En una época donde el ser humano sólo tenía en mente su propia supervivencia, se erigía el que para muchos historiadores es el primer templo de culto de la historia.
Para hablar de él debemos irnos hasta el sur de Anatolia (Turquía) donde se halla este magistral templo construido por simples cazadores recolectores, Göbekli Tepe.
Y esto es lo sorprendente de la historia, porque según el orden que se ha llevado a cabo durante milenios en la progresión de cualquier civilización conocida ha sido uno muy diferente al que se da en este caso, es decir, primero los cazadores recolectores han tenido que descubrir la agricultura para a continuación crear asentamientos y pequeñas comunidades. Al estar asentado en un lugar y teniendo más tiempo para pensar se desarrollaron las creencias, adoración a deidades o lo que hoy conocemos como religión. Posteriormente vendría la creación de templos en honor a esos Dioses y más tarde la proliferación de las ciudades y la civilización en general.
Y por eso es tan curioso que un grupo de cazadores recolectores crease tal monumento saltándose por completo el orden llevado por tantas civilizaciones diferentes.
No es esa la única rareza en el tema, ya que el colosal tamaño de este monumento es tal, que la organización, trabajo y tiempo de construcción es sumamente complicado para unas personas que solo tenían como objetivo alimentarse y sobrevivir.
Aquellos hombres de Göbekli, hace 11.000 años (del 9.000 a.C, datado por el carbono 14) eran cazadores y recolectores, aún no tenían ciudades ni cultivos, pero ya habían edificado templos y santuarios. Si recordamos que el famoso santuario de Stonehenge en Inglaterra fue construido por culturas campesinas neolíticas (en tres fases, entre el 3.000 aC y el 1.600 aC) podemos entender la antigüedad de estos santuarios.
Para hablar de él debemos irnos hasta el sur de Anatolia (Turquía) donde se halla este magistral templo construido por simples cazadores recolectores, Göbekli Tepe.
Y esto es lo sorprendente de la historia, porque según el orden que se ha llevado a cabo durante milenios en la progresión de cualquier civilización conocida ha sido uno muy diferente al que se da en este caso, es decir, primero los cazadores recolectores han tenido que descubrir la agricultura para a continuación crear asentamientos y pequeñas comunidades. Al estar asentado en un lugar y teniendo más tiempo para pensar se desarrollaron las creencias, adoración a deidades o lo que hoy conocemos como religión. Posteriormente vendría la creación de templos en honor a esos Dioses y más tarde la proliferación de las ciudades y la civilización en general.
Y por eso es tan curioso que un grupo de cazadores recolectores crease tal monumento saltándose por completo el orden llevado por tantas civilizaciones diferentes.
No es esa la única rareza en el tema, ya que el colosal tamaño de este monumento es tal, que la organización, trabajo y tiempo de construcción es sumamente complicado para unas personas que solo tenían como objetivo alimentarse y sobrevivir.
Aquellos hombres de Göbekli, hace 11.000 años (del 9.000 a.C, datado por el carbono 14) eran cazadores y recolectores, aún no tenían ciudades ni cultivos, pero ya habían edificado templos y santuarios. Si recordamos que el famoso santuario de Stonehenge en Inglaterra fue construido por culturas campesinas neolíticas (en tres fases, entre el 3.000 aC y el 1.600 aC) podemos entender la antigüedad de estos santuarios.
Y no sólo por su antigüedad destaca este templo, sino por su tamaño y formación.
Con escaneos de radar en el subsuelo de la zona, constataron que al menos otros 16 anillos están aún enterrados a lo largo de 8,9 hectáreas de terreno, según el artículo del Smithsonian del año 2008.
En los megalitos se encuentran tallas de imágenes de buitres, aves acuáticas, arañas y muchos otros animales. Unos megalitos en forma de “T” que miden entre 3 y 5 metros de altura.
Se disponen diferentes pilares en dicha estructura, habiendo dos, los más grandes, en el centro de cada anillo.
