miércoles, 10 de julio de 2013

Una verdadera familia

Un testimonio de una familia que decidió tener hijos normales: es decir, contracorriente de la cultura actual que presenta a los hijos como seres perfectos. Esta es su historia y el testimonio de los niños.

Algún día, si tenemos la gran bendición de encontrarnos cara a cara con nuestro Salvador, ¿podrá decirnos?: “Había preparado a este niño para que alguno de los muchos que formabais mi iglesia lo adoptara como suyo. Hoy está con nosotros para vivir una vida eterna, pero vosotros perdisteis la oportunidad de darle felicidad en aquel mundo malvado, porque yo os habría bendecido con mucha más felicidad de la que tuvisteis”.

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?, ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?, ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. (Mateo 25:35-46)

No hace falta adoptar a uno o siete niños con discapacidad para hacer la voluntad de Dios. No todos tenemos la capacidad, la fortaleza y la valentía de esta familia. Empecemos por lo fácil y Dios nos hará llegar a lo complicado.

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