Experimentos de Asch y Milgram:
Las personas todavía hoy tienen la creencia de que hacen las cosas por decisión y voluntad propia, como por ejemplo acudir a una manifestación a pedir mas de lo mismo, es decir, palos y mas dictadura encubierta llamada eufemísticamente, democracia, o en las dictaduras abiertas a pedir una dictadura encubierta, llamada “democracia”. Entre el sistema de “educación”, los medios de desinformación y los grupos sociales de manipulación creados por los Rockefeller (15-M, Democracia Real Ya, Occupy wall street, CIAnonymous, etc), es muy fácil conducir al humano, pero esto no es nuevo y sus efectos se pueden comprobar décadas atrás, de tal forma que llamar a los loros, repetidores y seres no pensantes, resulta hasta ofensivo para el citado animal, viendo el comportamiento logrado en los humanos tras un adiestramiento de varios milenios.
En la prueba siguiente la situación se repite: los cómplices dan de forma unánime una respuesta incorrecta y el sujeto crítico disiente dando la respuesta incorrecta pero mostrando un desconcierto mayor. Al repetirse la situación, el sujeto crítico eventualmente cede a la presión de grupo e indica también una respuesta incorrecta.
Las personas todavía hoy tienen la creencia de que hacen las cosas por decisión y voluntad propia, como por ejemplo acudir a una manifestación a pedir mas de lo mismo, es decir, palos y mas dictadura encubierta llamada eufemísticamente, democracia, o en las dictaduras abiertas a pedir una dictadura encubierta, llamada “democracia”. Entre el sistema de “educación”, los medios de desinformación y los grupos sociales de manipulación creados por los Rockefeller (15-M, Democracia Real Ya, Occupy wall street, CIAnonymous, etc), es muy fácil conducir al humano, pero esto no es nuevo y sus efectos se pueden comprobar décadas atrás, de tal forma que llamar a los loros, repetidores y seres no pensantes, resulta hasta ofensivo para el citado animal, viendo el comportamiento logrado en los humanos tras un adiestramiento de varios milenios.
Solomon Asch (14/09/1907 –
20/02/1996) fue un psicólogo estadounidense mundialmente conocido y prestigioso
debido a sus trabajos pioneros en psicología social. Nació en Varsovia, Polonia,
y emigró a los Estados Unidos en 1920. Recibió su grado de bachiller en
el College of the City of New Yorken 1928. Luego, en la Universidad de
Columbia, recibió su grado de maestría y de Doctor, en 1930 y 1932,
respectivamente. Fue profesor de psicología en el Swarthmore
College durante 19 años, donde trabajó con destacados psicólogos,
incluyendo a Wolfgang Köhler. Se volvió famoso en la década del 1950 debido a
los experimentos que condujo sobre la conformidad, donde se demostró que la
presión social sobre las personas puede inducirlas voluntariamente al
error.
CONTROL PASIVO
Experimento de conformidad de Asch
Fueron una serie de
experimentos realizados en 1951 que demostraron significativamente el poder de
la conformidad en los grupos. Los experimentadores,
conducidos por Solomon Asch pidieron a unos estudiantes que participaran en una
“prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto
uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en
ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los
cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las
condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a
someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la
realidad.
Los participantes -el
sujeto verdadero y los cómplices- estaban todos sentados en la sala de una clase
en donde se les pidió que dijeran cuál era a su juicio la longitud de varias
líneas dibujadas en una serie de exposiciones: se les preguntaba si una línea
era más larga que otra, cuáles tenían la misma longitud, etc. Los cómplices
habían sido preparados para dar respuestas incorrectas en los tests y determinar
si ello influía en las respuestas del otro estudiante.
Procedimiento
Se reunía a un grupo
de 7 a 9 estudiantes en un aula y el experimentador indicaba que el experimento
consistiría en comparar pares de líneas. Se les mostrarían dos tarjetas, en una
aparecería una línea vertical y en la otra tres líneas verticales de distinta
longitud. Los participantes deberían entonces indicar cual de las tres líneas en
la segunda tarjeta tenía la misma longitud que el estándar de la
primera.
Del grupo de
participantes, todos excepto uno eran en realidad cómplices del investigador,
siendo el restante (sujeto crítico) el foco del experimento, al cual se le
colocó en la posición de tener que dar su respuesta después de haber escuchado
la mayoría de las respuestas de los demás. El experimento consistía en realizar
18 comparaciones de tarjetas teniendo los cómplices la instrucción de dar una
respuesta incorrecta en 12 de ellas. En las dos primeras
tanto los cómplices como el sujeto crítico respondieron de forma unánime la
respuesta correcta.
