miércoles, 12 de marzo de 2014

Un estudio científico revela cómo el sonido manipula decisiones humanas

Un estudio publicado por la revista ‘Science’ revela que se puede conseguir que la gente preste más atención a un determinado tipo de comida basura y la elija antes que cualquier otra , la gente que participó en el estudio seguía prefiriendo esa comida incluso meses después del experimento.

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¿Qué es lo primero que escoges cuando entras en una tienda de chucherías? ¿Una bolsa de patatas fritas? ¿O es una chocolatina? Seguro que tienes tus productos preferidos, pero ¿estás seguro de estas preferencias?
La revista “Science” ha publicado recientemente un estudio que revela una nueva manera de manipular las decisiones humanas. Demostró que los productos que son presentados en compañía de estímulos sonoros atraen la atención y las preferencias de las personas.
El estudio, realizado por investigadores del laboratorio Russell Poldrack de la Universidad de Texas, pretende demostrar que, de la misma manera que se utilizan envoltorios llamativos para captar la atención de los consumidores, el cerebro de los consumidores puede ser entrenado para prestar atención a ciertos productos.

Experimento con comida basura

Su primera misión fue descubrir qué tipo de comida basura prefería la gente. Para ello reclutaron a 200 universitarios que debían responder a una encuesta. En ella se les preguntaba cuánto estaban dispuestos a pagar por 60 tipos diferentes de snacks, que iban desde ‘M&M’s’ hasta ‘Fritos’. En la siguiente prueba se les mostraba una serie de comidas, a las cuales habían puesto precio anteriormente. Cuando algunas aparecían en la pantalla se podía escuchar un sonido (un tono corto) y debían presionar un botón lo más rápido posible.
Tras esta prueba los participantes debían escoger entre dos comidas. Dos tercios de las veces los participantes escogían un alimento asociado a un sonido durante la prueba anterior, a pesar de que hubieran mostrado menor interés hacia el producto poniéndole un precio más bajo en la primera prueba.
Dos meses después repitieron las pruebas y las preferencias ‘alteradas’ se mantenían: los sujetos preferían los productos que habían sido asociados a ese sonido. Tom Schonberg, uno de los investigadores que participó en el estudio declaró que  “la novedad es que, sin ningún tipo de recompensas o incentivos externos, hemos conseguido influir en los valores y las opciones de las personas durante un largo período de tiempo”.
Estos resultados pueden ser muy útiles para los anunciantes que quieren vender  sus productos, pero también puede ayudar a alterar los comportamientos de las personas para seleccionar productos más sanos.
El equipo del laboratorio Russell Poldrack está buscando formas de hacer que este efecto dure más tiempo y quieren descubrir si este estudio puede conseguir alterar las preferencias de otros alimentos diferentes a la comida basura.

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