Con inclusión de la aspirina, se observó más sordera por medicamentos para el
dolor. El estudió abarcó datos de 60 mil pacientes durante 14 años.
Ante un dolor cualquiera, sin visitar un médico,
las personas pueden adquirir un fuerte analgésico y suprimir los síntomas, pero
ahora se conoce que estas pastillas también pueden crear un daño a los oídos que
significa una pérdida auditiva, informa un comunicado del Hospital de Mujeres de
Brigham, afiliado a la Escuela de Medicina de Harvard.
El hospital desarrolló un estudio con mujeres que
tomaron el medicamento ibuprofeno, conocido también
como acetaminofeno, y descubrió que cuando tomaban dos o más
días a la semana presentaban síntomas de pérdida de audición. Esto no se observó
con la aspirina, informó el 12 de septiembre. Este grado de sordera
fue más pronunciado cuantas más tabletas consumían, e incluso el efecto
se demostró más pronunciado en las mujeres menores de 50 años y que
tomaban ibuprofeno 6 o más días a la semana.
“Los posibles mecanismos podrían ser que los
analgésicos reducen el flujo de sangre a la cóclea, el órgano de la audición, y
dañar sus funciones”, dijo el primer autor del estudio, la doctora Sharon G.
Curhan. “El acetaminofén puede agotar los factores que protegen
la cóclea del daño”, agregó. El hospital indica que publicó en la revista de
Epidemiología los datos de 62.261 mujeres que tienen entre 31 y 48 años de vida,
que fueron seguidas durante 14 años. De ellas, 10.012 mujeres reportaron pérdida
de audición. Con ibupofreno, se registró un
riesgo de pérdida equivalente a un 13 por ciento por dos a tres tabletas a la
semana y de un 24 por ciento por seis o más tabletas a la semana.
Con paracetamol, los porcentajes
de riesgo fluctuaron en los mismos casos entre el 11 y el 21 por ciento.
Según la Organización Mundial de la Salud, la
pérdida de audición en la edad adulta es la sexta enfermedad más común en los
países de altos ingresos, informa el mismo hospital.
En estos países, el consumo de analgésicos se
hace sin prescripción médica, lo que hace que el paciente no discuta con su
médico personal los riesgos de sordera de este medicamento o de otros problemas.
Al eliminar el dolor, además, se oscurece el cuadro que se pudiera estar
desarrollando en el paciente, haciéndolo difícil de caracterizar y de saber en
qué fase está.
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