Un nuevo estudio encontró que numerosas bacterias flotan en la atmósfera, y no solo a nivel inferior sino en la superior donde probablemente juegan un factor importante en la formación de las nubes y las precipitaciones, además de la extensión de estos microorganismos por todo el mundo.
“No esperábamos encontrar tantos microorganismos en la troposfera, que se considera un entorno difícil para la vida”, dijo Kostas Konstantinidis, profesor asistente en la Escuela de Ingeniería Civil y Ambiental en el Instituto de Tecnología de Georgia y que participó en el estudio, según cita Clima Central.
“Parece que hay una gran diversidad de especies, pero no todas las bacterias lo hacen en la troposfera superior”, agregó el profesor.
Esta investigación, publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias proporciona
nuevos datos a otros estudios publicados días atrás sobre la gran cantidad de
bacterias en las nubes de tormenta y en la atmósfera inferior.
Los científicos analizaron los microorganismos
existentes entre cinco y nueve millas de altura sobre la superficie de los
océanos, en el Mar Caribe, y tres partes del Atlántico, y sobre las cumbres de
montañas y zonas continentales en Estados Unidos.
Se registraron datos antes y después de dos
importantes huracanes, el Earl y Karl en 2010. La mayoría pensaba que en la
atmósfera superior había polvo y sal, y las bacterias encontradas fueron una
sorpresa.
“Las muestras de los dos huracanes se
caracterizan por comunidades bacterianas significativamente diferentes,
revelando que los huracanes dispersan las partículas con una gran cantidad de
nuevas células”, señala el reporte del estudio.
Sin embargo, agrega, 17 grupos de bacterias se
encontraron en todas las muestras, “lo que indica que estos organismos poseen
características que permiten la supervivencia en la troposfera”.
Los investigadores liderados por la bióloga
Natasha León Rodríguez creen que las partículas como el polvo y estos
microorganismos encontrados, entre ellos las
bacterias Streptococcus y Escherichia Coli, a
grandes alturas, juegan un importante papel en la formación de nubes al actuar
como núcleos de condensación.
En este caso las gotas de agua chocan con estas
partículas y se congelan y finalmente forman la nube.
Otro aspecto que abre un gran campo de
investigación es que las bacterias se propagan con el viento a grandes
distancias.
De esa manera, las bacterias y el polvo del
África se transporta con los vientos y las tormentas hasta el Caribe y pueden
llegar a depositarse en territorio de Estados Unidos.
Un tercer tema que interesó a estos
investigadores es cómo la influencia de estas bacterias se comportará en la
formación de nubes a medida que la temperatura global del mundo aumenta.
Como algunas nubes aumentan el calor del planeta
y otras ayudan a enfriarlo, ahora se tendrá que considerar la presencia de las
bacterias en esta relación, señala el estudio.
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