Sin embargo, a partir de la tercera prueba, los cómplices indican intencionalmente una respuesta incorrecta. En ésta, el sujeto da la respuesta correcta al final, mostrándose sorprendido por las respuestas previas (e incorrectas) de los cómplices.
Sin embargo, a partir de la tercera prueba, los cómplices indican intencionalmente una respuesta incorrecta. En ésta, el sujeto da la respuesta correcta al final, mostrándose sorprendido por las respuestas previas (e incorrectas) de los cómplices.
En la prueba siguiente la situación se repite: los cómplices dan de forma unánime una respuesta incorrecta y el sujeto crítico disiente dando la respuesta incorrecta pero mostrando un desconcierto mayor. Al repetirse la situación, el sujeto crítico eventualmente cede a la presión de grupo e indica también una respuesta incorrecta.
Resultados
El experimento se
repitió con 123 distintos participantes. Se encontró que aunque en
circunstancias normales los participantes daban una respuesta errónea el 1% de
las veces, la presencia de la presión de grupo causaba que los participantes se
dejaran llevar por la opción incorrecta el 36.8% de las veces.
Aunque la mayoría de
los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y
una proporción elevada de ellos (32%) se conformó con el punto de vista
mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso
aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de
diferencia eran iguales.
Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.
Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.
Una diferencia entre
el experimento de conformidad de Asch y el también famoso en psicología
social “Experimento de
Milgram” (inspirado éste en Solomon Asch) conducido por Stanley
Milgram es que los sujetos de este estudio atribuían el resultado a su propia
“mala vista” o falta de juicio, mientras que en el experimento de Milgram
culpaban al experimentador por su comportamiento.
Los experimentos de
Asch pueden aportar cierta evidencia empírica relevante a algunas de las ideas
que aparecen en la novela 1984 de George Orwell. También sirve para
ilustrar el concepto de “coge un ciervo y llámalo caballo” (指鹿為馬/指鹿为马) , una
prueba de lealtad hacia sus subordinados realizada por Zhao Gao. En 1962 Solomon Asch
se unió al programa de televisión norteamericano “Candid camera” para demostrar
lo rápido que una norma social básica (como la gente de pie en un ascensor)
podría revertirse con la conformidad del grupo.
Imagínense todos los comportamientos y creencias que usted podría conseguir con engaños, a través del poder de la presión social. El experimento del ascensor continua siendo eficaz, como se puede observar cuando se replicó en la Universidad de South Florida Campus.
Imagínense todos los comportamientos y creencias que usted podría conseguir con engaños, a través del poder de la presión social. El experimento del ascensor continua siendo eficaz, como se puede observar cuando se replicó en la Universidad de South Florida Campus.
El siguiente vídeo
contiene una mezcla del experimento antiguo con el nuevo. Observe el grado de
estupidez al que se puede llegar con tal de “encajar” socialmente. Lo mismo que
hoy día puede observar a la hora de “ir a la moda” en vestimenta, por
ejemplo.
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CONTROL ACTIVO
Experimento de Milgram
Stanley Milgram (Nueva
York, 15/08/1933 - 20/12/1984) fue un psicólogo graduado de la Universidad de
Yale que condujo “los experimentos del mundo pequeño” (la fuente del concepto de
los seis grados de separación) y el “Experimento de Milgram” sobre
la obediencia a la autoridad. De familia hebrea, su padre era húngaro y su madre
rumana.
Aunque se lo
considera uno de los más importantes psicólogos del siglo XX, Milgram nunca
estudió psicología durante sus estudios de ciencias políticas en Queens College,
Nueva York, donde se graduó en 1954. Se presentó a un postgrado en psicología
social en laUniversidad de Harvard y fue rechazado inicialmente a causa de falta
de estudios de psicología. Fue aceptado en 1954 después de tomar seis cursos de
psicología y se graduó en 1960.
Procedimiento
A través de anuncios
en un periódico de New Haven (Connecticut) se reclamaban voluntarios para
participar en un ensayo relativo al “estudio de la memoria y el aprendizaje”
en Yale, por lo que se les pagaba cuatro dólares (equivalente a
28 dólares actuales) más dietas. A los voluntarios que se presentaron se les
ocultó que en realidad iban a participar en un investigación sobre
la obediencia a la autoridad. Los participantes eran personas de entre 20 y 50
años de edad de todo tipo de educación: desde los que acababan de salir de la
escuela primaria, trabajadores de la construcción, telefonistas o barberos,
exceptuando a estudiantes universitarios y
doctorados.
