martes, 13 de mayo de 2014

Tecnología que mueve objetos con el pensamiento es creada por un mexicano

electrodos
El sistema de Isaac Peñaloza puede de leer las indicaciones de la mente, pero también recordar instrucciones pasadas, lo que disminuye la fatiga cerebral de los usuarios.
La neurología ha mapeado las áreas del cerebro y las conexiones que reaccionan ante los tipos de estímulos. Hoy es posible predecir una gran cantidad de respuestas neuronales, y en cuánto tiempo sucederán, de acuerdo a múltiples circunstancias particulares. Si bien aún no podemos responder con ella a las preguntas existenciales más arcaicas, hemos avanzado significativamente en el entendimiento de nuestro cerebro.
Hoy sabemos qué áreas del cerebro se encienden cuando movemos ciertas partes del cuerpo, después y antes de hacer el desplazamiento. Por eso, el registro hecho por la neurología permite que las máquinas puedan leer nuestro cerebro, comprender sus estímulos y actuar por nosotros. Es una clase de telepatía que lee respuestas cerebrales en códigos que nunca cambian de significado.
Aprovechando la posibilidad de traducir impulsos neuronales en acciones, el mexicano Christian Isaac Peñaloza Sánchez automatizó un sistema de interfaz cerebro-máquina. Las máquinas que pueden ser controladas por la mente son ideales para personas con necesidades físicas específicas, pero, por la concentración que demandan de los usuarios, provocan cansancio mental. Peñaloza ahora ha creado dispositivos que aprenden a predecir lo que el usuario desea, sin que este tenga que concentrarse todo el tiempo.
El dispositivo tiene una especie de memoria, entonces si el usuario de una silla de ruedas llega a pensar “quiero ir al baño”, la interfaz recordará los previos estímulos del usuario sobre ese imperativo, sin que este tenga que concentrarse. Si la persona cree que la máquina ha hecho algo incorrecto, el impulso de negatividad será leído inmediatamente por el aparato para que pueda re-descifrar la intención de su “amo”.
La interfaz de Peñaloza es capaz de aprender hasta en un 90 por cierto las instrucciones del usuario, funcionar de manera autónoma y reducir la fatiga. Esta tecnología nos acerca a los escenarios futuristas más estereotipados, donde la mente es el más sublime árbitro de lo que sucede en el entorno: la ficción está quizá más presente de lo que creíamos.

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