Almas errantes: Cuando una entidad que ha superado el nivel evolutivo actual en el que estamos, y ha progresado por los siguientes “cursos”, sea la cuarta, quinta o sexta densidad, decide “repetir” y volver a la tercera, nos encontramos con un “errante”. Son entidades que regresan a densidades inferiores, y niveles evolutivos por los que ya han pasado, con el único propósito de ayudar en los procesos de transición de los lugares en los que encarnan.
Errantes existen de ambas polaridades, de Servicio a uno Mismo y de Servicio a otros, lo cual significa que hay entidades negativas que encarnan de nuevo a nivel 3D para tratar de fomentar la polaridad de servicio a uno mismo en el planeta (las tenemos por aquí), así como hay entidades positivas que encarnan para colaborar en la transición al nuevo nivel 4D positivo que tratamos de instaurar (muchas más). El propósito además, de estas almas, no es solo encarnar para ayudar en un paso de nivel, sino para trabajar, enseñar o colaborar “desde dentro”, ya que las reglas del libre albedrio imponen la no intervención exterior, de forma que para poder ayudar, debes encarnar con las mismas condiciones que tienen aquellos nativos del nivel evolutivo en el cual entras.
Lo planeas, y luego no te acuerdas
Sin embargo, uno de los problemas, es que muchos de estos errantes nunca completan su misión, aquella que se habían propuesto desde su densidad de origen, pues no son capaces de despertar espiritualmente una vez dentro del sistema actual, ya que al verse activado el velo de memoria que toda entidad 3D tiene por defecto, debe trabajar igual de arduo que el resto de almas nativas para “despertar”, pues respetando las reglas del juego, encarnas sin saber quien eres, de dónde vienes, y cual era tu misión.
La diferencia de un alma de una densidad superior, es que no solo se sentirá bastante fuera de lugar en este planeta y en este nivel evolutivo con todas sus limitaciones que por su propia evolución ya ha dejado atrás, sino que si no completa su misión, tras el fallecimiento físico del cuerpo que ocupa y la restauración de la memoria de quien es en realidad y cual era su objetivo, el “trauma” por no haber podido “despertar” y llevarlo a cabo puede ser bastante deprimente, y suponer o bien desistir y dejarlo correr, o bien seguir intentándolo en nuevas encarnaciones, especialmente si ha generado cualquier tipo de karma, que deba completar y balancear a lo largo de nuevas entradas y salidas de la tercera densidad.
Mas información en : Errantes de niveles superiores
Errantes existen de ambas polaridades, de Servicio a uno Mismo y de Servicio a otros, lo cual significa que hay entidades negativas que encarnan de nuevo a nivel 3D para tratar de fomentar la polaridad de servicio a uno mismo en el planeta (las tenemos por aquí), así como hay entidades positivas que encarnan para colaborar en la transición al nuevo nivel 4D positivo que tratamos de instaurar (muchas más). El propósito además, de estas almas, no es solo encarnar para ayudar en un paso de nivel, sino para trabajar, enseñar o colaborar “desde dentro”, ya que las reglas del libre albedrio imponen la no intervención exterior, de forma que para poder ayudar, debes encarnar con las mismas condiciones que tienen aquellos nativos del nivel evolutivo en el cual entras.
Lo planeas, y luego no te acuerdas
Sin embargo, uno de los problemas, es que muchos de estos errantes nunca completan su misión, aquella que se habían propuesto desde su densidad de origen, pues no son capaces de despertar espiritualmente una vez dentro del sistema actual, ya que al verse activado el velo de memoria que toda entidad 3D tiene por defecto, debe trabajar igual de arduo que el resto de almas nativas para “despertar”, pues respetando las reglas del juego, encarnas sin saber quien eres, de dónde vienes, y cual era tu misión.
La diferencia de un alma de una densidad superior, es que no solo se sentirá bastante fuera de lugar en este planeta y en este nivel evolutivo con todas sus limitaciones que por su propia evolución ya ha dejado atrás, sino que si no completa su misión, tras el fallecimiento físico del cuerpo que ocupa y la restauración de la memoria de quien es en realidad y cual era su objetivo, el “trauma” por no haber podido “despertar” y llevarlo a cabo puede ser bastante deprimente, y suponer o bien desistir y dejarlo correr, o bien seguir intentándolo en nuevas encarnaciones, especialmente si ha generado cualquier tipo de karma, que deba completar y balancear a lo largo de nuevas entradas y salidas de la tercera densidad.
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