Podemos describir el “Tener un Don” como una cualidad nuestra, que nos hace especialmente válidos, creativos, carismáticos, capaces de impactar en los demás, de hacerlo bien con facilidad.
Normalmente surge de forma espontánea, y muchas veces de forma muy precoz.
Este término se puede aplicar a muchos cosas distintas, pero la forma de reconocerlos, normalmente, es que “eso” a la persona le es fácil, podríamos decir que a la persona le ocurre, no lo hace. Y además cuando ocurre de esa manera es “poderoso” lo que surge.
Un músico por ejemplo electrizará a sus oyentes. Un político movilizará a la audiencia. Un escultor hará estatuas que parece que tienen vida. Un médico percibirá que le ocurre al paciente casi antes de que este diga una palabra. Un ingeniero encontrará soluciones creativas y interesantes a un problema. Puede haber dones más esotéricos como la clarividencia, la intuición en temas concretos, la empatía profunda, etc.
De echo todos tenemos algún o algunos dones. Solo es cuestión de observar un poco. ¿Donde somos buenos? ¿Donde fluimos y casi sin esfuerzo marcamos la diferencia? Es ahí donde debemos explorar y potenciarlo. Eso nos hará sentir más realizados. Nos hará sentir en “nuestro” camino.
¿Que de donde viene?. Cada uno podrá llamarlo como quiera. De Dios, del Ser Superior, del Alma, de los Ángeles, etc. La clave de un Don es tener claro que eso no lo hacemos nosotros como “yo” pequeño o “ego” o como lo queramos llamar. “Eso” ocurre a través nuestro, somos un canal de “eso”.
Se dice que tener un Don es una gracia de Dios. También es una responsabilidad de quien lo tiene hacer buen uso de él. Quien lo tiene y no lo usa no suele ser nunca feliz. Además si no se lo aprovecha para el bien común puede destruir a quien lo tiene. Pero un Don bien utilizado puede hacer maravillas.
Y normalmente como más lo utilizamos, más se desarrolla.
Hay dones más cotidianos que no suelen crear problemas. Una persona por ejemplo con el Don de la “cocina”, si se da (o le dan) permiso para ser cocinero y disfrutar de ello, deleitará a los demás con sus guisos. Un ejemplo de esto de todos conocidos seria un Ferran Adriá.
Pero hay dones más “raros” o “esotéricos” que pueden complicar mucho la vida a quien lo tiene. Pero en realidad el problema no es del Don ni de la persona. El problema es que no hay un entorno social que pueda acoger con normalidad, o mejor aún con reverencia, ese Don.
Por ejemplo una persona vidente con capacidad de ver cosas que ocurren a distancia (en el espacio o el tiempo), nacida en una cultura de religión indígena, probablemente se convertirá en chamán y será altamente valorado por sus compañeros de tribu. Esta misma persona nacida en la cultura de religión “racional/científica” tiene muchas posibilidades de acabar en un manicomio o medicada.
El Don es el mismo, pero en un entorno recibe educación de que eso es posible y como utilizar su Don, y en la otra se le dice que esta loco y no se le dan herramientas para gobernarlo y usarlo, y esa falta de gobierno puede desestabilizarla muchísimo.
Por miedo a lo desconocido, o a las consecuencias sociales, intentar negar un Don “raro”, puede crear realmente mucho sufrimiento a la persona. Solo encontrará la paz interior encontrando alguna manera de ejercer su Don de una manera útil a los demás.
Ha veces hay maneras de usarlos, “sin que se note”, pasando desapercibidos. Por ejemplo alguien muy intuitivo, puede pensar en maneras “lógicas” y “racionales” de explicar lo que ha intuido y su posible desenlace a los de su entorno, y por tanto hacer cosas a favor de que eso ocurra, o al revés. Su entorno simplemente pensará que es muy listo y no necesita explicar “que ha visto el accidente que puede ocurrir”.
Usar dones “raros” de forma discreta, tiene la ventaja de que evita que la gente encumbre artificialmente por creerle superior, o la hunda por tenerle miedo, a quien tiene ese Don.
De echo, si cada uno ejerciera con normalidad sus Dones, trabajara en algo relacionado y compartiéramos sus frutos, la Tierra seria el Cielo, pues cada uno ocuparía su lugar en el Puzzle de la Vida.
Autor artículo: Josep Vergés Fecha: 25/7/2010
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