El experimento
requiere tres personas: El experimentador (el investigador de la universidad),
el “maestro” (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico) y el “alumno”
(un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el
experimento). El experimentador le explica al participante que tiene que hacer
de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que
falle una pregunta.
A continuación, cada
uno de los dos participantes escoge un papel de una caja que determinará su rol
en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido designado como
“alumno”. El participante voluntario toma el suyo y ve que dice “maestro”. En
realidad en ambos papeles ponía “maestro” y así se consigue que el voluntario
con quien se va a experimentar reciba forzosamente el papel de
“maestro”.
Separado por un
módulo de vidrio del “maestro”, el “alumno” se sienta en una especie de silla
eléctrica y se le ata para “impedir un movimiento excesivo”. Se le colocan
unos electrodos en su cuerpo con crema “para evitar quemaduras” y se señala que
las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no
provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante. A los
participantes se les comunicaba que el experimento estaba siendo grabado, para
que supieran que no podrían negar a posteriori lo ocurrido.
Se comienza dando
tanto al “maestro” como al “alumno” una descarga real de 45 voltios con el fin
de que el “maestro” compruebe el dolor del castigo y la sensación desagradable
que recibirá su “alumno”. Seguidamente el investigador, sentado en el mismo
módulo en el que se encuentra el “maestro”, proporciona al “maestro” una lista
con pares de palabras que ha de enseñar al “alumno”. El “maestro” comienza
leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá únicamente la primera mitad de
los pares de palabras dando al “alumno” cuatro posibles respuestas para cada una
de ellas. Éste indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída
presionando un botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si
la respuesta es errónea, el “alumno” recibirá del “maestro” una primera descarga
de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga
existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la palabra
siguiente.
El “maestro” cree que
está dando descargas al “alumno” cuando en realidad todo es una simulación. El
“alumno” ha sido previamente aleccionado por el investigador para que vaya
simulando los efectos de las sucesivas descargas. Así, a medida que el nivel de
descarga aumenta, el “alumno” comienza a golpear en el vidrio que lo separa del
“maestro” y se queja de su condición de enfermo del corazón, luego aullará de
dolor, pedirá el fin del experimento, y finalmente, al alcanzarse los 270
voltios, gritará de agonía. Lo que el participante escucha es en realidad un
grabación de gemidos y gritos de dolor. Si el nivel de supuesto dolor alcanza
los 300 voltios, el “alumno” dejará de responder a las preguntas y se
producirán estertores previos al coma.
Por lo general,
cuando los “maestros” alcanzaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las
quejas de dolor de sus “alumnos” y deseaban parar el experimento, pero la férrea
autoridad del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios,
muchos de los “maestros” se detenían y se preguntaban el propósito del
experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían
responsables de las posibles consecuencias. Algunos participantes incluso
comenzaban a reír nerviosos al oír los gritos de dolor provenientes de su
“alumno”.
Si el “maestro”
expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba
imperativamente y según el grado:
- Continúe, por favor.
- El experimento requiere que usted continúe.
- Es absolutamente esencial que usted continúe.
- Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.
Si después de esta
última frase el “maestro” se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si
no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres
veces seguidas.
En el experimento
original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450
voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todo los “maestros”
pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron
que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó
rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300
voltios.
El estudio posterior
de los resultados y el análisis de los múltiples tests realizados a los
participantes demostraron que los “maestros” con un contexto social más parecido
al de su “alumno” paraban el experimento antes.
RESULTADOS
El profesor Milgram elaboró dos teorías que
explicaban sus resultados:
- La primera es la teoría del conformismo, basada en el trabajo de Solomon Asch, que describe la relación fundamental entre el grupo de referencia y la persona individual. Un sujeto que no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, particularmente en una crisis, lo cual llevará la toma de decisiones al grupo y su jerarquía. El grupo es el modelo de comportamiento de la persona.
- La segunda es la teoría de la cosificación (agentic state), donde, según Milgram, la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Una vez que esta transformación de la percepción personal ha ocurrido en el individuo, todas las características esenciales de la obediencia ocurren.
- Este es el fundamento del respeto militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos.
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Afortunadamente no
todas las personas son tan fáciles de manipular, pero la gran mayoría de una
forma o de otra, son embaucadas y utilizadas para los propósitos de la Hermandad
Babilónica.
fuente original: todoestarelacionado.wordpress.com
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