Los seísmos, que han llegado a los 5,6 grados, han derribado 20.000 casas y obligado a evacuar a 100.000 personas en zonas rurales de Yunnan y Guizhou.
Al menos 43 personas han muerto, 150 han resultado heridas y 100.000 han tenido que ser evacuadas por una cadena de terremotos que han sacudido este viernes el suroeste de China. Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, los seísmos han tenido lugar en las provincias rurales de Guizhou y Yunnan, donde el distrito de Yiliang ha quedado seriamente afectado.
Al menos 43 personas han muerto, 150 han resultado heridas y 100.000 han tenido que ser evacuadas por una cadena de terremotos que han sacudido este viernes el suroeste de China. Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, los seísmos han tenido lugar en las provincias rurales de Guizhou y Yunnan, donde el distrito de Yiliang ha quedado seriamente afectado.
Además de las pérdidas humanas, 20.000 casas han resultado dañadas por la fuerza de los terremotos, cuyas magnitudes han oscilado entre 4,8 y 5,6 y cuyo epicentro se ha situado a 9,8 kilómetros, a tenor de la medición efectuada por el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos.
El Gobierno provincial de Yunnan ya ha enviado equipos de rescate y salvamento a las áreas afectadas, así como tiendas de campaña, mantas, ropa de abrigo y ayuda humanitaria. Además, 30 expertos del Buró Sismológico de Yunnan ya han llegado a los pueblos golpeados por los seísmos, que se sitúan en zonas montañosas que viven de la agricultura. A ellos se unirá otro medio centenar de técnicos para coordinar las tareas de rescate y asistencia a los damnificados, por lo que es probable que la cifra de víctimas aumente en las próximas horas.
Las primeras imágenes emitidas por la televisión estatal CCTV muestran a cientos de personas refugiadas en un campo deportivo de Yiliang, una ciudad emplazada a orillas de un río en medio de un valle. Como consecuencia de los temblores, se han registrado también corrimientos de tierra en las montañas cercanas.
Trágicos precedentes
En mayo de 2008, un devastador terremoto de magnitud 8 asoló la provincia sureña de Sichuan, cobrándose 90.000 vidas. Entre ellos figuraban miles de niños cuyas aulas se vinieron abajo por la mala calidad de los materiales con que habían sido construidos los colegios debido a la corrupción de las autoridades locales, lo que provocó una agria polémica en el país.
En abril de 2010, otro seísmo de magnitud 7,1 en la Escala Richter volvió a poner de manifiesto el subdesarrollo de la China rural al derribar miles de casas y cobrarse más de 2.000 muertos y 12.000 heridos en la prefectura de Yushu, una zona tibetana de la provincia occidental de Qinghai.
Todas estas catástrofes han puesto a prueba la resistencia de China, un gigantesco país que sufrió un tercio de los seísmos registrados en el pasado siglo XX.
Entre ellos destaca el que arrasó la ciudad de Tangshan el 28 de julio de 1976, que costó la vida a 240.000 personas y está considerado el más mortífero de la Historia desde que se recopilan datos de víctimas.
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