El Corazón es el centro de todas las actividades del cuerpo
Los últimos descubrimientos científicos sobre este mal llamado músculo, han dejado boquiabiertos a más de uno. Antiguamente se pensaba -de hecho hasta hace poco yo también lo pensaba- que el corazón es el órgano encargado de bombear la sangre al resto del cuerpo. Si bien eso es cierto, la definición se queda muy corta, puesto que eso es tanto como decir que la utilidad de cualquier coche es la de encender la luz interior cuando se abre una de las puertas.
Primero veremos que aparte de bombear la sangre, el corazón tiene otras muchas funciones. De hecho, hace más de 30 años que se sabe que además de órgano de bombeo es también endocrino, puesto que produce cuatro tipos de hormonas denominadas pépticas (opéptido-atriales): Tienen una acción diurética estimulando la producción de orina o dilatando los vasos sanguíneos, previniendo con ello de múltiples enfermedades.
También se creía que los riñones eran los únicos encargados de controlar el volumen de la orina y el nivel de sal en nuestro cuerpo (no olvidemos que somos en un 75% plasma marino, agua de mar), pero hoy día ya se sabe que el corazón puede ejercer esas mismas funciones con sus propias hormonas. La sorpresa de los científicos fue mayúscula cuando en los ensayos clínicos bastaba con unos pocos milímetros de hormonas para que en breves minutos disminuyera notablemente el volumen en sangre en circulación, reduciendo la tensión arterial y aliviando al corazón de un mayor esfuerzo.
Por supuesto que enseguida los voraces laboratorios farmacéuticos se interesaron por ese descubrimiento, puesto que unas hormonas modificadas genéticamente serían muy patentables y por lo tanto también muy rentables (solo en España se consumen más de 90.000 dósis diarias de fármacos para bajar la tensión).
Una vez realizado el descubrimiento, la verdad parece obvia: ¿Acaso no es el corazón el órgano más indicado para regular la tensión sanguínea? Bombea cada día más de 7.000 litros de sangre, así que de repente, a todos los científicos les ha parecido tremendamente lógico que disponga de mecanismos para regular el grado de fluidez e hidratación de la sangre que circula por todo el cuerpo.
Hoy día para saber cuando una persona está próxima a sufrir lo que se conoce como unataque al corazón (una insuficiencia cardíaca), se mide la cantidad de una de esas hormonas en sangre (la BNP), puesto que cuando el corazón no puede funcionar adecuadamente, éste aumenta la segregación de la BNP.
Las últimas investigaciones descubrieron que cuando se inyectaban hormonas cardíacas en animales con problemas renales, la funcionalidad de los riñones se recuperaba notablemente, demostrando que las cardiohormonas son capaces de recuperar la función renal (opción muy interesante para todo aquel que dependa de su sesión semanal de diálisis para vivir).
Bien, pues resulta que aún hay mucho más, ya que los efectos de las hormonas cardíacas no se limitan al control de la hipertensión; se ha descubierto que aparte de hormonas, las células cardíacas también pueden segregar (ojo a esto, que es importante)neurotransmisores, como por ejemplo la noradrenalina, la dopamina y la oxitocina.
Dr. Jacques Genest
Si bien es cierto que el cerebro también genera oxitocina, las investigaciones de los doctores Marc Cantin y Jacques Genestdemostraron -allá por 1986- que las concentraciones de oxitocina en el corazón y el cerebro son similares, desbaratando la teoría de que el cerebro era el único que podía producir este neurotransmisor: El corazón produce tanto como el cerebro.
Por asombroso que pueda parecer, hoy sabemos que el corazón tiene un sistema nervioso propio y complejo constituido por unas 40.000 neuronas que operan en conjunto, aunque de forma independiente de las neuronas cerebrales y del sistema nervioso central. El corazón se comunica con el encéfalo a través de las fibras nerviosas que lo unen con la médula espinal, pero cuando se realiza un trasplante, los especialistas saben que esta conexión nerviosa es imposible de hacer en tan corto periodo de tiempo.
Eso explica muchas cosas; Los cirujanos no podían dejar de ocultar su extrañeza por el hecho de que a pesar de carecer de esa conexión, el corazón se pone a funcionar rápidamente en cuanto es albergado en un nuevo cuerpo. La respuesta es que ello es posible gracias al sistema nervioso y autónomo del corazón. Una vez terminado el trasplante, tras varias semanas las nuevas conexiones nerviosas con el sistema nervioso central, se van estableciendo poco a poco, pero entretanto, el corazón trabaja de forma autónoma utilizando su propia inteligencia.
Dr. John Andrew Armour
El trabajo desarrollado por el equipo del doctor John Andrew Armour, permitieron descubrir que el corazón es capaz de procesar todo tipo de información procedente del organismo, de manera muy similar a como hace el cerebro.
¿Cómo es posible? Porque una gran parte de las células cardíacas son células nerviosas con idénticas propiedades a las que tenemos en el cerebro. En 2010 la Universidad de Oxford reunió en un compendiolos centenares de estudios médicos -tanto acabados como en fase de experimentación- sobre esta nueva rama de la ciencia llamada Neurocardiología. Las conclusiones extraídas no dejaron indiferente a nadie, ya que desvela que mucho de lo que nos aseguraban nuestros ancestros sobre el corazón era cierto.
http://genteconconciencia.es/blog/?p=5509
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