jueves, 2 de junio de 2011

ESCUCHA LA VOZ DEL HIELO - MENSAJE DE UN CHAMAN ESQUIMAL

Desde el hielo nos llega la sabiduría ancestral de los inuit para tratar de ayudar a la sociedad occidental en sus carencias anímicas. Dice Angaangaq que “el mundo no necesita nada, pero que los hombres están muy necesitados. Les faltan las cosas más sencillas, como las ceremonias, estar en contacto unos con otros, mirarse, percibirse y valorarse”.

Angaangaq (1947) es esquimal, nació en el Norte de Groenlandia en una familia con curanderos desde hace generaciones, y es chamán, jefe espiritual de las tribus Inuit y representante de los aborígenes árticos en las Naciones Unidas desde que siendo joven, recibió el encargo de los Más Ancianos de su pueblo de llevar a todo el mundo el mensaje espiritual de los esquimales.

Lleva 30 años recorriendo el mundo y recientemente ha publicado el libro “Escucha la voz del hielo” en el que habla sobre la vida cotidiana de su pueblo, sus enseñanzas y costumbres, sus ceremonias y sus mitos; sobre el dar y el recibir, sobre el silencio, la oración, la curación, las plantas y los animales, el devenir y el perecer, la familia, la vida en pareja, la sexualidad, las estaciones, las ceremonias y todo aquello por lo que vale la pena vivir.

“Soy hombre medicina, practico la sanación tradicional de mi pueblo, aprendida de mi abuela, de mi madre, de muchos otros ancianos durante toda mi vida… Curo todo. Porque todo se origina en el alma, en el corazón, en que olvidamos nuestra belleza… La distancia más inmensa no está entre aquí y allí: está entre mente y corazón, y hemos de conquistar ese terreno”

“¡A nosotros los esquimales no nos repugna el contacto físico! Pero los blancos no os tocáis. Y la mayor necesidad del ser humano es la de ser tocado. Nosotros nos tocamos mucho. No tenemos tabúes sexuales ni celos. Somos personas civilizadas”

“Mi mensaje es que el mundo es bello. Que si deshielas tu corazón y aprecias tu propia belleza, disfrutarás de la belleza del mundo. ¡Dejemos ya de maltratarlo! No hay nada más difícil para una persona que cambiar, eso lo sé: pero si no cambias tú, tus hijos y nietos seguirán haciendo lo mismo”
Angaangaq

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