Os animo a que veáis la entrevista realizada por Henrique Cymerman al papa Francisco en la cual el “pontífice” queda como todo un rey.
Antes de emitir esta entrevista en una cadena española, hubo otra entrevista a uno de los mejores publicistas de España y el entrevistador preguntó al publicista acerca del papa. Esto es lo que respondió Toni Segarra:
La operación del Papa, yo quiero creer que es una operación y hay un cerebro detrás, además creo que el cerebro es Ratzinger. Y el gesto de renunciar es un gesto, en términos de comunicación, extraordinario. La elección del nombre, que en realidad es la elección de una marca, Francisco es la gran marca del Catolicismo, la marca que hasta un ateo estaría de acuerdo. Y luego, toda la cantidad de gestos que hizo, que ha hecho y que sigue haciendo.
Y todo eso, ¿no es marketing?
Sí, pero muy bien hecho
Cuatro, el canal televisivo ahora propiedad de Mediaset, se apuntó un indudable tanto periodístico con la entrevista realizada al papa Francisco, el hombre del año 2013 según la revista Time, el pensador más influyente del momento según una encuesta elaborada por la británica Prospect, y sin duda un icono global cuyas palabras y gestos son analizadas al milímetro, por los general en términos elogiosos, incluso exagerados. Más allá de las convicciones de cada cual, en el caso de Francisco llama la atención la velocidad supersónica con la que una institución milenaria como la Iglesia Católica ha sido capaz de renovar no sólo a su figura principal, el obispo de Roma, sino también su discurso y parte de la gestualidad.
Ahora tenemos un papa que se expresa sin ambages sobre el despilfarro y mal ejemplo de la misma curia que justamente tiene a su servicio. ¿Propósito de enmienda o lavado de cara? Aún es pronto para saberlo, pero es preciso reconocer que el propósito ha sido muy bien ideado, con una magistral ejecución a cargo del nuevo portador de la vara de Pedro. “A Dios le gustan las sorpresas”, afirmó Francisco ante las preguntas de un entrevistador, eso sí, en exceso complaciente, si bien hay que reconocer el mérito de Henrique Cymerman como simple arquitecto de esta exclusiva; cuando eres periodista y enciendes la grabadora ante lo inalcanzable para el resto, ya has ganado, es así de fácil. Creo además que la charla con el Papa fue emitida en un contexto muy oportuno, y me explico: el programa inmediatamente anterior, Viajando con Chester, es un ingenioso espacio dedicado precisamente a las entrevistas, aunque también concebido para mayor gloria (terrenal) de su conductor, Risto Meijide. Casualmente o no, una de las conversaciones del pasado domingo la tuvo Meijide con un gurú de la publicidad como Toni Segarra, quien dijo dos o tres verdades sobre Francisco y su renovado discurso: el primero, el indudable mérito de Benedicto XVI, el primer papa que dimite en seiscientos años, lo cual ya es un mensaje poderosísimo en tiempos donde no dimite nadie (quizá Meijide diría que no dimite ni Dios). “Es increíble que ningún papa utilizara una marca tan fuerte como Francisco, el santo de los pobres, es un milagro de la publicidad”, subrayó Segarra, con una agudeza no exenta de socarronería. Pero lleva toda la razón, porque la Iglesia Católica ha tomado decisiones estratégicas, sean éstas un designio divino sustanciado en el Cónclave o el resultado de las deliberaciones de un comité de sabios, como explicó el Papa Bergoglio -el primer jesuita, que esa es otra novedad- durante su fascinante alocución. Admito que, en un ejercicio mental un tanto casposo por mi parte, al final pensé en lo bueno que hubiera sido ver a Francisco entrevistado por Risto.
www.juanmanuelbethencourt.com
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Para terminar, me gustaría hacer hincapié en algo que Bergoglio dejó caer:
Las tres religiones -judíos, islamistas, cristianos- tenemos grupos fundamentalistas. El fundamentalismo no saluda con shalom, shalam ni paz, sino con ver donde te pueden dar. Fundamentalismo es violencia”
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