viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Son el poder psíquico y el sexo tántrico las claves para ser exitoso en los negocios?

De manera singularmente extraña, el libro más influyente en la historia de los libros de autoayuda, "Piense y Hágase Rico", de Napoleon Hill, fue compuesto con la ayuda de inteligencias astrales, argumentando que el poder psíquico y la transmutación sexual eran claves para volverse ricos.


«existe abundante evidencia de que en muchas formas del pensamiento moderno —especialmente en la llamada “psicología de la prosperidad”, sistemas metafísicos de “entrenamiento de la voluntad” y en los sistemas de “ventas bajo alta presión”—la magia negra ha pasado meramente a través de una metamorfosis, y aunque su nombre puede haber sido cambiado, su naturaleza permanece idéntica».

- Manly P. Hall, Masonic, Hermetic, Qabbalistic and Rosicrucian Symbolical Philosophy, 1969
Aunque seguramente uno de los géneros de menor calidad literaria, la literatura de autoayuda se ha convertido en un enorme negocio para sus autores y editores, erigiéndose en relativamente poco tiempo como por arte de magia y detrimento del arte de la escritura, en uno de los géneros dominantes en lo que se refiere a la interacción entre la mente del lector y el texto. Curiosamente uno de los autores más leídos del mundo hoy en día, Paulo Coelho, escribe literatura de autoayuda disfrazada de literatura fantástica o de ocultismo y el autor más leído de este género antes del brasileño, Napoleon Hill, escribía literatura con una veta ocultista que pasaba casi totalmente desapercibida bajo el disfraz de ser solamente literatura de autoayuda y de negocios.

David Metcalfe, sin embargo, ha notado que Napoleon Hill (1883-1970), el autor del libro Think and Grow Rich, el libro seminal del género con más de 10 millones de copias vendidas, tuvo una importante influencia esotérica, hasta el punto de que Hill confesó haber escrito parte de este libro canalizando telepáticamente un maestro ascendido. Publicado en 1937, Piense y Hágase Rico (como fue traducido al español) es sin lugar a dudas el libro de superación personal y de la llamada cultura del éxito más influyente de la historia, se ha mantenido en la lista de bestsellers de Business Week por más de 70 años y llevó a Hill a convertirse en asesor de dos presidentes, incuyendo a Franklin D. Roosevelt (quien tuvo otro acercamiento con el ocultismo a través de su secretario de Agricultura, Henry Wallace, quien a su vez estaba obsesionado con encontrar el santo grial siguiendo la influencia del místico ruso Nicholas Roerich).

Como bien apunta David Metcalfe en Modern Mythology, es una sorpresa encontrarse con la inspiración ocultista de Hill, cuyo libro es una especie de biblia del hombre de negocios —la cual ha sido redactada con la ayuda de lo que algunas personas, en siglos pasados, llamarían el diablo. Metcalf, en su investigación de este libro, comenta que aunque se lee en todo tipo de seminarios y lo consultan todo tipo de ejecutivos, por alguna razón misteriosa nadie o casi nadie recuerda y repara en el décimo paso a la riqueza (la transmutación sexual) y en el paso 13 y último (el sexto sentido).

Hill se refiere a la transmutación sexual con un lenguaje que hace eco del tantra:  «La emoción del sexo lleva un estado mental a existir. Debido a la ignorancia en este tema, este estado mental es generalmente asociado con lo físico, y debido a influencias impropias, a las que la mayoría de las personas han sido sujetas, al adquirir conocimiento del sexo, las cosas esencialmente físicas han sesgado de sobremanera la mente. La emoción del sexo contiene la posibilidad de tres potencias constructivas: 1. La perpetuación de la raza humana. 2. La conservación de la salud (como agencia terapéutica no tiene igual). 3. La transformación de la mediocridad en genio a través de la transmutación».


Es evidente que Hill considera vital para el éxito económico que una persona transforme el deseo sexual en energía creativa; es la sexualidad, a fin de cuentas, la creatividad y lo que llama “la fuerza irresistible” que puede hacer que un hombre atraiga la riqueza (aunque es un concepto un tanto radical para un libro de autosuperación dedicado a las masas de 1937, el lector podrá detectar ciertas verdades ocultas atemporales).

El paso trece es “El Sexto Sentido, la Puerta al Templo de la Sabiduría”:  «El treceavo principio es conocido como el SEXTO SENTIDO, a través del cual la Inteligencia Infinita puede y se comunicará voluntariamente, sin esfuerzo alguno, según su demanda, con el individuo. El sexto sentido es la parte de la mente subconsciente que ha sido referida como la Imaginación Creativa. También se ha llamado el conjunto receptor a través del cual las ideas, los planes y los pensamientos destellan en la mente. Estos “destellos” algunas vez son llamados “corazonadas” o “inspiraciones”. El sexto sentido desafía toda descripción, no puede ser enseñado a quien no ha amaestrado los otros 12 principios de esta filosofía [...]. El sexto sentido es probablemente el medio de contacto entre la mente finita del hombre y la Inteligencia Infinita, y por esta razón, es una mezcla de lo mental y de lo espiritual. Se cree que en este punto es donde la mente entra en contacto con la Mente Universal».

La importancia de estos capítulos esotéricos en el libro de Hill queda constatada por una visita metafísica que tuvo, la cual le ordenó que debía escribirlos. Hill confesó años después de escribir Piense y Hágase Rico:  «Una voz habló. No vi a nadie. No puedo decir de dónde vino esa voz. Primero dijo una contraseña conocida por solo pocos hombres, lo cual cautivó mi atención. “He venido”, dijo “para darte una sección más para que incluyas en tu libro. Al escribir esta sección podrás hacer que algunos lectores te dejen de creer, sin embargo, escribirás honestamente y muchos te creerán y serán beneficiados. El mundo ha dado muchas filosofías por las cuales a los hombres se les prepara para morir, pero tú has sido escogido para otorgarle al mundo una filosofía con la que se preparen a vivir felices”. “¿Quién eres?”, dije en una voz suave. “Provengo de una Gran Escuela de Maestros. Soy uno de los del Consejo de los Treinta y Tres que sirven a la Gran Escuela y sus iniciados en el plano físico”».

Napoleon Hill continua describiendo a este maestro espiritual que lo visita de manera similar a uno de los maestros ascendidos de la Gran Fraternidad Blanca de Shambhala que se describen en la teosofía (quizás no sea casualidad que el político Henry Wallace, quien recomendó a Roosevelt a incluir el ojo en la pirámide en el billete de un dólar, también tuviera una conocida relación con la teosofía).

Hill descbribe a partir de sus visitas astrales un ejército de fuerzas equivalente a una legión angelical que una persona puede usar y ordenar a voluntad.  «Si consideramos que los nombres de los ángeles, cuando son traducidos, pueden referirse directamente a una fuerza específica de la Agencia Divina, Piense y Hágase Rico se convierte en mucho más que un soporte popular para el mito popular. Ya que Hill alude al potencial de la inmortalidad para aquellos que dominen el secreto del éxito, parece que el libro es una especie de grimorio psíquico para lograr la unión con la mente universal», dice David Metcalfe.

Extraño secreto el de este libro que ha programado la mente de millones de personas en el mundo con un origen en la profundidad del ocultismo. ¿Una insospechada corriente de magia negra que fluye a través de las grandes corporaciones y los deseos de riqueza o simplemente una manifestación esotérica de las buenas intenciones de un autor de literatura de autosuperación?


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