Escrito por Félix Román Negrín Rodríguez para Periodísmo Alternativo
La esclavitud, la servidumbre, todo esto pensábamos que eran cosas del pasado, que en este siglo XXI de la era en el que vivimos eso ya no existía.
Nada más lejos de la realidad, la esclavitud se está convirtiendo hoy por hoy en un negocio muy productivo y lucrativo para las mafias. No sólo se esclavizan a ciudadanos con la explotación laboral, negándoles los más elementales derechos a un trabajo digno, un salario digno, contratos, seguridad social, etc; sino también a la venta de personas como si se trataran de mercancías, de números, personas que llegan a tener implantado en sus cuerpos códigos de barra. Que asquerosidad tan grande por dios, que aberración, a donde ha llegado la desidia y la miseria humana, dónde está la dignidad del hombre, qué futuro le vamos a dar a nuestros hijos, que ejemplo.
Lo que está a la vista es que hemos retrocedido más que un siglo, cuando los esclavos negros provenientes de Africa, eran llevados a “trabajar” en las plantaciones de caña de azúcar, café y tabaco entre otros en países del continente americano.
Todo esto está volviendo a ocurrir ahora, sí, en este tumultuoso y conflictivo siglo XXI llamado el siglo de la tecnología, del “progreso” y de los avances científicos.
La venta de esclavos, de personas, ocupa en la actualidad el tercer ranking después de la venta de armas, y drogas con un saldo altamente lucrativo y con beneficios que desborda las expectativas.
Tenemos que parar esta lacra, este negocio en el que muchos países actúan como cómplices, y hacen oídos sordos a toda esta situación.
La esclavitud como forma de trabajo legal ha sido abolida en todos los países del mundo, pero la abolición no hizo que desapareciera: la esclavitud existe, existe y de forma dura y contundente.
Aunque la esclavitud hoy por hoy, toma variadas formas. Nos acecha a todos. Por un lado los países desarrollados mantienen a los países del Tercer Mundo bajo un régimen de servicio y explotación, donde las cadenas y los látigos se han camuflado por otro sitio, subsiste la venta y tráfico ilegal de personas, tráfico donde las principales víctimas por desgracia son los niños, los pobres, las mujeres, los desvalidos, los inmigrantes y las minorías étnicas y raciales. Sus actividades más frecuentes son el trabajo forzoso en la agricultura, y en la industria. La prostitución, la pornografía, el tráfico de drogas, el robo, el trabajo doméstico, la mendicidad obligatoria, la venta callejera, etc etc.
Existen también desgraciadamente otra forma de esclavitud, la servidumbre por deudas, la participación obligatoria de ciudadanos en trabajos públicos en el contexto del desarrollo económico, una práctica dominante en algunos países asiáticos entre ellos Vietnam, Camboya, y países africanos como la República Centroafricana, Sierra Leona, y Tanzania, otra cara de la esclavitud es el trabajo forzoso impuesto por militares.
El reclutamiento forzoso y obligatorio de niños para ser utilizarlos en conflictos armados, el uso del trabajo de los encarcelados en naciones en los que el trabajo forma parte de la pena como en China, o en los que está autorizada la contratación de prisioneros por parte de organizaciones privadas como en los Estados Unidos.
La cárcel con imposición de trabajo forzoso se convierte antes que en un lugar de “rehabilitación de los encarcelados”, en un medio de explotación de personas y fuentes de grandes beneficios. Una vez catalogados de “criminales” la explotación resulta de esta forma legítima.
Otra forma de esclavitud es la que se lleva a cabo en trabajos tachados de “legales”, pero donde se explota al trabajador bajo formas diferentes: salarios de miseria, deudas, falta de pago, maratonianas horas de trabajo, posturas corporales perjudiciales para la salud, grandes esfuerzos físicos y mentales, manipulación de productos tóxicos (sin las más mínimas garantías de protección y seguridad), ambientes insalubres, tratos inhumanos, ausencia de descansos, prohibición del abandono del empleo, etc, etc, etc.
En resumen, las condiciones de explotación que genera el sistema económico neoliberal capitalista, es el privilegio de la ganancia por encima de todos, lo convierte así en el generador de pauperización por excelencia.
La falta de leyes -o su aplicación- que garanticen la igualdad y protección jurídica de los trabajadores, la complicidad encubierta, la ausencia de canales de información y denuncia, los conflictos civiles, y la discriminación por motivos raciales contribuyen entre otras causas a crear un ambiente propicio a la explotación de personas por parte de los traficantes.
Por todo esto, considero que actuando sobre las causas, y no sobre los síntomas es la única forma concreta de comenzar a trabajar para combatir esta dramática realidad.
Los ingresos anuales de los traficantes y explotadores de personas se estimaron en el año 2008 desde 56.000 millones de dólares, hasta los 98.000 millones cifra escandalosamente muy alta. Las personas que viven en condiciones de esclavitud, viven en condiciones muy precarias.
El Departamento de Estado, en los Estados Unidos estima que entre 700.000 y 900.000 hombres, mujeres y niños, son traficados a través de fronteras internacionales cada año, siendo aproximadamente el 98% mujeres y niñas.
También se ilustran que la mayor parte de las víctimas internacionales son tratadas y preparadas para la explotación sexual.
La alarmante esclavización de personas con el objeto de su explotación laboral en sus propios países, es una forma de tráfico humano que es muy difícil de rastrear.
La esclavitud significa que unas personas tratan a otras como su propiedad, sin tener en cuenta sus deseos y los más elementales de sus derechos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1948 prohíbe “la esclavitud y el comercio de esclavos en todas sus formas”
Según la Comisión de la Unión Europea, cada año cientos de miles de personas son trasladadas a Europa, más de la mitad deben trabajar como prostitutas, mendigar o realizar un trabajo corporal muy duro sin salario, y sin las más mínimas condiciones.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), existen unas 22,9 millones de personas afectadas, casi la mitad de ellas son niños y jóvenes.
En el continente africano, Mauritania presenta una de las peores situaciones de explotación y esclavitud. A pesar de que en el año 1981 fue oficialmente el último en prohibir esta práctica, actualmente existen en el país 162.000 esclavos sobre una población de 3,7 millones de habitantes.
La India, ocupa el ránking número uno donde más esclavos viven con 16 millones de afectados, le siguen China con cuatro millones, y Pakistán con 3,2 millones.
La esclavitud tiene, y debe de ser abolida en todas sus formas. Los países que son afectados directamente deben de tomar una actitud firme contra esta maldición del hombre por el hombre.
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