Como si se tratara de una oferta de trabajo, una joven neoyorkina muy llamativa publicó un anuncio en un importante diario estadounidense, solicitando un marido millonario que ganase lo suficiente para poder brindarle todas las comodidades. Y ella se ofreció, destacando sus cualidades: “hermosa”, “inteligente” y “con clase”.
El aviso fue el siguiente:
“Soy una chica hermosa (yo diría que muy hermosa) de 25 años, bien formada y tengo clase. Quiero casarme con alguien que gane como mínimo medio millón de dólares al año.
¿Tienen en este portal algún hombre que gane 500.000 dólares o más? Quizás las esposas de los que ganen eso me puedan dar algunos consejos.
Estuve de novia con hombres que ganan de 200 a 250 mil, pero no puedo pasar de eso, y 250 mil no me van a hacer vivir en el Central Park West.
Conozco a una mujer, de mi clase de yoga, que se casó con un banquero y vive en Tribeca, y ella no es tan bonita como yo, ni es inteligente.
Entonces, ¿qué es lo que ella hizo y yo no hice? ¿Cómo puedo llegar al nivel de ella?
Rafaela S.
La respuesta no tardó en llegar, y fue con sorpresa: quien le contestó fue, en efecto, un millonario interesado, pero probablemente no de la manera en que ella lo esperaba. Con gran audacia, el hombre utilizó sus conocimientos de negocios para ofrecerle a la mujer un trato que, según él, les convendría más a ambos.
Aquí, su carta:
“Leí su consulta con gran interés, pensé cuidadosamente en su caso e hice un análisis de la situación. Primeramente, no estoy haciéndole perder tiempo, pues gano más de 500 mil por año.
Aclarado esto, considero los hechos de la siguiente forma: Lo que Ud. ofrece, visto desde la perspectiva de un hombre como el que Ud. busca, es simplemente un pésimo negocio.
He aquí los por qué: Dejando los rodeos de lado, lo que Ud. propone es un simple negocio: Ud. pone la belleza física y yo pongo el dinero.
Propuesta clara, sin recovecos. Sin embargo existe un problema. Con seguridad, su belleza va a decaer, y un día va a terminar, y lo más probable es que mi dinero continúe creciendo.
Así, en términos económicos, Ud. es un activo que sufre depreciación y yo soy un activo que rinde dividendos. Ud. no sólo sufre depreciación, sino que, como hasta es progresiva, ¡aumenta siempre!
Aclarando más, Ud. tiene hoy 25 años y va a continuar siendo linda durante los próximos 5 a 10 años; pero siempre un poco menos cada año, y de repente, si se compara con una foto de hoy, verá que ya estará envejecida.
Esto quiere decir, que Ud. está hoy en “alza”, en la época ideal de ser vendida, no de ser comprada.
Usando el lenguaje de Wall Street, quien la tiene hoy la debe de tener en “trading position” (posición para comercializar) , y no en “buy and hold” ( compre y retenga ), que es para lo que Ud. se ofrece.
Por lo tanto, todavía en términos comerciales, el casamiento (que es un “buy and hold”) con Ud. no es un buen negocio a mediano o largo plazo, pero alquilarla puede ser en términos comerciales un negocio razonable que podemos meditar y discutir usted y yo.
Yo pienso que mediante certificación de cuán “bien formada, con clase y maravillosamente linda” es, yo, probable futuro locatario de esa “máquina”, quiero lo que es de práctica habitual: Hacer una prueba, o sea un “test drive…” para concretar la operación.
En resumidas cuentas: como comprarla es un mal negocio, por su devaluación creciente, le propongo alquilarla por el tiempo en que el material esté en buen uso. Esperando noticias suyas, me despido cordialmente.
Atentamente: Un millonario que por eso es millonario”.
El aviso fue el siguiente:
“Soy una chica hermosa (yo diría que muy hermosa) de 25 años, bien formada y tengo clase. Quiero casarme con alguien que gane como mínimo medio millón de dólares al año.
¿Tienen en este portal algún hombre que gane 500.000 dólares o más? Quizás las esposas de los que ganen eso me puedan dar algunos consejos.
Estuve de novia con hombres que ganan de 200 a 250 mil, pero no puedo pasar de eso, y 250 mil no me van a hacer vivir en el Central Park West.
Conozco a una mujer, de mi clase de yoga, que se casó con un banquero y vive en Tribeca, y ella no es tan bonita como yo, ni es inteligente.
Entonces, ¿qué es lo que ella hizo y yo no hice? ¿Cómo puedo llegar al nivel de ella?
Rafaela S.
La respuesta no tardó en llegar, y fue con sorpresa: quien le contestó fue, en efecto, un millonario interesado, pero probablemente no de la manera en que ella lo esperaba. Con gran audacia, el hombre utilizó sus conocimientos de negocios para ofrecerle a la mujer un trato que, según él, les convendría más a ambos.
Aquí, su carta:
“Leí su consulta con gran interés, pensé cuidadosamente en su caso e hice un análisis de la situación. Primeramente, no estoy haciéndole perder tiempo, pues gano más de 500 mil por año.
Aclarado esto, considero los hechos de la siguiente forma: Lo que Ud. ofrece, visto desde la perspectiva de un hombre como el que Ud. busca, es simplemente un pésimo negocio.
He aquí los por qué: Dejando los rodeos de lado, lo que Ud. propone es un simple negocio: Ud. pone la belleza física y yo pongo el dinero.
Propuesta clara, sin recovecos. Sin embargo existe un problema. Con seguridad, su belleza va a decaer, y un día va a terminar, y lo más probable es que mi dinero continúe creciendo.
Así, en términos económicos, Ud. es un activo que sufre depreciación y yo soy un activo que rinde dividendos. Ud. no sólo sufre depreciación, sino que, como hasta es progresiva, ¡aumenta siempre!
Aclarando más, Ud. tiene hoy 25 años y va a continuar siendo linda durante los próximos 5 a 10 años; pero siempre un poco menos cada año, y de repente, si se compara con una foto de hoy, verá que ya estará envejecida.
Esto quiere decir, que Ud. está hoy en “alza”, en la época ideal de ser vendida, no de ser comprada.
Usando el lenguaje de Wall Street, quien la tiene hoy la debe de tener en “trading position” (posición para comercializar) , y no en “buy and hold” ( compre y retenga ), que es para lo que Ud. se ofrece.
Por lo tanto, todavía en términos comerciales, el casamiento (que es un “buy and hold”) con Ud. no es un buen negocio a mediano o largo plazo, pero alquilarla puede ser en términos comerciales un negocio razonable que podemos meditar y discutir usted y yo.
Yo pienso que mediante certificación de cuán “bien formada, con clase y maravillosamente linda” es, yo, probable futuro locatario de esa “máquina”, quiero lo que es de práctica habitual: Hacer una prueba, o sea un “test drive…” para concretar la operación.
En resumidas cuentas: como comprarla es un mal negocio, por su devaluación creciente, le propongo alquilarla por el tiempo en que el material esté en buen uso. Esperando noticias suyas, me despido cordialmente.
Atentamente: Un millonario que por eso es millonario”.
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