La palabra de Dios en la Iglesia católica en muchos casos se ha convertido en la palabra seductora que lleva a niños inocentes o a incautos a caer en las garras del sacerdote hambriento de la fechoría. Esta es la fachada del Vaticano hoy con la que tiene que remar a contracorriente.
Esta es la fotografía de decenas de casos de violación y abuso sexual cometido por sacerdotes que abusando de la confianza de la fe, satisfacen su deseo más carnal, lo que hace que el delito moral, penal y espiritual sea peor.
Ante todo ello al Papa Francisco no le quedó más remedio que aceptar y hasta pedir perdón. Pero ¿Esto es un perdón real o un cambio de estrategia? Esta noche desde Teherán, capital iraní, en “Detrás de la Razón”.
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