sábado, 27 de abril de 2013

MUNDO ONIRICO - SUEÑOS LÚCIDOS

En su "Viaje a Ixtlán" escribe el antropólogo Carlos Castaneda algunas de las enseñanzas del brujo yaki Don Juan, en relación al mundo onírico. Un día de agosto de 1961 le dijo lo siguiente: "Te ha llegado el momento de aprender a acceder al poder, y vas a empezar por empuñar tus sueños." Dos días después, de madrugada, tras conducirlo a la cumbre de una alta colina, le declaró: "Aquí mismo voy a enseñarte la primera etapa del poder... voy a enseñarte cómo elaborar el sueño. " Sus primeras instrucciones fueron: "esta noche, en tus sueños, te mirarás las manos."


Preguntado el por qué de esa observación, D.Juan le respondió que era indiferente mirar una cosa u otra y que había escogido las manos porque están siempre allí a disposición del durmiente. Explicó que el examen atento de un objeto es indispensable para "elaborar"el sueño ya que las cosas vistas en sueños cambian constantemente. Se difuminan y se desvanecen para dejar lugar a otras que, a su vez, hacen lo mismo. Castaneda debía, por lo tanto, ejercitarse a retener la visión ya que soñar "es real cuando se consigue hacer que todo sea claro y nítido".

Cuando llegó el momento de pasar a la segunda fase de su entrenamiento nocturno, C.Castaneda recibió esta breve indicación: "Escoge el lugar al que quieres ir (en sueños). Después, ten la voluntad de ir allí".

Así, D.Juan le enseñaba a obtener "sueños lúcidos". Los psicólogos denominan así al estado en el cual el durmiente, sabiendo perfectamente que está durmiendo, es netamente consciente de todo lo que le ocurre. Los ocultistas suelen denominar a esto "viaje astral". (No pocos escritores hacen alarde de su ignorancia publicando numerosas fantasías acerca de un acto tan natural y positivo como este de hacerse consciente de uno mismo en el mundo onírico).

El Dr. Frederik van Eeden, uno de los primeros psicoterapeutas, experimentó personalmente este estado. Basándose en sus propios sueños estableció en 1913 una clasificación de los sueños en 9 categorías. Una observación realizada en uno de sus sueños lo hizo "lúcido". Tenía la impresión de desplazarse flotando, en el aire, por encima de un paisaje de árboles sin hojas. Un hecho le llamó la atención: durante su recorrido aereo las ramas y ramitas de esos árboles se modificaban a sus ojos exactamente tal y como la forma de los objetos parece cambiar en el estado de "vigilia" para un observador que se mueve. Pensó que ese espectáculo no podía ser imaginario, que su imaginación no sería capaz de reproducir una semejante conformidad con las leyes de la perspectiva. Esa reflexión le hizo consciente de que se encontraba en el dominio de los sueños.

Sin embargo no hace falta rebuscar en la historia para encontrar indicios de lucidez en los sueños. Cualquiera que esté leyendo esta información se habra detenido alguna vez, en medio de un sueño, para decirse: "bueno, si no puede pasarme nada porque estoy soñando...". Y esto, como decimos, representa al menos un pequeño resquicio de lucidez.

LAS INSÓLITAS EXPERIENCIAS DEL  MARQUÉS HERVEY DE SAINT-DENYS
Durante su adolescencia, el marqués Hervey de Saint-Denys, que fue presidente de la Académie des Inscriptions et Belles Lettres y profesor en el Collège de France, se ejercitó para conseguir una perfecta lucidez en sus sueños. En su libro "Les Réves et les moyens de les diriger", publicado en 1867, este sinólogo explica cómo llegó a interesarse en sus sueños.

Como realizaba sus estudios en su casa, sin condiscípulos, estaba obligado a redactar en solitario sus deberes y a presentarlos a horas fijas. Una vez terminados esos trabajos escolares a menudo disponía de tiempo durante el cual se distraía dibujando en un álbum. Un día, cuando contaba 13 años de edad, se le ocurrió la idea de hacer croquis de seres y de cosas que hubiera visto en sus sueños, colorearlos y añadir algunas notas que relataran esos sueños. Como le tomara gusto al asunto, se ejercitó en la conservación del recuerdo del sueño en todos sus detalles. A medida que enriquecía de este modo su álbum, aumentó el control que ejercía sobre sus sueños, hasta que finalmente obtuvo un perfecto dominio de ellos. (Lo mismo que cualquier persona aprende a moverse a voluntad en el mundo físico, lo cual nadie puede considerar como algo negativo). Y de este modo consiguió ser consciente, al soñar, de su estado onírico e, incluso, recordar sus preocupaciones del día, de manera que el sueño se convirtió para él en una divertida prolongación de la vida diurna.

