La moda de diseñar dispositivos para mejorar el rendimiento cerebral acaba de recibir un duro varapalo. En un estudio con doble ciego los individuos sometidos a estimulación eléctrica transcraneal empeoraron su cociente intelectual (IQ) respecto a los que solo recibieron placebo.
La estimulación cerebral para mejorar el rendimiento cognitivo se ha convertido en uno de los temas estrella de la neurociencia, hasta el punto de que algunas personas intercambian información y fabrican sus propios dispositivos caseros. La técnica en cuestión se denomina estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS) y consiste en colocar una serie de electrodos sobre el cuero cabelludo y aplicar bajas corrientes a nivel superficial en las zonas elegidas. En determinados casos se reclama que el sistema es capaz de mejorar el rendimiento cognitivo de las personas a la carta, pero aún hay mucho que estudiar y demostrar.
Algunas personas están usando estas corrientes de forma casera
El equipo de Flavio Frohlich, de la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte, acaba de asestar un duro golpe a la técnica con la publicación de un estudio que demuestra que no solo no tiene un gran efecto, sino que los sujetos sometidos a la estimulación empeoran con respecto al grupo de control. El trabajo, publicado en la revista Behavioural Brain Research, consistió en someter a 40 adultos sanos a una serie de pruebas que comenzaban y terminaban con un test de inteligencia convencional con pruebas sobre comprensión verbal, percepción, memoria de trabajo y velocidad de respuesta.
"Sería maravilloso que pudiéramos usar la tDCS para aumentar las facultades cognitivas", asegura Frohlich. "Pero este estudio son malas noticias. Significa que algunas de las tareas más sofisticadas que puede hacer el cerebro no pueden ser alteradas únicamente con una corriente constante". El experimento consistió en dividir a los voluntarios en dos grupos, uno al que se le aplicaban las corrientes en el lóbulo frontal y otro al que se le sometía a un estímulo placebo, sin que ellos ni los investigadores supieran cuál era el grupo de control.
“No se debe transmitir a la sociedad que la estimulación cerebral es una especie de solución mágica”
Una semana después de la prueba, los que recibieron placebo y los que recibieron corrientes de 2 miliamperios durante 20 minutos se sometieron a un nuevo test de inteligencia y todos mejoraron sus resultados. Pero, para sorpresa de los científicos, los participantes del placebo mejoraron 10 puntos en la prueba y los de la estimulación verdadera solo 6. Para los autores del trabajo esta diferencia es significativa, y más teniendo en cuenta los resultados parciales de las pruebas, con aspectos como el razonamiento perceptivo que empeoraron claramente respecto a sus compañeros.
La intención de Frohlich y su equipo no es invalidar totalmente este tipo de tratamientos, sino advertir a la comunidad científica sobre la necesidad de experimentos mejor diseñados y de una actitud menos grandilocuente sobre los resultados. No se debe transmitir a la sociedad, insisten, que la estimulación cerebral es una especie de solución mágica a los problemas y advierten sobre los riesgos de aplicar estas técnicas sin control, sobre todo si se hace a diario y sin supervisión por parte de particulares. Los autores también se muestran partidarios de aplicar otro tipo de corrientes, en este caso continuas, que serían más selectivas con las áreas cerebrales y es posible que más efectivas.
Referencia: Transcranial direct current stimulation of frontal cortex decreases performance on the WAIS-IV intelligence test (Behavioural Brain Research)
Uno de los muchos dispositivos de estimulación cerebral que se comercializan - Foto foc.us
La estimulación cerebral para mejorar el rendimiento cognitivo se ha convertido en uno de los temas estrella de la neurociencia, hasta el punto de que algunas personas intercambian información y fabrican sus propios dispositivos caseros. La técnica en cuestión se denomina estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS) y consiste en colocar una serie de electrodos sobre el cuero cabelludo y aplicar bajas corrientes a nivel superficial en las zonas elegidas. En determinados casos se reclama que el sistema es capaz de mejorar el rendimiento cognitivo de las personas a la carta, pero aún hay mucho que estudiar y demostrar.
Algunas personas están usando estas corrientes de forma casera
El equipo de Flavio Frohlich, de la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte, acaba de asestar un duro golpe a la técnica con la publicación de un estudio que demuestra que no solo no tiene un gran efecto, sino que los sujetos sometidos a la estimulación empeoran con respecto al grupo de control. El trabajo, publicado en la revista Behavioural Brain Research, consistió en someter a 40 adultos sanos a una serie de pruebas que comenzaban y terminaban con un test de inteligencia convencional con pruebas sobre comprensión verbal, percepción, memoria de trabajo y velocidad de respuesta.
"Sería maravilloso que pudiéramos usar la tDCS para aumentar las facultades cognitivas", asegura Frohlich. "Pero este estudio son malas noticias. Significa que algunas de las tareas más sofisticadas que puede hacer el cerebro no pueden ser alteradas únicamente con una corriente constante". El experimento consistió en dividir a los voluntarios en dos grupos, uno al que se le aplicaban las corrientes en el lóbulo frontal y otro al que se le sometía a un estímulo placebo, sin que ellos ni los investigadores supieran cuál era el grupo de control.
“No se debe transmitir a la sociedad que la estimulación cerebral es una especie de solución mágica”
Una semana después de la prueba, los que recibieron placebo y los que recibieron corrientes de 2 miliamperios durante 20 minutos se sometieron a un nuevo test de inteligencia y todos mejoraron sus resultados. Pero, para sorpresa de los científicos, los participantes del placebo mejoraron 10 puntos en la prueba y los de la estimulación verdadera solo 6. Para los autores del trabajo esta diferencia es significativa, y más teniendo en cuenta los resultados parciales de las pruebas, con aspectos como el razonamiento perceptivo que empeoraron claramente respecto a sus compañeros.
La intención de Frohlich y su equipo no es invalidar totalmente este tipo de tratamientos, sino advertir a la comunidad científica sobre la necesidad de experimentos mejor diseñados y de una actitud menos grandilocuente sobre los resultados. No se debe transmitir a la sociedad, insisten, que la estimulación cerebral es una especie de solución mágica a los problemas y advierten sobre los riesgos de aplicar estas técnicas sin control, sobre todo si se hace a diario y sin supervisión por parte de particulares. Los autores también se muestran partidarios de aplicar otro tipo de corrientes, en este caso continuas, que serían más selectivas con las áreas cerebrales y es posible que más efectivas.
Referencia: Transcranial direct current stimulation of frontal cortex decreases performance on the WAIS-IV intelligence test (Behavioural Brain Research)
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