Artículo publicado por Nancy Atkinson el 31 de enero de 2012 en Universe Today
Roscosmos dice hoy que un problema informático provocado por rayos cósmicos fue la razón del fallo de la nave Fobos-Grunt. Adicionalmente, chips ‘defectuosos’ en el ordenador pueden haber desempeñado algún papel, dice el director de la Agencia Espacial Federal (Roscosmos) Vladimir Popovkin. La misión original tenía como objetivo retornar una muestra de la mayor luna de Marte, pero la nave impactó en la Tierra el 15 de enero, después de que el cohete no pudiese sacarla de la órbita de la Tierra poco después de su lanzamiento en noviembre. Esta afirmación procede de un estudio realizado por una comisión liderada por Yuri Koptev, antiguo director de la Agencia Espacial Rusa.
“Hubo un reinicio de dos conjuntos de sistemas informáticos de a bordo por lo que se movió hacia el modo de máximo ahorro de energía y el comando de espera”, dice Popovkin, citado por la agencia de noticias rusa RIA Novosti. “La razón más probable es el impacto de partículas espaciales muy cargadas”.
También se citó en RIA Novosti a un científico ruso diciendo que el resultado de la investigación del accidente no debería ser causa de descrédito o dimisiones sino verse como “lecciones para los desarrolladores de las nuevas naves interplanetarias”, dice Alexander Zakharov, secretario científico del Instituto de Investigación Espacial, el cual desarrolló instrumentos y el programa científico de la estación.
Algunos de los funcionarios de Roscosmos veían en peligro el trabajo de los implicados en la misión.
En lo que respecta a los chips de ordenador defectuosos, Popovkin dice que los componentes fueron importados. “Probablemente aquí está la causa”, dice. Supuestamente, la NASA y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos también han encontrado productos defectuosos, de acuerdo con un artículo en Itar-Tass.
Anatoly Zak de RussianSpaceWeb.com informa en más detalle de los posibles defectos en el diseño del sistema de control de vuelo de la sonda, conocido como BKU, comentando que “el culpable más probable del fallo en la ignición de la unidad de propulsión de la sonda después de que hubiese entrado en órbita el 9 de noviembre, fue un error de programación en el sistema de control de vuelo”.
Zak dice que una fuente de la industria reveló que la comisión que estudia el fallo “concluyó que el fallo de la misión se debía al error de diseño y la carencia de pruebas en tierra del BKU”, añadiendo que “sus defectos habían sido bien documentados mucho antes del fatídico lanzamiento”. El BKU era el ordenador principal y el “cerebro” de la nave.
Adicionalmente, Zak informó de que la causa más probable era un “reinicio simultáneo de dos procesadores operaciones en el ordenador principal” y los ordenadores “se colgarían como resultado de errores en su software o como resultado de alguna razón externa, tal como incompatibilidad magnética”, dicen fuentes de la industria.
La afirmación de que “radares extranjeros” posiblemente habían provocado el fallo fue aparentemente puesta a prueba por la compañía que construyó la sonda Fobos-Grunt, NPO Lavochkin, sin problemas procedentes de interferencias de radar simuladas.
“Habiendo descartado de manera efectiva todos los escenarios de error externo, la causa más probable del fallo se centra en la falta de pruebas de integración”, informa Zak.
Roscosmos también indicó que puede que intenten enviar de nuevo una misión de retorno de muestras a Marte.
Sobre la posibilidad de que algunas piezas de la nave original Fobos-Grunt sobrevivieran a la feroz reentrada a través de la atmósfera terrestre, gran parte de los expertos están de acuerdo en que la mayor parte de restos terminaron en el Océano Pacífico. Sin embargo, algunos restos pueden haber caído en regiones de Chile y posiblemente Argentina.
Luciano Anselmo del Laboratorio de Dinámica de Vuelo Espacial (ISTI/CNR) en Pisa, Italia, dejó un comentario en un artículo anterior de Universe Today diciendo que la cápsula Fobos-LIFE, que se diseñó para sobrevivir a la reentrada, “debería haber impactado en el suelo aproximadamente a 820 kilómetros al este de la trayectoria, y 15 minutos más tarde, con una velocidad de unos 70 km/h”.
Sin embargo, Anselmo añadió que “basándose en los datos orbitales disponibles de distintas fuentes implicadas, nuestra estimación de la incertidumbre final es de +/- 12 minutos. Podrían usarse otras observaciones, o la carencia de ellas, tanto desde el terreno como desde el espacio, para reducir tal incertidumbre, pero hasta donde sé, no se ha proporcionado nada fiable y desclasificado por el momento”.
Más información en Eureka: ¿Qué sucedió con Fobos-Grunt?
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