Un estudio demuestra que los gobiernos extranjeros son “100 veces más propensos” a intervenir en una guerra civil si uno de los países implicados es poseedor de reservas petrolíferas por encima de otros factores históricos, geográficos o étnicos.
Investigadores de las universidades británicas de Portsmouth, Warwick y Essex han estudiado de forma sistémica el proceso de toma de decisiones de los países que han intervenido militarmente en guerras civiles a lo largo de la historia concluyendo que la oferta y la demanda de petróleo han sido la razón dominante en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, informa ‘The Independent‘.
“Hemos encontrado claras evidencias de que los países con potencial para la producción de petróleo son 100 veces más propensos a ser el blanco de una intervención extranjera en caso de estallar una guerra civil”, cuenta Petros Sekeris, de la Universidad de Portsmouth, añadiendo que “ningún país se interpone en una guerra civil sin valorar el costo de sus propios intereses estratégicos”.
Vincenzo Bove, de la Universidad de Warwick, afirma que el Estado Islámico ha recibido muy poca atención de los medios occidentales hasta que los milicianos se acercaron al norte kurdo de Irak, rico en crudo. “Cuando el Estado Islámico se situó cerca de los campos de petróleo, el asedio de Kobani en Siria se convirtió en titular y EE.UU. envió drones para atacar“, afirma.
Asimismo, el estudio cita ejemplos como la participación de EE.UU. en las guerras civiles de Angola, Guatemala, Indonesia y Filipinas subrayando su apoyo a los estados autocráticos conservadores ricos en petróleo. El trabajo universitario recuerda asimismo la participación del Reino Unido en la guerra civil nigeriana, que contrasta con la abstención británica en los conflictos bélicos de otras antiguas colonias que no tenían reservas de petróleo como Sierra Leona, Rodesia o Zimbabue.
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