Los científicos suecos junto a los investigadores de la compañía Innventia desarrollaron un recipiente que es capaz de limpiarse a él mismo.
La superficie del recipiente, que se lava a sí mismo, rechaza a nivel molecular a los líquidos y otras sustancias, obligándolas a irse del plato.
Los inventores de este recipiente de nueva generación aseguran que su amplia distribución y uso conllevaría a una sensible disminución del gasto de las reservas de agua en el mundo.
El invento puede ser vendido en el mercado solo después de que se tengan los resultados definitivos de las investigaciones sobre la influencia de la superficie hidrófoba en los alimentos. Después, cualquier persona que desee adquirir este maravilloso receptáculo, podrá hacerlo en una tienda habitual.
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