Nuestro planeta escapó por poco de una erupción solar que podría provocar un pulso electromagnético capaz de apagar la electricidad, los coches y teléfonos del planeta, según los expertos.
La tormenta, que tuvo lugar hace dos semanas, tuvo una potencia comparable a la de la erupción que provocó el apagón de la planta hidroeléctrica en la provincia canadiense de Quebec en 1989.
La salvación ha sido milagrosa “como en la ruleta rusa”, cita el periódico ‘Washington Examiner’ las palabras de Peter Vincent Pry, que sirvió en la Comisión para las Amenazas de Pulsos Electromagnéticos (EMP) en el Congreso estadounidense (EMP Threat Commission) en los años 2001-2008.
Pry, junto a Henry Cooper, el director de High Frontier –un grupo que aboga por la defensa de EE.UU.– y el exdirector de la CIA James Woolsey, trabajan para convencer al Gobierno de EE.UU. de que es necesario proteger los miles de transformadores de la red eléctrica estadounidense para prevenir catástrofes que pueden causar pulsos electromagnéticos, provocados por las erupciones solares o ataques nucleares de los enemigos.
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