La escasez de alimentos, agua y medicinas en Filipinas, tras el paso del tifón Haiyan que dejó unos 10 mil muertos, aumenta la desesperación entre los más de 9.5 millones de damnificados, quienes hacen largas colas en busca de cobijo y en espera de un plato de comida que reparten los militares del país.
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