Escrito por Félix Román Negrín Rodríguez para Periodísmo Alternativo
Desde hace algún tiempo (aunque bastante diría yo), no se viene hablando de las protestas populares en Hong Kong, las manifestaciones, los altercados, convocados en su mayoría por estudiantes aunque también por trabajadores, empresarios y de todo el sector de la población conocidos popularmente como la “revolución” de los paraguas.
En un principio…y como era de esperar a estas protestas se denominaron como una forma de el “malestar” de los estudiantes contra la violación de los derechos humanos, el derecho a la libertad, y contra la censura en China.
Sabemos perfectamente que detrás de todo este teatro, este show mediático, está la mano negra del imperialismo rapaz, y de su rapiña, Israel, y los países de la Unión Europea (UE) para enfrentar así a China, como lo hicieron con Ucrania y otros países.
Como es costumbre, los estudiantes han sido utilizados para este circo, y han sido víctimas inocentes de esta película de Hollywood, igual que lo hicieron los estudiantes en Ucrania, y Venezuela, utilizados y maniatados por la “oposición democrática”. Es el mismo guión, el mismo libreto aunque en distintos escenarios esta vez, le quisieron intentar tocar las narices a un país con una cultura milenaria como es la República Popular China. Pero vemos.
¿Por qué a toda esta parafernalia se le ha llamado “revolución de los paraguas?. Por una sencilla razón.
Si al movimiento que acabó en 1974 con la dictadura de Salazar en Portugal se le llamó la revolución de los claveles, porque una de las activistas tendió una de estas flores a un soldado que le había pedido un cigarrillo, las revueltas que han estallado en Hong Kong han pasado a la posteridad como la “revolución de los paraguas”, porque muchos de los manifestantes han utilizado estos elementos para defenderse del gas pimienta, y los gases lacrimógenos con los que la policía trataba de disolver las protestas.
Las protestas de Hong Kong fueron llamadas también por la prensa burguesa occidental como la “primavera asiática”.
Tuvo su comienzo el 22 de septiembre del año 2014 con una movilización organizada por el movimiento Occupy Central With Love and Peace, y el Consejo Estudiantil Scholarism. Los integrantes fascistas de estos movimientos tomaron las calles de Hong Kong, región administrativa principal de China, para demandar que se retire la reforma electoral del Congreso Nacional del Pueblo. En la actualidad este Congreso solo permite votar a dos o tres candidatos seleccionados por un comité compuesto por 1.200 personas con capacidad de elección.
Este denominado movimiento “Ocupa Central”, lleva activo desde junio de 2014 intentando de promover actos de “democratización” en Hong Kong, siendo ignorado por la prensa occidental hasta hoy día.
Aunque, dicho sea de paso, algunos medios occidentales afines al capitalismo se han ocupado con esmero de ofrecer una cobertura espectacular, con despliegue de corresponsales, conexiones en directo, cámaras fijas transmitiendo las 24 horas, multitud de entrevistas a los “estudiantes”.
Un despliegue espectacular para cubrir unas protestas que sólo alcanzaron un máximo de 82.000 personas (en una ciudad de 7.1 m de habitantes no supone ni el 8%) que deberíamos comparar con la cobertura y tratamiento de la información que se nos ha ofrecidos por estos mismos medios burgueses de información, acerca de protestas verdaderamente sociales y de alto calado como en España, Grecia, Italia, y otros países del ámbito occidental.
En ningún momento, la prensa burguesa occidental ha desvelado las oscuras conexiones de estos supuestos “estudiantes pro-democráticos”, con el HKAC (Hong Kong Américan Center), una organización sin supuesto ánimo de lucro de cuyo principal objetivo es “promover el entendimiento mutuo entre chinos y norteamericanos”.
El HKAC dirigido por un veterano de la inteligencia norteamericana como es Morton Holbrook de cuyo elemento organizó cursos y seminarios, junto con el Consulado de Estados Unidos en Hong Kong a los que asistieron los principales representantes “estudiantiles” de este movimiento.
Dentro del completo adiestramiento para la “revolución de color” impartido a estos activistas, se incluían tácticas para acciones de protesta (ocupación de edificios públicos, muy habitual en todas estas preparadas “revueltas”) así como estrategias de negociación con las autoridades que suelen insistir en la reivindicación de exigencias políticas, totalmente inaceptables para cualquier gobierno, pero que deben ser defendidas a ultranza por los “activistas”, precisamente para generar una escalada de represión y violencia.
Este es el fin último desestabilizador y característico de todos estos supuestos movimientos “espontáneos” y “populares”, que nunca oirán.
Tampoco no oirán hablar del decisivo papel jugado por el magnate de los medios de comunicación burgueses Jimmy Lai, propietario del grupo Next Media LTD con sede en Hong Kong, y que publica la revista Next Magazine, y el periódico “pro-democrático” fascista Apple Daily, muy cercano a los círculos conservadores de la extrema derecha norteamericana.
Desde 1997 este multimillonario “demócrata” es el principal instigador de los movimientos opositores al gobierno de Pekín, llamado en occidente como “movimientos pro-democráticos”, “espontáneos y populares”.
Varias semanas antes de iniciarse este movimiento de protestas, dicho magnate fue sorprendido en una reunión secreta en su yate con Paul Wolfowitz, ex-Subsecretario de Defensa de Estados Unidos, y ex-Presidente del Banco Mundial, reunión que el propio Lai ha reconocido.
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