lunes, 22 de abril de 2013

¿La maldición de la tumba de Simón Bolívar?

Simón Bolívar yacía en paz en su sepulcro hasta que el presidente Hugo Chávez salió con la “alocada” idea de profanar su tumba con la excusa de hacer “investigaciones”.En presencia del mandatario venezolano Hugo Chávez, el día 16 de Julio de 2010, se abrió el sarcófago del libertador sin imaginar los extraños sucesos que se desatarían por este acto que muchos califican de grotesco.

La maldición de Bolívar le llaman a la secuela de muertes de los invitados a este acto. A esta maldición se suma el cáncer mortal, que casualmente o no, el mismo mandatario padeció y finalmente lo llevó a la tumba.



Antes, falleció el General Alberto Muller Rojas, uno de los asesores presidenciales, semanas después de la exhumación. Luego le tocó el turno a Luis Tascón, diputado oficialista en Agosto de 2010. A Tascón lo siguió Guillermo García Ponce, director del diario Vea de la izquierda venezolana. El mismo día de la muerte de García, y en muy extrañas circunstancias, le llegó el turno al gobernador de Guárico, William Lara, ex diputado oficialista.

En Marzo de 2011 de un infarto murió Lina Ron y más adelante fue Jose Ignacio Melendez Anderson quién recibió varios impactos de bala en un intento de robo. Luego en la Habana falleció Clodosbaldo Russián, el Contralor General de Venezuela y por último, un poco después, Hugo Chávez confirmó que padecía de Cáncer…

La caída de helicópteros militares, el accidente de un avión de Conviasa, la desaparición de tres naves pesqueras y una serie de desastres naturales, se atribuyen también al castigo divino por profanar la tumba del Libertador de cinco naciones, Bolívar. Los rumores de que Hugo Chávez tuvo vínculos con la magia negra y la santería, y la desaparición de algunos restos del caudillo, apuntan a que Chávez únicamente buscaba utilizar los huesos de Bolívar para un ritual espiritista.


¿Mentira, casualidad o maldición? Usted decide, pero sin duda, la creencia popular de presagios de mala suerte y muertes al profanar una tumba, nos pone a reflexionar

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