Brasil celebrará este sábado el Día de la Independencia con nuevas protestas convocadas a través de las redes, y en las que participarían más de medio millón de personas para exigir al Gobierno una mejor calidad de vida y menos corrupción política.
Las manifestaciones han sido convocadas en 172 ciudades, pero podrían tener como escenario principal Brasilia, donde la presidenta Dilma Rousseff encabezará un desfile cívico militar con que se conmemora anualmente (este año será el 191) la independencia de Portugal, informan medios locales.
“Estamos cansados del Mundial [de fútbol] más caro de la historia, de los políticos, de los intereses más altos del mundo, de profesores con salarios miserables, de obras públicas que nunca terminan, de la prensa comprada y manipulada”, dice uno de los grupos que convoca las protestas.
Frente a estos llamamientos, el Partido de los Trabajadores, al que pertenece Rousseff, ha instado a su militancia a “salir a las calles para defender las banderas de la democracia y la justicia social” y dar un “claro respaldo” a la jefa de Estado.
Mientras, la Secretaría de Seguridad de la capital brasileña anunció que, a fin de garantizar el orden durante el desfile, serán desplegados unos 6.250 policías y que tropas de las tres Fuerzas Armadas, estarán listas para intervenir si fuera necesario.
También en Río de Janeiro, el Comando del Ejército alertó que los militares podrán actuar en legítima defensa en caso de que sean agredidos durante el tradicional desfile.
Estas advertencias están relacionadas con la modalidad de las protestas, que en junio pasado se caracterizaron por la proliferación de manifestantes con máscaras o encapuchados, por lo que “el servicio de inteligencia intentará identificar si en las eventuales protestas se infiltran grupos violentos”, a fin de minimizar la posibilidad de enfrentamientos, señalaron las autoridades.
La capital brasileña fue uno de los primeros escenarios de la ola de protestas que en junio pasado arrastró a las calles a alrededor de un millón de personas en demanda de más inversiones en servicios públicos de transporte, educación y salud frente a los millonarios gastos para la preparación del Mundial de Fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016.
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