la atención que 270 rocas lunares fueran regaladas apenas regresaron con ellas los astronautas. ¿Las regalarían porque sabían secretamente que no eran procedentes de nuestro satélite?
Encuesta de la NASA para elegir el mayor logro de su historia
En abril de 2009, la agencia espacial propuso que se podía votar por Internet entre los 10 avances logrados por la agencia norteamericana hasta el 21 de abril.
En el casco de Alan Bean, astronauta del Apolo
12, se refleja su compañero Charles Conrad
y una hilera completa de reflectores.
La encuesta online para elegir los mayores logros de la Agencia espacial en sus 50 años de vida, permitía opinar vía Internet y elegir entre diez investigaciones diferentes consideradas por la NASA como los mayores éxitos desde su creación hace 50 años.
Los logros que puso online la NASA incluyen el diagnóstico del adelgazamiento de la capa de ozono, las vistas desde el espacio de la contaminación aérea; y las imágenes satelitales del derretimiento de los hielos y glaciares, entre otros. La medición de la profundidad de los océanos desde el espacio y vía satélites, y de su temperatura son otras de las opciones por las que se podía votar. Los instrumentos con los que la NASA puede medir la clorofila de las plantas desde el cielo y obtener un mapa verde desde el espacio fue otra de las opciones.
La NASA no incluyó en la
encuesta por su 50º
aniversario a ninguno de
sus supuestos alunizajes.
Llama poderosamente la atención que los científicos de la NASA omitieran deliberadamente incluir en la encuesta algo tan “maravilloso” como la llegada del hombre a la Luna. El alunizaje del Apolo 11 en julio de 1969, no figura en la encuesta de la propia NASA, ni ninguno de los otros supuestos alunizajes que terminaron con el Apolo 17.
Otro de los logros de la Agencia espacial y que figuraba en la encuesta es su sistema de predicción del tiempo. La NASA ayudó a construir y lanzar una flota de censores orbitales que detectan una cada vez mayor cantidad de factores que influyen en el tiempo.
También se podía votar por las investigaciones sobre la energía de la Tierra. "Registrar los flujos de energía desde y hacia el sistema terrestre" permite "medir los cambios en la energía solar" y determinar "el rol que juegan los humanos en alterar el clima". Los usuarios también podían inclinarse por los trabajos que permitieron desarrollar la tecnología GPS y montar la red de satélites para detectar los movimientos de personas y vehículos y hasta de la misma Tierra. Gracias a los sistemas de posicionamiento global se pueden hasta registrar "los movimientos de las placas tectónicas, medir el crecimiento de los mares y lograr que los viajes aéreos y espaciales sean seguros".
La sombra de Aldrin es mucho más larga que la
de Armstrong, señal de que en ese momento
había dos fuentes de iluminación.
Finalmente, el aparato que permite ubicar con precisión un punto en cualquier lugar del planeta fue elegido como el avance más importante de la agencia entre 10 posibilidades, donde los propios científicos no incluyeron la llegada del hombre a la luna como el mayor logro de la NASA.
Esta omisión de la propia NASA da pie a los que venimos sosteniendo en el programa radial Contacto con la Creación desde octubre de 2005, que los norteamericanos no llegaron a la luna y todos los supuestos alunizajes tripulados fueron un total fraude mundial. La votación del GPS consiguió 3.280 sufragios contra los 2.408 que recibió el sistema para diagnosticar la reducción de la capa de ozono.
A la izquierda de Aldrin se ven dos luces,
algunos dicen que son ovnis, pero otros
afirman que son reflectores de
un estudio de filmación.
El tercer lugar, con 2.313 votos, fue ocupado por los avances en los pronósticos meteorológicos logrados con la información de los satélites que ahora permiten determinar el estado del tiempo en un lugar del mundo con una semana de anticipación. Los otros avances de la Nasa que ocuparon las primeras posiciones fueron: El calentamiento y aumento de los niveles marinos (4), el alcance mundial de la contaminación aérea (5) y el desplazamiento de las capas de hielo (6). Además, la verde ecología del planeta (7), los pronósticos de abundancia y hambre (8), el mundo del agua (9) y la ubicación de las fuentes de energía en el mundo (10).
