La fractura hidráulica de petróleo y gas es un gran negocio en EE.UU., donde se llegó en el pasado a recurrir a bombas nucleares para realizar fracturación.
Según indica el portal de tecnología Gizmodo, los experimentos de esta índole se emprendieron a mediados de la década de los 50 a cargo de la Comisión de Energía Atómica y la Oficina de Minas de EE.UU.
El Proyecto Plowshare utilizó dos aplicaciones para explosivos nucleares: excavación a gran escala y canteras, donde se utilizó la energía de la explosión para romper y/o mover la roca. La energía de los explosivos nucleares enterrados a gran profundidad aumentó la permeabilidad y porosidad de la roca por rotura masiva y la fracturación.
En 1967 se llevó a cabo la primera de una serie de experimentos subterráneos. Su éxito inicial condujo a numerosas pruebas adicionales en los años siguientes: en total fueron 27 experimentos y 35 explosiones nucleares. Mientras que la mayoría de los experimentos eran pequeños, las explosiones de superficie fueron llevadas a cabo en Nevada con el objetivo de crear cráteres y canales.
Gizmodo destaca que debido a los problemas ambientales que surgen con la fractura hidráulica, EE.UU. podría retomar la fracturación nuclear.
Según un estudio presentado en la reunión anual de la Unión Geofísica de EE.UU. de Leonid Germanovich, físico e ingeniero civil y ambiental en el Instituto de Tecnología de Georgia, los residuos nucleares líquidos podrían ser utilizados como fluido de fractura en vez de agua.
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