Stan Meyer, inventor del
“buggy” que funciona con agua
¿Quién es Stanley Meyers? Muchos de vosotros
seguramente no tendréis ni idea quién es este hombre, pero con
este post quiero hacerle un homenaje ya que fue el
primero que logró inventar y patentar una nueva fuente de energía
equivalente al Petroleo, haciendo andar con agua
normal y corriente (la del grifo) un coche, es decir, consiguió que
un coche funcionara usando en vez de con gasolina, agua.
Stanley Meyer hizo varias patentes y trabajó para la NASA. Fue elegido inventor del año en 1993.
Su sistema consistía en romper la molécula de agua a base de impulsos positivos a varios kilovoltios a frecuencias entre 10 y 15 kiloherzios. Se inyecta la mezcla en el motor y la combustión sólo vuelve a producir agua. Meyer incluso afirmaba que su circuito puede funcionar sin necesitar que se añadiese más agua, pues la que sale por el tubo de escape se recicla.
El coste de la transformación es menor de lo que costaría el combustible necesario para la vida del motor. Se necesitan 7,4 microlitros de agua por cada explosión para conseguir 50 CV. Ocurre que el agua contiene 2,5 veces más energía que la gasolina. Un coche modificado para este sistema participó en el 85 en una carrera en Australia. Eran 1800 millas y el motor no se calentó y era verano. El sistema de este coche era de lo más seguro y no había posibilidad de explosión en caso de colisión puesto que no se transporta hidrógeno.
A los 57, mientras comía en un restaurante con su familia, se levantó gritando que lo habían envenenado. Corrió hacia su coche pero cayó muerto antes. Los médicos dijeron que había sido un aneurisma…
Un poco de historia:
El invento de Stan Meyer se dio a conocer hace ya 10 años y su sueño, su
utopía, sigue viva con algunos proyectos que ya están en ejecución. Este era un
proyecto en el que, inclusive el Pentágono, estaba interesado. Meyer consiguió sin ser un científico o químico, tampoco tenía un título de
universidad. Sin embargo, creó un carrito buggy que podía rodar con simple y
llana H2O. Estaba interesado en proteger el medioambiente de la polución por
combustibles fósiles.
Utilizando la electrólisis, no tanques de hidrógenos, ni bombas, sólo agua recorrió 100 millas con un sólo galón. Patentó su invento en 1998 y por eso fue considerado el segundo mejor inventor del siglo. Nació en la ciudad de Grove City, Ohio. Para tristeza de todos los que sufrimos los vaivenes caprichosos del precio de las gasolinas, el 21 de marzo del 98, fue encontrado muerto en el estacionamiento de su ciudad natal. Los médicos forenses dijeron que habían encontrado sustancias venenosas en su organismo.
Una invención que se perdió
Pero esto no es todo: amantes de lo ajeno y del egoísmo impidieron que el mundo compartiera este invento al robar su buggy y todo su equipo experimental, según cuenta su hermano, Steve Meyer. Stan dijo, mientras estaba vivo, haber sido amenazado muchas veces. Se negaba a vender su invento a los árabes propietarios de corporaciones petroleras, lógicamente para proteger sus intereses. Meyer tenía las patentes de su invención y estaba listo para producción masiva del nuevo vehículo. Mil quinientos dólares bastaban, en ese entonces, equipar el carro para que funcionara con agua.
Un árabe le había ofrecido un millón por su secreto, pero Stan expresaba: “No, esta tecnología es para el pueblo.” Y el invento nunca llegó a ver la luz porque ello significaría el fin del imperio petrolero.
Enmohecido por el tiempo, esta invención guarda celoso resguardo en alguna bóveda, en algún búnker, protegiendo a su vez los intereses corruptos y de avaricia de las corporaciones petroleras.
De haberse concretado la producción del vehículo tendríamos un planeta que se recupera del cambio climático, menos enfermedades por la disminución de la polución del aire, del suelo. Poderoso caballero Don Dinero.
Steve Meyer, el hermano gemelo está investigando los hallazgos de su hermano para ver si logra juntar las piezas clave, pero mantiene un bajo perfil, no llama la atención en función de conservar su vida…Acoso de seguidores de Stanley Meyer
Aun el año pasado, seguidores científicos de Meyer sufrieron acoso por continuar la búsqueda en un centro de investigación ubicado en India. Ellos dicen estar familiarizados con la represión que aquellos osados creadores de dispositivos libres de la energía sufren todos los días. En los EE.UU. se han producido literalmente miles de casos.
En Australia, hay una intensa oposición a cualquier persona que utilice el Nitro Cell en cualquier motor. En Nueva Zelanda, el motor que funciona con principios de magnetismo de Robert Adams, que es 700% eficaz, también. En el Reino Unido, a los dispositivos de reparto de agua y motores de imán permanente. En Japón, a Teruo Kawai patentado motor magnético, que es 160% eficaz.
La energía renovable y limpia de las células de hidrógeno para combustible continúan su paso por los laboratorios, por muchas razones, clandestinos, pero podemos esperar que un día el conocimiento de cómo construir este vehículo caiga en las manos de otro, con el mismo espíritu de Meyer y sea una salida a nuestro problema de dependencia de los combustibles fósiles.