Una vez adulto continuó cultivando sus sueños. A veces hacía que lo despertaran para recordarlos mejor. Otras veces provocaba él mismo su despertar, cuando hubo aprendido a sacudirse el sueño mediante un gran esfuerzo de su voluntad.

Nuestro marqués se sumergió en el estudio de las obras consagradas a los sueños. Su insuficiencia le decepcionó. Juzgaba sin valor alguno todos los intentos de explicación de la actividad onírica a través de la fisiología ya que, según pensaba él, conocemos demasiado poco "los nexos misteriosos que unen el alma a la materia para que la anatomía sea nuestra guía en aquello que la psicología tiene de más sutil". (Les reves et les moyens de les diriger, 62).

Hervey de Saint-Denys, empleando el procedimiento enseñado más tarde por D.Juan a Carlos Castaneda, y que supo descubrir por sí mismo, se ejercitó en el examen atento de objetos que viera en sus sueños. El denominaba "imágenes" a esos objetos ya que, según él, soñar era tener la visión interna de una sucesión de imágenes, todas creadas por la mente del durmiente. El afirmaba que si el pensamiento de un hombre no adquiría "ni cuerpo ni color" era porque el mundo ambiente se lo impedía. Pero a medida que el sueño lo ganaba, su pensamiento "se colorea y toma cuerpo; ése es el sueño, y el sueño es la forma del pensamiento mientras se duerme". Así pues, para él, el sueño no era sino "un pensamiento de una especie particular" y todo pensamiento de un hombre dormido era un sueño(ibid., 165). Esta es una concepción aparentemente opuesta a la de D.Juan Matus quien, como casi todos los ocultistas, consideraba que el mundo de los sueños era tan real como el de la vigilia.

Hervey de Saint-Denys observó que cuando las imágenes del sueño palidecían y se emborronaban, el sueño no tardaba en disiparse. Y, al contrario, observó que cuanto más netas eran las imágenes, más profundo era el sueño y menos próximo estaba el despertar. Por consiguiente, cuando quería oponerse a su despertar, cuya proximidad le venía anunciada por la creciente imprecisión de las imágenes, se concentraba en una de éstas, en una hoja de árbol, por ejemplo. Entonces la veía recuperar poco a poco su nitidez. Sus contornos le aparecían más claramente, su color era más vivo. Cuando había conseguido distinguir perfectamente sus más mínimos detalles abandonaba este examen tan atento seguro de haber alejado de sí la salida del adormecimiento de su cuerpo físico y de haber prolongado su sueño.

Una noche eligió su mano derecha para contemplarla a fin de hacer continuar su sueño. Este, perfectamente lúcido, le permitió darse cuenta de que conservaba un control tan completo de su actividad mental como en estado de vigilia... podía, a gusto suyo, ir a la derecha o a la izquierda, detenerse, mirar a una o a otra dirección, en resumen, actuar tal como él quería. (ibid.,358).

Fueron verdaderas "elaboraciones del sueño", según la expresión del brujo D.Juan, a lo que procedió el honorable académico. Consiguió no sólo rememorar con exactitud sus experiencias oníricas sino también desplazarse en sueños muy lejos del lugar donde reposaba su cuerpo físico. Veamos el relato de uno de sus viajes nocturnos:
"Esta noche he soñado que mi alma había salido de mi cuerpo y que recorría inmensos espacios con la rapidez del pensamiento. Me transporté primero a una población salvaje. Asistí a un combate feroz sin correr riesgo alguno pues yo era, a la vez, invisible e invulnerable".

La misma noche, antes de despertarse, se encontró en su habitación. Tuvo entonces, durante un momento, lo que él consideró como una "extraña ilusión". Se vió mirando su cuerpo dormido, antes de volver a tomar posesión de él. (ibid.,369).

En otro sueño deambuló por una calle de la que observó gran cantidad de detalles. Varios años después de ese sueño, durante un viaje a Francfurt, reconoció allí esa calle, sin error posible, según él afirma, ya que pudo ver, con sus ojos carnales, todos los detalles que había observado en su sueño con su mirada interior y que había anotado cuidadosamente en su álbum.