Sin embargo, el pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad, fue intencionalmente omitido por los propios científicos de la NASA, una prueba más de algo que ellos mismos consideran como un no-logro, de lo contrario, el o los supuestos alunizajes hubieran figurado en esta encuesta.
Por lo menos, los científicos de la NASA tuvieron vergüenza de seguir mintiéndole al mundo sobre un logro que no fue real.
Ocultar el fraude cósmico
Uno se pregunta como la mentira pudo mantenerse tantos años en secreto, es muy simple, se logró pagando muy bien a los protagonistas del fraude y con el miedo, y eso se logra eliminando a los disconformes en extraños “accidentes” para no despertar sospechas.
Edward White, Virgil Grissom y Roger Chaffee,
los astronautas del Apolo 1, pagaron con
su vida el ocultamiento del fraude lunar.
Los expertos en la conspiración lunar afirman que el primero que intentó romper el silencio lo pagó con la vida. Ese fue, el caso de Virgil Grissom. El astronauta habría descubierto lo que se tramaba en los pasillos de Washington y decidido hacerlo público. Por eso murió, junto a Edward White y Roger Chaffee, en el incendio del Apolo 1 en la rampa de despegue el 27 de enero de 1967. El fuego arrasó la cabina con los 3 astronautas en 17 segundos.
Otro de estos casos fue el del 8 de julio de 1999, cuando el astronauta Charles "Pete" Conrad, el comandante de la Apolo 12, que voló cuatro veces al espacio y fue “el tercer hombre en caminar” en la Luna, murió al caer de su moto en una ruta tranquila. Tenía 69 años. Montaba en su moto Harley Davidson modelo 1996, en una ruta tranquila de California, la máquina se salió del camino, lo despidió y se estrelló en una alcantarilla.
Recreación artística de la nave Apolo
llevando el Módulo lunar.
Conrad, según la policía tenía el casco puesto, no había excedido el límite de 88 kilómetros por hora y no estaba bajo los efectos de drogas o alcohol, golpeó duramente en el pavimento y murió cinco horas después a raíz de los múltiples golpes internos. Este “accidente” sirve para que los que participaron del fraude sigan manteniendo su silencio no sea que les suceda algo parecido. Hubo otros siete astronautas que fallecieron en accidentes de tráfico y aviación -eran pilotos de pruebas- entran también, dentro del grupo de víctimas mortales del engaño.
Antes, a los pocos que dudaban de la llegada a la Luna, generalmente personas de mayor edad, se los acusaba de ignorantes, hoy día, resulta estimulante que haya un buen número de personas instruidas que sostengan que todo ha sido un montaje para hacernos creer lo que nunca ocurrió. De hecho, el 94% de los americanos tienen serias dudas de que los astronautas del Apolo 11 llegaran realmente a la Luna en 1969, según una encuesta reciente de Gallup.
Los seis alunizajes de las
Apolo fueron un fraude.
Prácticamente un tercio de la población estadounidense niega que Neil Armstrong, Buzz Aldrin y otros diez hombres pisaran la Luna entre 1969 y 1972. Para esas personas, los seis alunizajes del proyecto Apolo fueron rodados en un estudio cinematográfico. Hubo además, inexplicables cortes en la transmisión, gran cantidad de fotos con anomalías inexplicables y frases enigmáticas de los astronautas.
La NASA destinó 25.400 millones de dólares al programa Apolo entre 1960 y 1973, gran parte de ese dinero no fue destinado a lograr poner un pie en la Luna sino a los “proyectos negros”, desarrollo de nuevas armas ocultas. En 2009, la NASA celebró un simposio donde estimó que ese dinero equivaldría en la actualidad a 170 mil millones de dólares.