Entre el material extraído se han hallado además multitud de objetos, como estatuas de diferentes tamaños (jabalíes y otros cuadrúpedos sin identificar, e incluso una figura humana con un poderoso falo erecto), infinidad de herramientas de sílex y una buena provisión de botones líticos, quién sabe si procedentes de antiguas prendas ceremoniales. Pero el testimonio más abundante lo forma la extraordinaria cantidad de huesos de animales salvajes encontrada. Según los arqueólogos, hay más fósiles en un metro cuadrado de Göbekli Tepe que en el conjunto de muchos otros yacimientos. La especie más frecuente es la gacela, aunque también hay uros, onagros, jabalíes, ciervos o aves. Los huesos aparecen machacados y con el tuétano extraído, lo que indica que son restos de comidas e identifica a los comensales como un pueblo de cazadores-recolectores.
Una de las dudas que tenemos es cómo pudieron transportar estos monolitos un pequeño grupo de personas.
Bien, en este caso, puesto que el lugar donde extraían estas piezas estaba relativamente cerca y no eran monolitos extremadamente pesados se acepta que pudiesen, poco a poco, transportar estas enormes rocas hasta la colina donde se halla el templo. Los monolitos se esculpían y tallaban en el lugar de extracción antes de ser transportados y se estima que harían falta unas 50 personas para poder trasladarlo.
El arqueólogo alemán Klaus Schmidt que lleva trabajando en las ruinas de este lugar desde 1994 ha llegado a diferentes conclusiones.
Puesto que en ninguna zona cercana en un radio de 15 kilómetros se ha hallado ningún resto de población o asentamiento, cree que el lugar era un templo de peregrinación espiritual.
Y aquí llegamos a otro punto interesante porque vemos que un grupo de cazadores-recolectores, sin haber creado asentamientos ni haber descubierto la agricultura ya tenía unas creencias marcadas.
Si observamos pinturas rupestres en diferentes cuevas alrededor del mundo podemos observar que el hombre se dibuja en ellas como algo en segundo plano, poniendo a los animales y la naturaleza por delante.
Es decir, el ser humano, a sí mismo se consideraba una pieza más en la Tierra, nunca por encima de la naturaleza.
Pero en los enormes pilares en forma de T, aparte de las figuras de animales cinceladas, el monolito en forma de T en sí es un ser humano. Representando su torso, sus brazos, e incluso la hebilla del cinturón, algo curioso cuanto menos.
Y en este caso las figuras de los animales por debajo de los seres humanos representados. Además en los diferentes anillos desenterrados se han hallado multitud de huesos de animales salvajes como gacelas o jabalíes, también representados en los pilares.
Y este podría ser el primer chispazo de la creencia o espiritualidad del ser humano, donde dejaba de representar como una pieza más de la naturaleza y pasaba a creer que estaba por encima de ella.
Este pudo ser el detonante para descubrir la agricultura y la ganadería.
Podríamos estar hablando la primera creencia o religión en la historia de la humanidad, al borde de la última glaciación y miles de años antes de la cultura mesopotámica o egipcia.
Pero Göbekli Tepe guarda un misterio todavía que aún no ha conseguido descifrarse.
Se encuentra en una colina, pero una colina artificial. Ya que en su base se encuentran multitud de anillos con estos monolitos y figuras esculpidas, pero según iban pasando los años, sus gentes enterraban por completo estos anillos para construir otros encima exactamente iguales pero de un tamaño más reducido.
Y así sucesivamente, uno encima de otro hasta crear una enorme colina artificial con multitud de templos sepultados.
¿Por qué? No lo sabemos.
Lo que si podemos certificar es que estamos delante del templo que marcó un antes y un después en nuestra historia. Señalando el inicio de nuestras creencia, nuestra espiritualidad y el culto a diferentes deidades.
Un saludo
Publicado por alexpellejero
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