Especialistas de la Universidad de Zúrich (Suiza) y de la compañía Shadow Robot crearon un prototipo de humano que tiene la capacidad de respirar con pulmones articifiales y cuenta con un sistema de circulación (la tecnología más avanzada en biomedicina).
El ‘hombre biónico’, de 1,83 metros de altura, 77 kilos y rostro humano sin emociones es la principal atracción del Museo Nacional Aeroespacial del Smithsonian, en Washington, (capital de los Estados Unidos).
Los científicos notificaron que el coste de su elaboración, que incluye 28 partes artificiales y órganos sintéticos como páncreas, pulmones, bazo y un sistema de circulación está valorada en un millón de dólares.
Explicaron que el prototipo está controlado a distancia desde una computadora y, como indican sus creadores, su inteligencia artificial está limitada a programas similares a la aplicación Siri de iPhone de la compañía Apple.
Su presentador, Bertolt Meyer, explicó que Franck, el nombre del prototipo “puede hacer muchas cosas, pero también hay muchas cosas que no puede hacer”, dijo, destacando entre sus propiedades poseer una cámara de video, unos implantes que le permiten ver y escuchar a través de un aparato.
El robot también camina, porque tiene prótesis de caderas, rodillas, tobillos y pies, puede sujetar objetos gracias a sus manos biónicas y está conectado a un programa informático que le hace hablar.
No obstante, Franck es un “hombre” incompleto: entre otros órganos, le faltan el cerebro y el hígado, y tampoco tiene estómago, por lo que no puede comer.
“No puede hacer mucho porque le falta un cuerpo central en el que interactúen todos los aparatos”, detalló Meyer, por lo que señaló que el reto de la biónica en los próximos años es “mejorar la interrelación entre los órganos artificiales y el cuerpo humano”.
Meyer destacó, en todo caso, que este hombre biónico incorpora un “exoesqueleto robótico, que puede ser la silla de ruedas del futuro para que quien tenga las piernas paralizadas puedan recuperar la capacidad de andar”.
Para Meyer, “lo más importante de este proyecto es que ha ayudado a la ciencia que había detrás”.
“Los diferentes científicos que habían diseñado los órganos artificiales no se conocían unos a otros antes de que el programa fuera a hablar con ellos. Ahora los que han trabajado en el páncreas han conocido a los que han diseñado la tráquea y van a utilizar la cubierta de ésta para reducir los rechazos de páncreas”, explicó.
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