Por increíble que parezca, en el II Encuentro de Investigadores Científicos e Inventores Salvadoreños tendremos a un inventor, Carlos Ernesto Blandón, quien ha logrado producir hidrógeno “in situ” para motores de combustión interna. Aún falta la máquina que logre procesarlo, pero es un gran paso.
Para más información visite: www.libros.com.sv
Stanley Meyer hizo varias patentes y trabajó para la NASA. Fue elegido inventor del año en 1993.
Su sistema consistía en romper la molécula de agua a base de impulsos positivos a varios kilovoltios a frecuencias entre 10 y 15 kiloherzios. Se inyecta la mezcla en el motor y la combustión sólo vuelve a producir agua. Meyer incluso afirmaba que su circuito puede funcionar sin necesitar que se añadiese más agua, pues la que sale por el tubo de escape se recicla.
El coste de la transformación es menor de lo que costaría el combustible necesario para la vida del motor. Se necesitan 7,4 microlitros de agua por cada explosión para conseguir 50 CV. Ocurre que el agua contiene 2,5 veces más energía que la gasolina. Un coche modificado para este sistema participó en el 85 en una carrera en Australia. Eran 1800 millas y el motor no se calentó y era verano. El sistema de este coche era de lo más seguro y no había posibilidad de explosión en caso de colisión puesto que no se transporta hidrógeno.
A los 57, mientras comía en un restaurante con su familia, se levantó gritando que lo habían envenenado. Corrió hacia su coche pero cayó muerto antes. Los médicos dijeron que había sido un aneurisma…
Un poco de historia:
Imagine un mundo en que el petróleo pase a un segundo plano,
con combustible que esté al alcance de su llave de la casa, los países en
desarrollo tendrían la oportunidad de invertir su factura en combustibles en
obras sociales, al menos en teoría. Basado en la violación de la teoría algunas leyes
de la física como la primera ley de la termodinámica, Stanley Meyer logró crear,
después de 30 años de experimentar, un dispositivo al interior de un motor de
combustión que producía hidrógeno y oxígeno de agua, a traves de electricidad, usando
un método llamado electrólisis del agua.
Utilizando la electrólisis, no tanques de hidrógenos, ni bombas, sólo agua recorrió 100 millas con un sólo galón. Patentó su invento en 1998 y por eso fue considerado el segundo mejor inventor del siglo. Nació en la ciudad de Grove City, Ohio. Para tristeza de todos los que sufrimos los vaivenes caprichosos del precio de las gasolinas, el 21 de marzo del 98, fue encontrado muerto en el estacionamiento de su ciudad natal. Los médicos forenses dijeron que habían encontrado sustancias venenosas en su organismo.
Una invención que se perdió
Pero esto no es todo: amantes de lo ajeno y del egoísmo impidieron que el mundo compartiera este invento al robar su buggy y todo su equipo experimental, según cuenta su hermano, Steve Meyer. Stan dijo, mientras estaba vivo, haber sido amenazado muchas veces. Se negaba a vender su invento a los árabes propietarios de corporaciones petroleras, lógicamente para proteger sus intereses. Meyer tenía las patentes de su invención y estaba listo para producción masiva del nuevo vehículo. Mil quinientos dólares bastaban, en ese entonces, equipar el carro para que funcionara con agua.
Un árabe le había ofrecido un millón por su secreto, pero Stan expresaba: “No, esta tecnología es para el pueblo.” Y el invento nunca llegó a ver la luz porque ello significaría el fin del imperio petrolero.
Enmohecido por el tiempo, esta invención guarda celoso resguardo en alguna bóveda, en algún búnker, protegiendo a su vez los intereses corruptos y de avaricia de las corporaciones petroleras.
De haberse concretado la producción del vehículo tendríamos un planeta que se recupera del cambio climático, menos enfermedades por la disminución de la polución del aire, del suelo. Poderoso caballero Don Dinero.
Steve Meyer, el hermano gemelo está investigando los hallazgos de su hermano para ver si logra juntar las piezas clave, pero mantiene un bajo perfil, no llama la atención en función de conservar su vida…Acoso de seguidores de Stanley Meyer
Aun el año pasado, seguidores científicos de Meyer sufrieron acoso por continuar la búsqueda en un centro de investigación ubicado en India. Ellos dicen estar familiarizados con la represión que aquellos osados creadores de dispositivos libres de la energía sufren todos los días. En los EE.UU. se han producido literalmente miles de casos.
En Australia, hay una intensa oposición a cualquier persona que utilice el Nitro Cell en cualquier motor. En Nueva Zelanda, el motor que funciona con principios de magnetismo de Robert Adams, que es 700% eficaz, también. En el Reino Unido, a los dispositivos de reparto de agua y motores de imán permanente. En Japón, a Teruo Kawai patentado motor magnético, que es 160% eficaz.
La energía renovable y limpia de las células de hidrógeno para combustible continúan su paso por los laboratorios, por muchas razones, clandestinos, pero podemos esperar que un día el conocimiento de cómo construir este vehículo caiga en las manos de otro, con el mismo espíritu de Meyer y sea una salida a nuestro problema de dependencia de los combustibles fósiles.
Por increíble que parezca, en el II Encuentro de Investigadores Científicos e Inventores Salvadoreños tendremos a un inventor, Carlos Ernesto Blandón, quien ha logrado producir hidrógeno “in situ” para motores de combustión interna. Aún falta la máquina que logre procesarlo, pero es un gran paso.
Para más información visite: www.libros.com.sv
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