***

Claves para vivir más lúcidamente en el Mundo de los Sueños (y en el mundo físico)

1.- LO MÁS IMPORTANTE: nunca pierdas tu CAPACIDAD DE ASOMBRO. El día que dejen de brillarte los ojos ante el maravilloso espectáculo de la vida entonces estarás verdaderamente "muerto".

2.- En tu vida diaria permanece siempre ATENTO a los múltiples cambios que suceden continuamente a tu alrededor. NUNCA MIRES NI HAGAS LAS COSAS HABITUALES RUTINARIAMENTE.

3.- Aprende y recuerda siempre que ESTE MOMENTO es el más importante de tu vida. Y es que, en realidad, no tienes otro. Sólo tienes posibilidad de vivir en TIEMPO PRESENTE. Tú existes AQUI Y AHORA. Si lo comprendes, es así, si no lo comprendes, es así.

4.- Acostúmbrate, incesantemente, a verte a ti mismo en escena, en todas las cosas que hagas. No pierdas la conciencia, la sensación clara, de que ESTAS AQUI, vivo, existiendo. Siéntelo ahora. Trata de sentirlo siempre. Y si te olvidas, vuelve a recordarlo.

5.- Trata de parar, en algún momento del día, tus actividades durante un momento. Siéntate algunos minutos, relájate y conviértete en un espectador de tu mente. Contempla tus pensamientos como si fuesen una película. No te dejes atrapar por ellos. Sólo obsérvalos serenamente, relajadamente y déjalos pasar. Este sencillo ejercicio debe resultarte agradable. Si no es así es que no lo estás haciendo adecuadamente. Entonces déjalo y practica sólo el siguiente.
6.- Dedica algunos minutos, por la mañana y por la noche, a RESPIRAR CONSCIENTEMENTE. Simplemente relájate, haz dos o tres respiraciones profundas y luego deja que tu cuerpo respire por sí solo. Tú únicamente OBSERVA como lo hace. Esto te resultará muy gratificante.

7.- Prueba esta sencilla táctica: antes de dormirte observa detenidamente tu cuarto, como si lo vieras por primera vez. Date cuenta que tu cuerpo va a descansar, que te estás acostando. Repítete a ti mismo: "voy a descansar en mi cama. Si a partir de ahora me encuentro en otro lugar o con otras personas es que estoy soñando. Me daré cuenta y me moveré a voluntad". Si lo practicas con la debida constancia acabará dando un positivo resultado. Sólo ten la paciencia suficiente para que el mensaje se grabe en tu subconsciente.

8.- También puedes dormirte imaginando (jugando) que viajas a cualquier lugar que te guste. No te pongas límites, puedes ir volando si quieres y contemplar el lugar desde todos los ángulos que quieras. Cuando tu cuerpo, por fin, se quede dormido, el lugar al que te has transladado como si de un juego se tratase te rodeará por completo y podrás explorarlo en tu sueño.

9.- Puedes, si quieres, simplemente observar como te vas durmiendo. Ocurren muchos interesantes fenómenos en este proceso. Te conviertes en un investigador del sueño. Si sueles practicar el punto 5 te será más sencillo. Pero ahi personas que no son capaces de relajarse, de observar sin tensiones y no consiguen que su cuerpo se duerma mientras tratan de observar su sueño. Tal vez puedas corregir ese error.

10.- Hay una clave muy bonita pero también personas a las que les da miedo (miedos hay para todos los gustos) o les pasa lo del punto anterior. Consiste en observar como el cuerpo se duerme para llegar a captar un instante "mágico". Se trata del momento en que el cuerpo ni está dormido del todo ni despierto. Cuando las imágenes de los sueños empiezan a tomar consistencia y color. Cuando los sonidos del mismo empiezan a tornarse nítidos. En ese brevísimo instante, con decisión sintiendo que uno es algo sutil, ligero... se levanta. Tal como suena: levantarse. Si el instante es el adecuado observareis que os habeis separado de vuestro cuerpo. Si mirais a la cama lo vereis durmiendo (como podeis imaginaros la primera vez la impresión es tal que os despertareis inmediatamente). Pero también podeis flotar en el aire o atravesar una pared (cuidado impetuosos, a veces se ha levantado uno con su cuerpo físico, así que si quereis atravesar tabiques probad antes con una mano). Si no ha salido bien se vuelve uno a la cama y repite. Pero esto no es para los que se cansan enseguida, para los perezosos o los que les da miedo casi todo.

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FUENTE http://onironautas.org

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