El filtrador de la información sobre la vigilancia secreta en Estados Unidos, Edward Snowden, usaba un frigorífico para evitar que los servicios secretos espiaran sus conversaciones.
Durante una cena secreta con los letrados que le asesoraron en Hong Kong antes de su partida a Moscú este mes, el ex colaborador de la CIA insistió a sus comensales en que colocaran sus móviles en el frigorífico. “La idea es bloquear la señal radio que se puede usar para transmitir datos de voz y bloquear todo el audio”, explicó Adam Harvey, un experto en dispositivos contra la vigilancia, citado por ‘The New York Times’.
Los congeladores fabricados de metal con gruesas capas aislantes son capaces de producir el efecto de la llamada ‘jaula de Faraday’, un espacio impenetrable para las ondas radio, por lo se previene la transmisión de datos. Apagar el teléfono o sacar la batería no es una solución.
Seth Shoen, experto del grupo defensor de derechos civiles en la era digital Electronic Frontier Foundation, contó que muchos de los dispositivos modernos “tienen estados intermedios entre completamente encendidos y completamente apagados, cuando algunos circuitos funcionan y otros no”. “Esos modos permiten que el dispositivo se despierte de manera autónoma en ciertas condiciones, tales como si se aprieta una tecla o si entran ciertos datos a través de Internet”, detalló.
Con la batería es también complicado, ya que además de la principal, muchos dispositivos están dotados de una fuente de alimentación auxiliar utilizada para manejar la memoria. “No está claro si baterías de este tipo podrían ser usadas por programas espía como el Carrier IQ”, planteó Harvey.
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