El 30 de Mayo se leyó a la prensa un informe sobre los resultados del Detector para la Evaluación de Radiación (DER) del Curiosity, en el cual los científicos concluyen que la radiación que midió el DER durante su viaje a Marte descarta la opción de enviar gente allí utilizando propulsión química. El DER fue incluído inicialmente como un instrumento en el rover, para medir la radiación en la superficie del planeta.
Se logró medir dos tipos de radiación: Rayos cósmicos galácticos, compuestos de partículas de eventos de alta intensidad energética por fuera del sistema solar; y partículas energéticas solares, que son expulsadas a menudo durante las erupciones solares y las explosiones de masa coronal del sol. Al parecer el bombardeo de rayos cósmicos fue constante a lo largo de los siete meses, cubriendo casi el 95% de la exposición total, aún así el flujo solar tuvo cinco picos en radiación, causados por descargas energéticas en el sol.
La conclusión: con la propulsión química, luego de un viaje de un mes de duración en el espacio interplanetario, un miembro del equipo recibiría una dosis de radiación acumulada tal que aumentaría su riesgo de desarrollar un cáncer fatal; además los niveles de exposición superan sustancialmente los permitidos por NASA. ¿Esto significa que no podríamos enviar un equipo humano a Marte sin desarrollar una propulsión más avanzada? fue la pregunta de varios periodistas.
Chris Moore, Vice Director de Sistemas de Exploración Avanzados en NASA, respondió que la propulsión eléctrica solar se podría usar para transporte de cargamentos y equipos de personas, pero “realmente se necesita propulsión nuclear térmica para que los viajes sean mucho más rápidos.”
También fue destacado por Eddie Semones, el Encargado de Salud y Radiación en vuelos espaciales de NASA en el Johnson Space Center, que estos datos son críticos para “cualquier misión que sobrepase la órbita baja de la Tierra”, y que complementan los datos recolectados durante viajes mucho más cortos en el espacio lejano, durante el Programa Apollo.
Pero los científicos aprovecharon la oportunidad para encender el detector durante el viaje a Marte, y recolectaron siete meses de información que describe el ambiente radiactivo que penetró la la capa externa del rover. Esto nos da un estimado de lo que un equipo humano tendría que tolerar, si fuera a pasar varios meses en el espacio lejano, ya que la nave espacial del Curiosity era similar en tamaño y materiales a la del vehículo tripulado Orión que está en desarrollo.
Detector para la Evaluación de Radiación transportado por Curiosity
Se logró medir dos tipos de radiación: Rayos cósmicos galácticos, compuestos de partículas de eventos de alta intensidad energética por fuera del sistema solar; y partículas energéticas solares, que son expulsadas a menudo durante las erupciones solares y las explosiones de masa coronal del sol. Al parecer el bombardeo de rayos cósmicos fue constante a lo largo de los siete meses, cubriendo casi el 95% de la exposición total, aún así el flujo solar tuvo cinco picos en radiación, causados por descargas energéticas en el sol.
La conclusión: con la propulsión química, luego de un viaje de un mes de duración en el espacio interplanetario, un miembro del equipo recibiría una dosis de radiación acumulada tal que aumentaría su riesgo de desarrollar un cáncer fatal; además los niveles de exposición superan sustancialmente los permitidos por NASA. ¿Esto significa que no podríamos enviar un equipo humano a Marte sin desarrollar una propulsión más avanzada? fue la pregunta de varios periodistas.
Chris Moore, Vice Director de Sistemas de Exploración Avanzados en NASA, respondió que la propulsión eléctrica solar se podría usar para transporte de cargamentos y equipos de personas, pero “realmente se necesita propulsión nuclear térmica para que los viajes sean mucho más rápidos.”
También fue destacado por Eddie Semones, el Encargado de Salud y Radiación en vuelos espaciales de NASA en el Johnson Space Center, que estos datos son críticos para “cualquier misión que sobrepase la órbita baja de la Tierra”, y que complementan los datos recolectados durante viajes mucho más cortos en el espacio lejano, durante el Programa Apollo.
Informe Científico
1 de Junio
1 de Junio
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