Por Adrián en diciembre 30, 2014 en Leyendas
Desde que nacemos hasta que nuestras vidas terminan están presentes los términosÁngeles y Demonios, como parte inseparable de la religión, de las supersticiones, las civilizaciones, las estatuas y pinturas, las guerras y las ideas…
Cada uno de estos aspectos, en especial el malvado, encierra una enorme lista de demonios; con su apariencia característica, su personalidad, sus habilidades y sus orígenes. Y dentro de esa lista, uno de los más importantes y enigmáticos dentro de la religión cristiana de Occidente es sin dudas Abadón.
Abadón —también puede escribirse de esta forma— significa en hebreo “Destrucción” o “Perdición”, por tanto tiene estrecha relación con el alias que lo acompaña: Abadón el Destructor o Abadón el Exterminador.
Según el Nuevo Testamento, más precisamente en “Apocalipsis”, Abadón es paradójicamente considerado el Ángel del fondo del abismo, también llamado Apollyon, lo que hace que haya confusiones a la hora de imaginarlo como una entidad malévola por el hecho de pertenecer al bando celestial.
Aun así, esto puede explicarse de la siguiente manera: en la religión cristiana se cree que los demonios son Ángeles Caídos, que fueron desterrados del Cielo por rebelarse contra Dios o desobedecer algunos de sus mandamientos. Los demonios son, según estos datos, ángeles de Dios.
Asimismo, se lo considera el autor que desencadenó las plagas de langostas que azotaron a Egipto en la época de Moisés, atormentando durante cinco meses a todos aquellos que no sean servidores de Dios. En los textos bíblicos se dice que Abadón cayó del cielo y abrió con las llaves la puerta del abismo. Entonces muchos expertos han declarado que Abadón podría llegar a ser Lucifer, el Demonio Supremo, aunque esto no está claro dentro del círculo religioso.
Como verán, tanto los ángeles como los demonios tienen una relación casi simbiótica, y Abadón es el principal ejemplo de ello.
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