Hasta la actualidad, los círculos científicos y espaciales se ven en apuros para contrarrestar las abrumadoras pruebas de que los alunizajes de las Apolo solo se trataron de un montaje para engañar al mundo. Para gran parte de la humanidad, los alunizajes de Proyecto Apolo fueron la mayor estafa del siglo XX.
Fuente:Contactoconlacreacion
Por Alberto Seoa
Uno se pregunta como la mentira pudo mantenerse tantos años en secreto, es muy simple, se logró pagando muy bien a los protagonistas del fraude y con el miedo, y eso se logra eliminando a los disconformes en extraños “accidentes” para no despertar sospechas.
Edward White, Virgil Grissom y Roger Chaffee,
los astronautas del Apolo 1, pagaron con
su vida el ocultamiento del fraude lunar.
Los expertos en la conspiración lunar afirman que el primero que intentó romper el silencio lo pagó con la vida. Ese fue, el caso de Virgil Grissom. El astronauta habría descubierto lo que se tramaba en los pasillos de Washington y decidido hacerlo público. Por eso murió, junto a Edward White y Roger Chaffee, en el incendio del Apolo 1 en la rampa de despegue el 27 de enero de 1967. El fuego arrasó la cabina con los 3 astronautas en 17 segundos.
Otro de estos casos fue el del 8 de julio de 1999, cuando el astronauta Charles "Pete" Conrad, el comandante de la Apolo 12, que voló cuatro veces al espacio y fue “el tercer hombre en caminar” en la Luna, murió al caer de su moto en una ruta tranquila. Tenía 69 años. Montaba en su moto Harley Davidson modelo 1996, en una ruta tranquila de California, la máquina se salió del camino, lo despidió y se estrelló en una alcantarilla.
Recreación artística de la nave Apolo
llevando el Módulo lunar.
Conrad, según la policía tenía el casco puesto, no había excedido el límite de 88 kilómetros por hora y no estaba bajo los efectos de drogas o alcohol, golpeó duramente en el pavimento y murió cinco horas después a raíz de los múltiples golpes internos. Este “accidente” sirve para que los que participaron del fraude sigan manteniendo su silencio no sea que les suceda algo parecido. Hubo otros siete astronautas que fallecieron en accidentes de tráfico y aviación -eran pilotos de pruebas- entran también, dentro del grupo de víctimas mortales del engaño.
Antes, a los pocos que dudaban de la llegada a la Luna, generalmente personas de mayor edad, se los acusaba de ignorantes, hoy día, resulta estimulante que haya un buen número de personas instruidas que sostengan que todo ha sido un montaje para hacernos creer lo que nunca ocurrió. De hecho, el 94% de los americanos tienen serias dudas de que los astronautas del Apolo 11 llegaran realmente a la Luna en 1969, según una encuesta reciente de Gallup.
Los seis alunizajes de las
Apolo fueron un fraude.
Prácticamente un tercio de la población estadounidense niega que Neil Armstrong, Buzz Aldrin y otros diez hombres pisaran la Luna entre 1969 y 1972. Para esas personas, los seis alunizajes del proyecto Apolo fueron rodados en un estudio cinematográfico. Hubo además, inexplicables cortes en la transmisión, gran cantidad de fotos con anomalías inexplicables y frases enigmáticas de los astronautas.
La NASA destinó 25.400 millones de dólares al programa Apolo entre 1960 y 1973, gran parte de ese dinero no fue destinado a lograr poner un pie en la Luna sino a los “proyectos negros”, desarrollo de nuevas armas ocultas. En 2009, la NASA celebró un simposio donde estimó que ese dinero equivaldría en la actualidad a 170 mil millones de dólares.
Hasta la actualidad, los círculos científicos y espaciales se ven en apuros para contrarrestar las abrumadoras pruebas de que los alunizajes de las Apolo solo se trataron de un montaje para engañar al mundo. Para gran parte de la humanidad, los alunizajes de Proyecto Apolo fueron la mayor estafa del siglo XX.
Fuente:Contactoconlacreacion
Por Alberto Seoa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario